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El arte de Roger Ballen | Revista Replicante

Roger Ballen es, por una parte, un artista, y, por otra, un pensador. Ambos aspectos están presentes en su obra y ambos merecen un análisis, pero por separado y sin confundirlos.

Roger Ballen. Johannesburg, woman with pet lion, dog, and rat.

Cuando queremos conocer los pormenores de un suceso queremos obtener respuesta a un conjunto de preguntas que nos aclaren, a parte del hecho en sí, las circunstancias y la situación en la que se produjo: Qué, cómo, cuándo, dónde y por qué.

Pero cuando lo que buscamos es conocer una cosa, como una obra de arte, las preguntas son otras. Esas citadas nos aclararían, en el caso de la creación artística, todo sobre el proceso de su manufactura, pero nada sobre el resultado. Para conocer éste necesitamos saber, primero y previamente, además de identificar de qué obra se trata, sus circunstancias: dónde, por ejemplo, en Europa, América, Asia… o, como en este caso que nos ocupa, en qué cultura, la occidental, pues su localización en el cuerno de África no debe llevarnos a error. Saber cuándo sirve para establecer en cuál momento de la historia de la cultura de esa zona se crea la obra, y, finalmente, identificar el tipo de arte que se produjo: pintura, escultura, teatro… La necesidad de conocer las primeras preguntas es tan obvia que es innecesario desarrollar una explicación. Conocer el tipo de arte es necesario porque la intervención del artista es distinta en cada una de las artes. En teatro, por ejemplo, el escritor escribe pero, generalmente, no interpreta, y, como en el cine, no sabemos hasta qué punto el resultado es mérito del guionista, del director o del actor protagonista; en la canción, el poeta, el compositor, el arreglista, el músico y el cantante pueden ser personas distintas. En pintura y escultura, en cambio, el mismo artista concibe la composición y la realiza, pero no por ello, dejan de ser dos cosas diferentes.

I. El conocimiento de la obra concreta de un artista —equivalente a conocer la situación en el caso de un conflicto entre individuos‒ comienza por preguntar quién: ¿Quién decide qué hay que hacer, el artista o el mecenas? En este caso, el artista es independiente y lo decide por sí mismo. Emparejada con la anterior, surge la de por qué: Por qué, en este caso según el propio autor, que describe su fotografía como psicológica, tendría la finalidad de explorar el lado oscuro de la humanidad.

II. Un primer cómo haría referencia a la técnica del artista, a la calidad de su manufactura. La calidad de la técnica de Roger Ballen, que estuvo en contacto con la fotografía desde pequeño, por lo que, aparte de una cierta formación dominaba el arte de forma intuitiva e innata, es incuestionable. Pero, aparte de fotografías, ha hecho cortos, dibujos, teatro, animación e instalaciones y, en todos los casos, habiendo recibido una formación específica para cada una de esas artes.

III. La tercera cuestión relacionada con lo que hemos denominado situación sería el contenido explícito, es decir, el tema.

1. Aunque el autor nos haya dicho que pretende hurgar en la mente del hombre sus primeros trabajos son calificados como de fotografía documental (1968–2000). En ellos se incluyen las series Boyhood (1979), Dorps (1986) y Platteland (1986 a 1994). Aunque, vistos con perspectiva, una vez que sabemos adónde ha llegado, estos trabajos podemos entenderlos como una aproximación desde el mundo oficial y exterior en el que vive el artista hasta el mundo interior de los marginados, entrando, materialmente, en sus hogares y, psicológicamente, en sus mentes. En Boyhood toma imágenes de gente en exteriores realizando alguna acción. En Dorps, principalmente, toma imágenes de casas, del exterior y del interior, y comienza a realizar retratos frontales en interiores ‒en lugar de tomar fotografías de exteriores‒ utilizando la pared como fondo. En la serie Platteland continúa con esta labor.

En 1997 empieza a pedir a los sujetos que retrata, blancos al margen de la sociedad sudafricana, que actúen para escenificar lo universal de la existencia, lo que capta, inicialmente, en la serie Outland (2000), y que denomina ficción documental. Su arte continúa evolucionando en la serie The Shadow Chamber (2005), en la que comienza a incluir dibujos en sus fotografías y desaparecen las personas.

