He tenido trato profesional y amistoso con el doctor Enrique Lelo de Larrea, hasta hace poco tiempo, antes de jubilarse, jefe de Urgencias en el hospital Ángeles de las Lomas.
En Linkedin, la principal –tal vez la única– red social de profesionistas en todas las disciplinas académicas o productivas, la biografía del doctor Lelo de Larrea dice que él es “un trabajador muy estable”, ya que solo dos empleos ha tenido en su vida, subjefe de Urgencias en el Hospital ABC de 1984 a 2001 y jefe de Urgencias en el Hospital Ángeles de las Lomas de 2001 a 2018.
Estoy hablando de un extraordinario ser humano que es un muy destacado profesional en la ciencia a la que ha dedicado su vida: especializado en medicina interna, terapia Intensiva, medicina de urgencias y toxicología.
Le conocí en la sala de urgencias del hospital Ángeles en una época en la que, tristemente, la visitaba con demasiada frecuencia.
Siempre resolvió mis problemas con amabilidad, conocimiento técnico, sapiencia para ir más allá de lo recomendado por la medicina y sentido del humor.
Así es toda la gente que trabaja en los hospitales Ángeles, pero al doctor Lelo de Larrea le estoy particularmente agradecido.
En no pocos momentos muy difíciles logró que me tranquilizara dándome su informada opinión sobre distintos políticos mexicanos, sobre todo Andrés Manuel López Obrador, a quien admira y respeta tanto como el más genuino partidario del actual presidente de México.
Debo aclarar que el doctor Lelo de Larrea no se convirtió en simpatizante de Andrés Manuel a partir de las elecciones de 2018. Lo ha sido desde hace años y, en la medida de sus posibilidades, ha defendido a AMLO en una comunidad –la de los médicos, las médicas de los hospitales privados– poco orientada a la izquierda.
Este miércoles le llamé para preguntarle por su opinión acerca de la carta que el vicepresidente Médico de los hospitales ABC envió a sus colaboradores:
Apreciable Medico:
Por indicaciones de COFEPRIS, les informamos que, a partir de hoy, 13 de mayo de 2020, queda suspendida la toma de muestras para realizar la prueba SARS-CoV2, IgG, hasta nuevo aviso.
El doctor Lelo de Larrea me dijo que le costaba trabajo entender por qué la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios no autoriza al centro médico ABC a enviar muestras a la Clínica Mayo, quizá el mejor hospital del mundo, para la realización de tales pruebas con las que se busca detectar inmunidad con un propósito específico: encontrar donadores de plasma convaleciente para tratar a enfermos graves de Covid.
En la actualidad, esa es una de las principales esperanzas para evitar tantas muertes en todo el mundo. El doctor Lelo de Larrea documentó lo que me dijo enviándome numerosos artículos de revistas especializadas y de medios de comunicación globales.
Después de hacerlo me comentó algo que me llamó poderosamente la atención: parece haber un problema de celos profesionales entre quienes dirigen el sector salud de la 4T y los expertos de los hospitales privados. Así las cosas, consideró urgente que alguien ponga de acuerdo a los destacadísimos médicos del gobierno (Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, dos estudiosos con cuya estrategia el doctor Lelo de Larrea está totalmente de acuerdo) con los profesionales de la medicina de los hospitales privados, especialmente con el principal infectólogo de ABC, Francisco Moreno.
De Francisco Moreno, a quien conoció como su interno hace unos 30 años en ABC, el doctor Lelo de Larrea me dijo que en el gobierno se tiene que aprovechar su experiencia y sus conocimientos . Añadió:
“En mi larga carrera como sub jefe de Urgencias en ABC y como jefe de Urgencias en Ángeles Lomas tuve unos mil internos en más de 60 generaciones”.
“Moreno es uno de los dos más brillantes que conocí. El otro es Enrique Soto, a quien le perdí la pista”.
“Paco Moreno, muy jovencito, en el quinto año de la carrera, tenía en el hospital una caja de zapatos con resúmenes que él hacía de su puño y letra del libro de Harrison, el más reconocido de la medicina interna. Cientos de tarjetas en la caja, no se distraía: estaba invariablemente en lo suyo”.
“Tuve decenas de internos increíbles, pero Moreno y Soto eran verdaderos genios”.
Francisco Moreno, dedicado a la infectología, y otros profesionales de los hospitales privados deberían ser llamados a colaborar con Jorge Alcocer y Hugo López-Gatell, dos médicos eminentes, pero de ninguna manera los dueños de la verdad; dos talentosos funcionarios con formación científica a quienes no les vendría mal escuchar otros puntos de vista, debatirlos, ponerlos a prueba.
El momento es suficientemente delicado, así que vale la pena hacer las vanidades a un lado para unir a todos los que tienen algo que aportar en la lucha contra la pandemia del coronavirus.
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