El Festival Cervantino maquilla datos para esconder fracaso

El Festival Cervantino maquilla datos para esconder fracaso

No se necesitaba a un estadista para darse cuenta de que al público no le interesó el Festival Internacional Cervantino como en años anteriores, a simple vista se notó una menor concurrencia en las calles y teatros. Pero en esta época donde las instituciones “tienen otros datos”, a los organizadores del Cervantino se les hizo fácil presumir —sin cotejar cifras— que, en esta edición, hubo mayor asistencia y sostener que hubo aumento de 6%. Señalaron con orgullo que 213 mil personas acudieron a la oferta cultural pero se les olvidó revisar que el año pasado el propio FIC informó que la asistencia a eventos fue de 367 mil 249. Claro que puede haber varias explicaciones para esta baja: la inseguridad, la economía, la dispersión del Festival en otros estados de la República, pero a quién le importa hacer un análisis serio cuando todo va rebien, ¿verdad? Y para cerrar con broche de oro, la directora del FIC, Mariana Aymerich, tampoco pudo definir cuál será el eje temático, y el país y estado invitados del próximo año. Algo inédito en la historia reciente de la fiesta del espíritu. “Es un trabajo que lleva su tiempito y las negociaciones también”, comentó antes de salir de prisa de la conferencia de prensa y responder sólo un par de preguntas de los reporteros. Ojalá, la directora pueda hacer un pequeño espacio en su agenda…

¿Quién es quién en precios del Cervantino?

Y hablando de cifras, en un rápido vistazo a CompraNet, el sistema que da cuenta sobre las contrataciones públicas del gobierno, nos topamos con los montos que este año cobraron algunos de los artistas invitados a la 47 edición del FIC. Por ejemplo, el grupo Sara Baras con su espectáculo Sombras, recibió por dos presentaciones 3 millones 249 mil 919 pesos. Otro grupo español, La Zaranda, por dos presentaciones de la obra El desguace de las musas se echó a la bolsa un millón 87 mil pesos. Por uno de los platos fuertes de este año, Hamlet, dirigida por Thomas Ostermaier, con la compañía alemana Schaubühne, se pagaron por dos funciones un millón 764 mil 384 pesos. Sorprende que por muy poco menos el concierto de Omara Portuondo y Regina Orozco haya costado un millón 656 mil 43 pesos. Mientras que el concierto de Fito Páez y la Sinfónica de la Universidad de Guadalajara costó 600 mil pesos. La producción de ópera Salsipuedes , de Daniel Catán con la Sinfónica del Estado de México y el Coro Polifónico del Estado de México, costó 2 millones 35 mil pesos. Y la clausura con el tenor Javier Camarena, hoy por hoy una de las figuras más importantes de la escena operística internacional, tuvo un costo de un millón 451 mil pesos. ¿Qué tal? Por cierto, este año la oferta internacional bajó y creció la nacional, especialmente la local. Ya veremos cuánto “tiempito” le dedican a la programación el próximo año.

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Ciudadano por México

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