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El arte que se abrió paso en el confinamiento | Noticias de Cultura en Diario de Navarra

El Museo Gustavo de Maeztu de Estella abre desde este viernes 17 de septiembre hasta el 31 de octubre las puertas a la una serie de obras fotográficas de un artista de la localidad con una larga trayectoria en la pintura al óleo y otros métodos tradicionales que muestra ahora su trabajo con técnicas más actuales. Diseñador gráfico de profesión, Pedro Irulegui (Estella, 1969) vuelve al lugar del que ya formó parte en 2016 con la propuesta Miradas cruzadas, aunque lo hace por primera vez en la sala de exposiciones temporales. Un regreso fuente de una alegría especial a la que ayer se refería ante los 25 trabajos expuestos. También agradecido al Ayuntamiento y a la directora del museo, Camino Paredes, por la posibilidad de retornar a un lugar que admira porque su evolución como artista ha corrido paralela -decía- al crecimiento del Maeztu.
Las imágenes que el público podrá contemplar desde este viernes se abrieron de alguna manera camino con el confinamiento de la primavera de 2020. De “la contemplación pausada y reflexiva de la naturaleza” durante aquellas semanas nació un proyecto que toma en Tierra Estella la mayor parte de las fotografías con el árbol como hilo conductor. Un símbolo de “la creación y nexo entre el pasado, el presente y el futuro”. El eje pegado a la tierra que se ramifica. Y, en torno a él, “una estética onírica y poética que evoca ensoñación”.
Aunque se abre al público hoy al mediodía, Pedro Irulegui inauguró ayer la exposición en un acto que contó con la presencia del concejal de Cultura, Regino Etxabe, de Camino Paredes, y otros representantes municipales. Admirador de la obra Maeztu con la que en esta entrada del otoño compartirá edificio, destacaba el papel de la pinacoteca en el panorama cultural de la ciudad. “ Su vocación ha sido no trabajar desde lo local hacia lo externo sino traer cosas de verdadera calidad y programaciones durante muchos años. Una oportunidad de ver artistas de primera línea de la que podemos estar orgullosos”, subrayaba.
EN UN LUGAR PRIVILEGIADO
En cuanto a la obra que ahora comparte con Estella, su autor hablaba del fruto de una evolución. Porque, explicaba, previo a la pandemia y al confinamiento afrontó una serie de trabajos con una técnica fotográfica que viene desde lo analógico y consiste en hacer fotografías del mismo elemento con encuadres distintos que conviven luego mediante su disposición en capas diferentes. “ También previo a la pandemia había hecho una serie de colaboraciones como ilustrador para poetas. “De repente me encontré ahí con un lenguaje en común que podía casar con mi concepto. En esa ocasión, cuando yo ilustraba para poetas me tenía que ceñir a sus sensaciones, a sus intenciones, a sus mensajes y a sus versos”, recordaba.
Pedro Irulegui contaba como en ese punto de su trayectoria llegó el confinamiento. Un tiempo en el que no se podía salir de casa pero brindó la oportunidad de implicarse en trabajos a los que antes no había podido prestar mucha atención. “Vivo en un sitio privilegiado en el que puedo observar la naturaleza y vi como iba recuperando su espacio, senderos y caminos que nosotros, entre comillas, habíamos ido destrozando. Y como los animales volvieron a retomar lugares muy cercanos a los que nosotros habitamos”, relata.
Fue ese observar y pensar con calma lo que le condujo a la serie que hoy puede contemplarse en el museo. Pedro Irulegui añade que no todas las imágenes están tomadas en el confinamiento, pero sí muchas de ellas. ¿Hubiera sido posible la serie, en soporte de aluminio combinada con técnicas de creación digital, sin ese tiempo de paréntesis forzado al que llevo la pandemia? “Seguramente sí, pero seguramente no tendría esa apariencia porque no me hubiera centrado en la naturaleza. Estaba utilizando la misma técnica pero más orientada a paisajes urbanos y sociales”.
La que le lleva de nuevo al museo es la exposición realizada con que más cariño, orgullo y dedicación. Lo contaba así para aclarar que nadie reconocerá paisajes concretos en las piezas que la componen. Son “más reflexivas que coloristas o vitales”. También muy arraigadas estéticamente a sus trabajos anteriores y a la corriente pictórica que más le influye. El informalismo, relata, que alcanzó una notable influencia en España durante el siglo pasado y tiene como máximo referente a Joan Hernández Pijuan.

CLAVES

​1 Apertura al público. Puede visitarse desde hoy hasta el 31 de octubre en la sala de exposiciones temporales del Maeztu.

2 Cuándo visitarla. De martes a sábado de 9.30 a 13.30 y de 16 a 19 horas. Domingos y festivos, de 11 a 14 horas

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