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El Arte Sureño desvela su último tesoro: una cueva con pinturas prehistóricas en Bolonia

Más de un siglo después de que llegara a oídos de los investigadores la existencia de muestras de arte prehistórico en el Campo de Gibraltar y la comarca de La Janda, que luego se extendió hasta algunas zonas de la provincia de Málaga, el Arte Sureño esconde todavía algunos secretos y muchos argumentos para los que defienden su inclusión en la lista de Patrimonio Mundial de la Unesco.

El último ha sido revelado por el espeleólogo algecireño Simón Blanco, uno de los mayores investigadores y defensores de estas más de 400 cuevas que abarcan todas las expresiones artísticas de la humanidad. A finales de octubre, Blanco descubrió un nuevo conjunto rupestre integrado en el pequeño núcleo rural del Chaparral, en una ladera del cerro de San Bartolomé, que a su juicio “da una medida del potencial arqueológico de la ensenada de Bolonia y de la necesidad de implementar un modelo de gestión que sea un punto de inflexión en el conocimiento y la conservación del Arte Sureño de este mítico tramo de la costa del Estrecho de Gibraltar“.

El ya bautizado como abrigo del Chaparral I se localiza “en uno de los bloques de arenisca desprendidos de la cima del Bartolomé y forma parte de una gran cerca perteneciente a una construcción tradicional remodelada de las que se encuentran diseminadas alrededor del núcleo rural”. “Afortunadamente, el abrigo se encuentra en una de las caras del bloque que no están dentro de la propiedad y su firme interior es tan reducido que ha minimizado las agresiones que son bastante frecuentes en los abrigos que han sido usados arquitectónicamente o se encuentran en las inmediaciones de este poblado semitroglodítico”, explica el investigador.

Agresiones en abrigos pertenecientes al nucleo semirupestre del Chaparral.

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S.B.

Las pinturas rupestres del abrigo del Chaparral I se encuentran mal conservadas y solo están presentes en las pequeñas hornacinas que se distribuyen por un lateral derecho del abrigo. “Estos pequeños alveolos se configuran adoptando una estructura con forma de panel de abeja, donde se generan las condiciones necesarias para que todavía puedan intuirse algunas pinturas. Aunque sea precariamente, podemos destacar tres de estos receptáculos en los que se conservan unos esquemas muy convencionalizados que son característicos de la prehistoria reciente: la hornacina más elevada presenta una composición con un esquema humano y otro animal incompletos, otra a inferior cota conserva dos antropomorfos muy estereotipados, uno cruciforme y otro en doble “Y” y finalmente encontramos una con un gran signo ovoide y otro signo polibulado”, continúa. 

Abrigo rupestre del Chaparral I.

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S.B.

Simón Blanco subraya que aunque es “poco relevante gráficamente”, tiene un gran interés “porque rellena un vacío importante en la dispersión de los abrigos de la ensenada y por presentar unos patrones de distribución que son comunes con otros abrigos de este territorio”. Estas características los hace sensibles a la degradación al encontrarse en zonas humanizadas y en continua transformación, advierte.

Desde las primeras publicaciones, allá por 1914, de Eduardo Hernández-Pacheco y Juan Cabré hasta la lgran labor de Lothar Bergmann en los 90, pasando por las investigaciones de Henri BreuilMiles Crawford Burkitt en la década de los años 20 del siglo pasado, son centenares de ejemplos de Arte Rupestre los descubiertos, muchos de ellos por Simón Blanco. El algecireño cree que la propuesta para la creación del Parque Cultural Lothar Bergmann, sería “el mejor instrumento para abordar la trascendencia y gran concentración de yacimientos rupestres que desde el paleólítico se vinculan a la ensenada de Bolonia, a la par que se corrigen muchas de las amenazas que actualmente están devaluando, incluso destruyendo este patrimonio”. Y cita “la transformación radical y expansiva de estos antiguos núcleos rurales y la aparición de urbanizaciones modernas, la no inclusión de todo la sierra de la Plata en el parque natural, incendios, apertura de pistas forestales, implantación de parques eólicos, practicas deportivas incompatibles con el Arte Sureño, como la escalada o el búlder, la masificación y agresiones por la difusión de las ubicaciones en portales como wikiloc y principalmente la desaparición completa de los alcornocales que generaban el microclima necesario para la estabilización de los soportes areniscosos”.

Abrigo del Chaparral II usado como establo en la actualidad.

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S.B.

En este arco de sierras que envuelve a la ensenada, el historial rupestre es “muy desigual”. “Mientras la sierra de la Plata alberga varias docenas de yacimientos rupestres que la convierten en un verdadero parque temático del Arte Sureño que solo necesita ser reconocido y gestionado, el cerro de San Bartolomé apenas cuenta con tres ubicaciones. En 1929 el prehistoriador Breuil publica dos hallazgos sobre la aldea del Betis, el Barranco del Arca y el Betín y ya hay que esperar hasta los años 90 para que el investigador Lothar Bergamnn añada el conjunto rupestre del Bujeo que se localiza junto la aldea del Betijuelo”.

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