En mi columna de ayer difundí 53 pronósticos para el 2022. Un amigo de Monterrey me preguntó por qué 53 y no 50 o 55. En realidad, no lo sé. Tal vez no cargué suficientemente la pila de mi bola de cristal, y no dio para más.
Tres de los pronósticos tenían que ver con desayunos en Palacio Nacional:
Pronóstico 7: Carlos Slim desayunará con el presidente López Obrador en Palacio Nacional. Otra vez, con la vajilla buena. Otra vez disfrutando ambos de la gastronomía tabasqueña. Otra vez con daños estructurales al estómago del magnate.
Pronóstico 28: El presidente López Obrador invitará a desayunar al locutor Joaquín López-Dóriga. No sacará el presidente la vajilla buena, sino que usarán platos y vasos desechables. El pitorreo en redes será de antología.
Pronóstico 45: El presidente López Obrador invitará a desayunar a Santiago Creel. En la mañanera siguiente AMLO dirá que estuvo de hueva y que fue un desperdicio sacar la vajilla buena.
Sobre el pronóstico de su desayuno combo AMLO, Creel me envío un mensaje por Whatsapp que reproduzco aquí:
Hace muchos años, dos o tres veces me invitó a desayunar el administrador de negocios más talentoso que he conocido, Ernesto Martens.
Ocurrió cuando Martenes era director general de Vitro, en tiempos en que esta era la empresa privada más grande de América Latina, muy lejos de lo que ahora es.
Vitro, tristemente, en los listados sobre las empresas más importantes de México está más o menos en el lugar 100.
Lo único incomodo de desayunar con Ernesto Martens era la hora, absolutamente inadecuada para mí: invariablemente citaba para antes de las 8:00 a. m., no recuerdo si a las 7:45 o inclusive a 7:30 de la mañana.
Además de la principal ventaja de desayunar con AMLO —conversar no solo con el presidente de México, sino con un personaje de dimensiones históricas—, lo maravilloso para cualquier invitado sería ser convocado a hora prudente: después de las 9:00 a. m.
Andrés Manuel no desayuna antes porque su turno de trabajo empieza a las 6:00 a. m. y continúa con la mañanera diaria a las 7:00. La conferencia de prensa normalmente se extiende hasta las nueve, así que en Palacio Nacional se desayuna a hora prudente.
Al presidente López Obrador le gusta desayunar con Carlos Slim. Se entiende: el ingeniero Slim es una persona inteligente e informada con una conversación interesante.
Tal posibilidad la planteó el propio presidente después de que el periodista de Milenio y Radio Fórmula criticara la vajilla y la cubertería de Palacio Nacional, que con certeza se adquirieron en otros gobiernos.
Pienso que no sería agradable para el presidente el desayuno con el periodista más desprestigiado de México. Si no por otra cosa, porque Joaquín es un mamón. Tantos años en la TV lo convirtieron en un tipo que sintió deidad y que, por lo mismo, pensó que podía realizar acciones de corrupción que nadie notaría; pero muchas veces fueron denunciadas en la prensa más crítica y, también, por gente del sector empresarial como la inversionista María Asunción Aramburuzabala.
Como el alacrán, López-Dóriga en el desayuno con AMLO no traicionaría a su propia naturaleza y trataría de darle lecciones éticas y políticas al presidente de México. Pero, ni hablar, si eso decide Andrés Manuel, eso ocurrirá.
Creo que el presidente no ha olvidado —aunque sí perdonado— ciertos agravios que recibió de parte de Creel, cuando este era el secretario de Gobernación en tiempos de Vicente Fox. Así que probablemente ellos no desayunarán.
¿Hay en la oposición gente con la que AMLO sí estaría interesado en desayunar? Lo veo difícil, pero todo es posible:
Respeto, admito y aprecio al presidente López Obrador por muchos motivos; uno de ellos, que siempre ha tratado con justicia al asesinado Luis Donaldo Colosio.
Una día de septiembre de 2005, reunido Andrés Manuel con todo su equipo político —yo estaba presente, meses antes me había integrado a su proyecto—, el entonces precandidato presidencial de izquierda dijo que iría a Magdalena de Kino, Sonora a dejar una ofrenda en la tumba de Luis Donaldo y su esposa Diana Laura. Añadió que me pedía acompañarlo, y aclaró que solo a mí, a nadie más del grupo. Aquí una nota de La Jornada sobre aquel ya lejano evento: https://www.jornada.com.mx/2005/09/18/index.php?section=politica&article=005n1pol
Andrés me invitó porque sabía de la relación personal que tuve con Donaldo, por ninguna otra razón.
