Un grupo de científicos extrajo un embrión de ratón del útero de su madre en un laboratorio israelí. El cigoto fue colocado enseguida en uno de los viales de vidrio de un carrete especial que, al amparo de una incubadora y un fluido cargado de nutrientes, forman un útero artificial. Durante los siguientes cinco días, el equipo vio con sorpresa el desarrollo del embrión hasta el punto de latirle el corazón.
El experimento, que parece sacado de una película de ciencia ficción, tuvo lugar en el Instituto de Ciencias de Weizmann, en la ciudad de Rehovot, a unas 12 millas al sur de Tel Aviv, y es la primera vez que un grupo de científicos logra observar el crecimiento de un embrión de un mamífero fuera de su madre.
Según un artículo publicado este miércoles en la revista Nature, que da cuenta de los resultados, el objetivo de las pruebas es el de ayudar a los especialistas a comprender cómo se desarrollan los mamíferos y cómo las mutaciones genéticas, los nutrientes y las condiciones ambientales pueden afectar al feto.
Al alcanzar este punto, el próximo objetivo, dijo Hanna en una entrevista, es superar ese periodo de madurez. Actualmente se está considerando usar una solución nutritiva enriquecida o un suministro de sangre artificial que se conecte a las placentas de los embriones y pueda permitir que su desarrollo continúe.
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