En las series Boarding House (2008) y Asylum of the Birds (2014) realiza instalaciones en lugares abandonados, llenos de objetos viejos, angustiosos dibujos y animales vivos, en general, pájaros.

A partir de 2014 realiza otro tipo de obras: videos, instalaciones, collages y dibujos, además, realizará fotografías en color y cambiará el formato, que ya no será siempre el cuadrado, tradicional en él. Destacable en este periodo son The Theatre of Apparitions (2016), un video que viene a ser un teatro de sombras, el video musical I Fink U Freeky (2013), en colaboración con el grupo Die Antwoord, y diversas instalaciones en galerías y museos.

2. El tema del trabajo de Ballen es el conocimiento del hombre, pero, en especial, Ballen busca conocerse a sí mismo. El artista ha manifestado, ya de joven y como integrante de la contracultura, que desconfiaba del materialismo de la sociedad y que sentía una profunda desconfianza por los valores occidentales. Buscando la verdad, sale de sociedad oficial del primer mundo y acaba en el tercer mundo tratando con personas que viven al margen de la sociedad, entendiendo que, si nuestra cultura no ofrece las respuestas adecuadas, habrá que buscarlas en otro mundo donde se pueda encontrar la esencia del hombre.

Buscando la verdad, sale de sociedad oficial del primer mundo y acaba en el tercer mundo tratando con personas que viven al margen de la sociedad, entendiendo que, si nuestra cultura no ofrece las respuestas adecuadas, habrá que buscarlas en otro mundo donde se pueda encontrar la esencia del hombre.

El contraste entre la vida y la conducta de la gente en el mundo oficial y en el marginal plantea cuestiones como la definición de la normalidad y la locura, de las que sabía por sus estudios de psicología. Se trata de una cuestión que Jean Dubufet, otro artista, había planteado de forma racional y de forma artística al valorar los trabajos artísticos de personas que no pertenecían al mundo cultural, como los marginados sociales, en el caso de los enfermos mentales o ancianos, o de personas no integradas aún en la comunidad, como los niños, y que denominó Art Brut. En las fotografías que Ballen tomó, durante un largo viaje por varios países del mundo, en el que se dedicó a fotografiar niños, ya había advertido que éstos parecían compartir un lenguaje universal y un instinto y una emoción primarios.

La diferencia entre el mundo oficial y el marginal se muestra en la diferencia de expresión que vemos en el arte oficial y en el marginal, o Art Brut, es decir, un arte libre de convenciones, por lo que éste podría ofrecer las respuestas que no es capaz de proporcionar la cultura imperante al estar viciada por normas, curiosamente, culturales. La cultura parece enmascarar la verdad pero, bien analizado el caso, resulta que la cultura oculta la verdad de la esencia humana porque la cultura es producto de una sociedad, supuestamente, racional (ya que hasta la razón se manipula), y defiende la verdad artificial del mundo social, la apariencia. Esa es su falsedad, pero, por otra parte, reconocer la verdad llevaría a la destrucción del mundo oficial. Por lo tanto ¿cuál es la locura, ocultar la verdad esencial o reconocerla? El hecho es que la verdad se niega y se aplasta al hombre veraz, porque la vida social sólo puede ser teatro y el hombre social es una falsificación del ser humano. Pero la contracultura tampoco es la respuesta, es la negación de la cultura sin ofrecer una solución viable.

¿Qué es la locura y qué la normalidad? ¿Qué es la ficción y qué la realidad? ¿Qué es el teatro y qué la vida? ¿Queremos la verdad y vivir en medio de la naturaleza o preferimos la mentira y un mundo lleno de servicios? La sociedad vive en un difícil equilibrio y unas veces la balanza se inclina hacia un lado y, otras, al contrario. La gente busca soluciones a lo que no las tiene.