Me interesé en el proyecto político de AMLO cuando lo atacaban Fox, Salinas, Diego, los grandes medios, algunos de los principales empresarios de México, etcétera —en el etcétera, desgraciadamente, estaba Creel—; los instrumentos de guerra contra Andrés Manuel eran los videoescándalos y, sobre todo, la posibilidad de encarcelarlo con el desafuero para impedirle ser candidato presidencial en 2006.
En 2004, a diez años del asesinato de Colosio —yo todavía era el director de Milenio—, busqué a Andrés Manuel para entregarle un libro que había escrito sobre lo que viví en el magnicidio de 1994 y, también, para decirle:
No sé si aquel Milenio hizo un buen trabajo, o no. Si sucedió que por decir la verdad sobre los ataques contra Andrés Manuel, el presidente Vicente Fox y su secretario de Gobernación, Santiago Creel —este inclusive en una discusión a gritos frente al dueño del periódico—, me presionaron para dejar Milenio. Lo hice en un arreglo correcto y conveniente para el propietario, siempre generoso conmigo, Francisco González, y me retiré del diario que fundé.
Son hechos de 2005. Cuando Andrés Manuel se enteró de que yo estaba sin trabajo, pidió a un amigo común, el abogado Javier Quijano, que nos invitara a desayunar.
En casa de Quijano, en su espléndida biblioteca, Andrés me propuso acompañarlo en su aventura electoral; ya armaba un equipo y quiso apoyarme de esa manera.
Antes de aceptar le dije que no me iba a poder llevar bien con dos de sus aliados, a quienes siempre he identificado entre los perversos que tanto dañaron a Colosio: el ya fallecido Manuel Camacho y el hoy canciller Marcelo Ebrard.
Andrés me respondió algo como esto: “Eso no importa, lo que importa es el proyecto”. Acepté y me sumé a un grupo político de izquierda. Después se dio la invitación de AMLO de llevar una ofrenda a las tumbas de Luis Donaldo y Diana Laura.
Todo esto lo he contado muchas veces y lo seguiré contando cada vez que considere que viene al caso. Si alguien se aburre, que no lo lea y santo remedio.
Querido Andrés Manuel:
No me dijo al presidente de México, sino al ser humano excepcional que he tratado. Entenderás que no me gustó lo que dijiste el pasado 23 de diciembre, sin mencionarlo por su nombre —evidentemente te referías a él—, del joven Luis Donaldo Colosio Riojas. Te cito:
Ya te habías referido a Donaldo chico —sin nombrarlo— después de que Reforma publicara que el hijo del candidato asesinado, actualmente alcalde de Monterrey, es el único político de oposición que más o menos compite con las fuertes figuras de Morena, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard. Esto dijiste a principios de diciembre en la mañanera:
En Reforma “usan la cuchara para quitar y para poner levadura a los que ellos quieren proyectar. Vean las encuestas, usan mucho la levadura y la cuchara”.
AMLO sobre Colosio hijo
No veo otro candidato de oposición con fuerza para darle cierta pelea a Morena en las elecciones presidenciales de 2024. Ni Lorenzo Córdova, quien más o menos llevaba una buena trayectoria, pero se perdió. Este realmente es un tipo altanero, ya mareado por su cargo en el INE.
¿Puede vencer Luis Donaldo a Claudia o a Marcelo? Honestamente hablando, no lo creo. Pedro sería su derecho hacerle la lucha y crecer en una contienda presidencial como preparación para el 2030.
La jefa de gobierno y el canciller juegan con dos ventajas sobre el alcalde de Monterrey: el inmenso poder de , que tiene la presidencia de México y gobierna ya en casi todos los estados del país, y tu popularidad, Andrés Manuel, que nadie iguala.
Pero si Donaldo se decide, dará la pelea, y qué buena. Enfrenta, sin embargo, un problema mayúsculo: me parece que, por respeto a la memoria de su padre, no iría con el PRI ni siquiera en alianza con el resto de los partidos opositores. Quienes estuvimos cerca del candidato asesinado pensamos que hubo una traición priista detrás del magnicidio…, sí, aquel era un priismo brutalmente desleal… y ahí militaba Ebrard.
Solo como candidato de MC, Luis Donaldo hijo haría crecer al partido de Dante Delgado, pero nada más. Su única posibilidad de ser más o menos competitivo estaría en una alianza entre Movimiento Ciudadano y el PAN, pero no se ve sencilla porque el panismo ha decidido ir al 2024 con el PRI de Alito Moreno, un impresentable que realizo recientemente comentarios miserables sobre Colosio Riojas.
