Este “Día del Padre” pasó literalmente desapercibido en el panteón de Las Cruces, donde la postal fue de tumbas olvidadas, cerros de basura y un escenario fantasmal.
Ni un ápice se observó de aquel bullicio que se vive el “Día de las Madres”, donde las expresiones de cariño se palpan desde la entrada, con la vendimia de flores y los operativos de seguridad, que en está ocasión brilló por su ausencia.
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En un recorrido realizado por este camposanto, fue lastimoso el espectáculo, pues el administrador del cementerio “embelleció” la entrada con cerros de basura que cubren una amplia área, que se puede apreciar que tiene días de haber sido abandonados estos desechos.
Son contadas las personas que se les ve buscar entre las tumbas olvidadas a su ser querido, pero la mayoría están en estado de abandono y otras sobresalen entre la vegetación.
Por cierto, tampoco hubo los tradicionales conjuntos musicales, que como es costumbre, en fechas especiales acuden al cementerio a entonar las mañanitas y las canciones que le gustaban en vida al difunto, hoy, solo el canto ocasional de los pájaros fue lo que invadió el ambiente.
En suma, el aspecto fue fantasmal en este sitio de destino final de la vida, en este “Día del Padre”, para ese ser que es la columna vertebral de la familia y que merecidamente se le rinde tributo con canciones, quizá la más emblemática sea la de Mi querido viejo, que también en esta ocasión no se tocó.
Este “Día del Padre” pasó literalmente desapercibido en el panteón de Las Cruces, donde la postal fue de tumbas olvidadas, cerros de basura y un escenario fantasmal.
Ni un ápice se observó de aquel bullicio que se vive el “Día de las Madres”, donde las expresiones de cariño se palpan desde la entrada, con la vendimia de flores y los operativos de seguridad, que en está ocasión brilló por su ausencia.
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Son contadas las personas que se les ve buscar entre las tumbas olvidadas a su ser querido, pero la mayoría están en estado de abandono y otras sobresalen entre la vegetación.
Por cierto, tampoco hubo los tradicionales conjuntos musicales, que como es costumbre, en fechas especiales acuden al cementerio a entonar las mañanitas y las canciones que le gustaban en vida al difunto, hoy, solo el canto ocasional de los pájaros fue lo que invadió el ambiente.
En suma, el aspecto fue fantasmal en este sitio de destino final de la vida, en este “Día del Padre”, para ese ser que es la columna vertebral de la familia y que merecidamente se le rinde tributo con canciones, quizá la más emblemática sea la de Mi querido viejo, que también en esta ocasión no se tocó.
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