3. De forma inocente se busca el triunfo del ideal a través de la celebración del carnaval, una fiesta de tradición milenaria (y no es la única de esa naturaleza que hay por todas partes del mundo) en la que la civilización parece quedar en suspenso y en la que el hombre cree que vuelve a ser dueño de su naturaleza.

Pero estas celebraciones no suponen una comparación ni una equivalencia con el mundo marginal. En el carnaval los participantes actúan y saben que actúan. En el mundo marginal los hombres viven su vida sin alcanzar triunfo alguno. En el carnaval los participantes tienen un sentimiento de poder al desaparecer, supuestamente, las leyes sociales, pero no desaparece la sociedad, el carnaval se celebra dentro de los límites de la civilización. En el mundo marginal los hombres siguen bajo el poder de los hombres del estrato social superior. Sólo cuando el artista pide a sus colaboradores que representen una situación podríamos apreciar una cierta similitud con el carnaval, pero, aunque esa gente finja, finge ‒a diferencia del carnaval‒ una realidad, la que descubre Ballen, y se trataría de una representación completamente realista, ni idealizada ni fantástica.

El mundo marginal guardaría relación con el surrealismo, en el sentido del significado que sus descubridores dieron al término, el de ser un más allá de la realidad, al buscar aquel conocimiento que no resulta evidente y que tiene que buscarse en el mundo inconsciente o en los actos propios del instinto en lugar de ser alcanzado por la supuesta racionalidad puesto que esta misma ha quedado alterada por los convencionalismos.

Podríamos decir que la vida es más bien un teatro del absurdo, tanto para unos como para otros. Una realidad con un punto de vista doble, como en esas situaciones que no sabemos si calificar de trágicas o de cómicas. En la vida social el hombre vive alegremente no siendo él mismo. En el inframundo social, el hombre sufre por ser él.

4. Cuanto más profundiza Ballen en la mente del hombre más enigmáticas son sus obras, así las define él, y dice que en ellas hay diversas capas de conocimiento.

En la introducción del catálogo de la exposición The World According to Roger Ballen, que ha tenido lugar desde finales de 2019 hasta mediados de 2020 en el Museo Halle Saint Pierre de París, y de la que también se ha editado un libro con ese mismo título, Martine Lusardy, que es, además, directora del museo y comisaria de la exposición, dice: “Roger Ballen reina sobre el mundo en blanco y negro de la psique humana. Inquietante, provocativa y enigmática”.

Y él mismo reconoce, en su libro anterior, Ballenesque, Roger Ballen: A Retrospective, que en las casas que fotografía había caos y desorden, que la gente vivía al borde de la sociedad y del orden mental y que los sujetos parecían, en última instancia, impotentes, atrapados e inertes, incapaces de cambiar su destino. Y, como hemos dicho anteriormente, realiza instalaciones en lugares abandonados, llenos de objetos viejos, angustiosos dibujos y animales vivos, en general, pájaros.

El público, que no tiene una llave para acceder a las siguientes capas, se queda en la superficie, en la primera, de la cual hace mera descripción, y la define como perturbadora, oscura y aterradora, lo que resulta coherente con la apariencia de sus imágenes, según se ha ido viendo.

IV. Un segundo cómo haría referencia a lo esencial del arte, a la forma de hacer la forma, al estilo. Los textos sobre el trabajo de este autor suelen expresar que su obra es eminentemente psicológica, pero el arte es, esencialmente, forma: forma y nada más: la forma de la forma. El contenido psicológico nos habla del tema del que tratan sus creaciones. Pero el tema puede abordarse de forma no artística, por ejemplo, mediante una exposición racional, y, con ese estilo, el artista podría realizar trabajos de otro tipo, es decir, con otro tema. Por lo que resulta innegable que forma y contenido son cosas diferentes. Roger Ballen es, por una parte, un artista, y, por otra, un pensador. Ambos aspectos están presentes en su obra y ambos merecen un análisis, pero por separado y sin confundirlos.