Creo, querido Andrés Manuel, que independientemente del riesgo para Morena —no tan grande— de una eventual candidatura presidencial de Donaldo hijo, tú deberías dialogar con este muchacho.
Cuando lo comparaste con el chileno Boric implícitamente afirmaste que el hijo de Luis Donaldo y Diana Laura nunca ha luchado en su vida.
Te equivocas en el diagnóstico, Andrés. Si la biografía de Donaldo hijo no es una enorme y extremadamente dolorosa lucha de magnitud histórica contra un destino trágico, no sé entonces qué signifique esa palabra.
Conoces esa biografía, Andrés Manuel:
Perdón, querido Andrés Manuel, pero esa sí es lucha y muy difícil, contra la casi siempre invencible fatalidad; no protesta estudiantil ni política electoral bástante limpia, por chilena y de izquierda que sea.
Así creció el joven Colosio, rodeado de gente buena como Agustín Basave , Alfonso Durazo, Heriberto Galindo y Javier Treviño —y muchos otros—, pero también acosado por ambiciosos que lo usaron para todo lo indebido que se te ocurra, Andrés Manuel.
Por razones que no voy a comentar, no he estado cerca de él. La última vez que platiqué con Donaldo hijo, a los pocos días del magnicidio, solo me preguntó si había estado yo con su papá cuando lo mataron. Le dije que sí y me hizo otra pregunta: si el balazo le había dolido. Le respondí que no sabía…, y se fue.
Una vez lo saludaste en el Tecnológico de Monterrey, allá por el 2004, cuando mi hijo Federico Manuel, entonces estudiante de economía, te invitó a dar una conferencia.
Mi hijo y tu gran amigo José María Pérez Gay fueron testigos del saludo entre Donaldo hijo y tú, Andrés Manuel. Los dos, Chema y Fede, me contaron por separado lo mismo y lo interpretaron de la misma forma.
El joven estudiante apellidado Colosio esa vez te dijo al despedirse: “Cuídese, por favor”. No fue una frase hecha, o al menos Pérez Gay y Fede no la vieron así. La percibieron como una preocupación sincera por lo que vivías en ese tiempo: el acoso desde el poder por los videoescándalos y el desafuero.
Lo escribí en algún lado y Colosio hijo me criticó, creo que en Proceso. Envió una carta o dio una entrevista y dijo que yo era un oportunista o algo así y que contaba eso para apoyarte. Lo narré por otro motivo, pero no se entendió. Desde luego, me dolieron sus palabras; ni hablar: así es esto.
Antes de las elecciones del 2021, , con tu autorización, Andrés, buscó a Donaldo para ofrecerle la candidatura a la alcaldía de Monterrey. La idea era reforzar a Clara Luz Flores, quien en equipo con Colosio hijo quizá hoy sería gobernadora de Nuevo León.
Donaldo rechazó el ofrecimiento del más grande de los partidos, Morena, y se la jugó con un partido menor, MC. Derrotó no solo a Morena, sino también a los otros partidos importantes, el PAN y el PRI. Gracias a Colosio hijo el poco serio Samuel García, de Movimiento Ciudadano, es hoy gobernador de Nuevo León, lo que quizá habría que reprocharle fuertemente a Luis Donaldo, pero esta es otra historia.
Invítalo a desayunar, Andrés. Con la buena vajilla y la fina cubertería, aunque se enoje un tipo de la calidad ética de López-Dóriga. Cuéntale tu cena con Colosio padre días antes de que lo mataran. Dale tus impresiones sobre las tumbas de Donaldo y Diana Laura que en 2005 visitamos. Aliéntalo a que siga su carrera política, aunque rete a Morena. Es lo democrático, ¿no?
Sabemos, Andrés Manuel, que popular que sea Donaldo difícilmente vencerá a Sheinbaum o a Ebrard, aunque quizá le quitaría más voto a Marcelo que a Claudia. Lo que pasó en 1994 descalifica al canciller, y bastante.
Dices que Donaldo hijo no tiene ideales. No estoy de acuerdo contigo, Andres. Quizá lo que te molesta no sea la falta de ideales de Colosio Riojas, sino que no sean los tuyos. Pienso que el joven tiene derecho a tener los suyos.
Hablando de ideales, déjame molestarte, solo en plan dialéctico, con una pregunta de respuesta sencilla que seguramente vas a ignorar: ¿En serio tiene ideales Ebrard, el más oportunista de los políticos mexicanos? Si los tiene, habría que definir de nuevo esa palabra porque el significado que conozco no va con Marcelo. Es mi opinión y puedo estar equivocado. Casi siempre me equivoco, aunque pienso que en este caso tengo razón.
Feliz 2022.
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