Tener una rectora al frente de la UA es un notición para nosotras, es el camino a la igualdad, ocupando por derecho cargos decisivos para la comunidad. Puede tener muchísima influencia en cómo se desarrolle la UA y es un honor enorme para una asociación de académicas porque es el primer premio de una universidad.
Desde los primeros años, empezamos en 2001, estamos muy involucradas en los desarrollos legislativos y eso ha hecho que nuestra lucha haya tenido un impacto grandísimo. y se suman actividades de todo tipo promoviendo que se descubran los sesgos de género para que la sociedad sea consciente, y por la promoción de vocaciones científicas en colegios. Son cuotas que van llenado el vaso poco a poco.
Normas tan básicas como que los comités que evalúan la Ciencia para contratar investigadores sean paritarios es un logro enorme. Aunque muy despacio, hace que vayamos ganado posiciones. Son de acción positiva, no suficiente pero es una puerta de entrada para que las mujeres nos sentemos en puestos donde se toman decisiones. También participamos en la Ley de Igualdad de 2007, y la Ley de la Ciencia de 2011 abogando por la perspectiva de género en los distintos campos. Y seguimos empeñadas en que haya alguna más.
Por iniciar vocaciones tempranas porque hay que actuar antes de los 8 años de edad, en que ya tienen efecto los sesgos. Hasta los 6 años se sienten tan capaces como sus compañeros de ser astronautas o científicas, pero a partir de esa edad empiezan a interponerse los estereotipos de género de forma sutil pero efectiva, como que la Ciencia no es para ellas, que no son capaces, o que no son carreras apropiadas para mujeres.
Que tengamos los mismos derechos no quiere decir que nos comportemos igual. Los sesgos de género permean nuestra educación, de ellos y de ellas, y no es fácil sustraerse. A ellos se les educa en la excesiva confianza en sí mismos. Y el sistema académico funciona por mentores históricamente masculinos con sesgos implícitos, ocultos, de los que no somos conscientes. Las cartas de recomendación sobre ellos es muy común que incluyan términos como brillante o inteligente y para ellas son del tipo «muy trabajadora» y con influencia en el grupo.
O hacemos algo rompedor o va a tener que pasar mucho tiempo. Soy una firme defensora de la acción positiva ante el colectivo sojuzgado. Las instituciones deben ser valientes, hay que imponer cuotas en las disciplinas para que haya por ejemplo más mujeres en Inteligencia Artificial, vamos demasiado despacio.
Todas las ciencias y tecnologías deben incluir la perspectiva de género porque la mayoría de los usuarios de lo que se desarrolla vamos a ser mujeres. Y al hablar de Inteligencia Artificial la situación es bestial. Normalmente se trata de traductores automáticos y compiladores de textos que se nutren de textos e imágenes de los últimos 20 años, ya escritos y que son sexistas. Estamos entrenando la IA con una visión falsa e irreal de la sociedad, y las mujeres concienciadas son imprescindibles para revertir este proceso porque para que no pase los investigadores deben tenerlo en cuenta.
Demasiado. En 20 años se ha mejorado de un 10% a un 25% en proporción de catedráticas por ejemplo. Parece mucho porque es un 50%, pero seguimos siendo poquísimas y, sin embargo, por criterios objetivos de evaluación para la acreditación, las mujeres salimos ganando.
La rectora de la Universidad de Alicante, Amparo Navarro, ha entregado este viernes el Premio Igualdad 2021 a la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas-AMIT, que ha recogido su presidenta, Carmen Fenoll, en el salón de actos del aulario II con estrictas medidas sanitarias. Navarro ha destacado que AMIT «evidencia que hay que seguir trabajando firme por la igualdad de todas, en este caso de las investigadoras y tecnólogas, en todos los campos» con campañas como la de #NoMoreMatildas. También ha destacado «la preocupante situación de las mujeres en las carreras tecnológicas con infrarrepresentación de mujeres investigadoras, con sólo un 24% en Ingeniería y tecnología o un 34% en Ciencias Naturales. Podría producirse una brecha digital y tecnológica que debemos evitar a cualquier precio».
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