El estilo de Ballen evolucionó con el tiempo, desde una forma completamente técnica a una totalmente personal, realizando, durante la mayor parte de su carrera, obras fotográficas en blanco y negro con formato cuadrado. Comienza haciendo una labor documental del mundo, fotografiando niños, una etapa que acababa de superar y le resultaba conocida y fácil de plasmar. Las primeras obras en Sudáfrica, de la serie Dorps, también serían fotografías documentales, aunque empieza a relacionarse con la gente a la que retrata y lo hace en el interior de sus propias viviendas. El aspecto de las casas, mal conservadas y desordenadas, resulta ser el origen de su nueva estética y, más útil a este fin, le sería encontrar dibujos en esas paredes. Esos dibujos estaban hechos por personas sin formación artística, pero con alguna intención artística, aunque ejecutados sin las formalidades que podemos encontrar en los profesionales de la sociedad oficial. Esas obras no son otra cosa que la manifestación de una expresión natural, no objetiva sino subjetiva, del ser humano, una capacidad que tiene necesidad de mostrarse.

Percatado del valor estético y del significado de ese mundo, el autor construye decorados en lugares abandonados en los que introduce o utiliza todo tipo de elementos y materiales viejos, sucios y rotos, colocados de forma desordenada; pide a sus colaboradores, individuos de ese sorprendente mundo de marginados de la sociedad oficial, que hagan sus dibujos en las paredes y que aparezcan en sus imágenes, en las que, con frecuencia, se muestran animales. Más adelante el propio artista creará sus propios dibujos e irá reduciendo la presencia humana en sus trabajos. Ballen recrea el mundo real de los marginados para acentuar las características estéticas que ha apreciado en el mundo marginal y para adaptarlas al contenido que quiere transmitir. El resultado es una unidad entre la forma y el contenido que es la condición del arte, la adecuación entre lo que se dice y cómo se dice. Simplificando la cuestión para hacerla fácilmente comprensible, podríamos decir que las buenas noticias se cuentan con una sonrisa en la cara, y las malas, con lágrimas en los ojos. En este momento es cuando Ballen piensa que se ha convertido en artista.

Roger Ballen. Instalación en el Mona Museum, Hobart, Tasmania.

El desarrollo de su arte le lleva a crear instalaciones en galerías y museos. Primero creaba escenarios para sus imágenes, ahora el escenario es lo esencial y la fotografía sólo es la forma de divulgar sus nuevos trabajos. Es decir, Ballen no lo apuesta todo a un arte, Ballen crea obras con distintos tipos de artes. También Ballen cambia el formato de sus fotografías y abandona el blanco y negro para empezar a utilizar el color. Estos hechos tienen un profundo significado, pues nos indican que Ballen cuenta otras cosas. La preocupación inicial de Ballen era conocer y expresar ideas. Ahora, que ya ha analizado idealmente las cuestiones que le preocupaban, le interesa la existencia material del hombre, saber cómo vive ‒el hombre corriente o él mismo, que es lo que realmente quería conocer‒, en el mundo real, y ésa es la interpretación que puede tener el hecho de que el artista aparezca insertado en sus obras.

Su obra es ecléctica, aunque, principalmente, está influida por el Art Brut, arte creado por personas que están al margen de la sociedad y sin formación académica, por ello, primitivo o tosco y centrado en lo expresivo, en el que los dibujos están realizados con ingenuidad pero alcanzan una gran calidad estética. Son creaciones realizadas sin ajustarse a ninguna norma artística, aparentemente, improvisadas o creadas de forma aleatoria y siempre intuitiva ‒a falta de conocimientos técnicos‒, hechas con materiales no artísticos, ni el soporte ni la representación, en la que es importante la textura, que resalta la materialidad de la obra, y en las que los dibujos de las figuras humanas, grotescas y mal realizadas, muestran gran expresividad.

Esta expresividad lo vincula con el expresionismo. Las situaciones absurdas lo relacionan con el teatro del absurdo, o con el surrealismo, cuando éste se entiende como creación de mundos imaginarios, o cuando se le da el sentido original, de buscar en el inconsciente, por la importancia que concede al azar y a la intuición. Finalmente, el uso de arquetipos universales le vincula con el simbolismo. ®

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