El metaverso de Zuckerberg ha muerto, larga vida al metaverso

Al metaverso de Mark Zuckerberg le caen en los últimos tiempos chuzos de punta desde todos los frentes. Quienes creen que el carísimo metaverso del fundador de Facebook está abocado a naufragar ya no se callan (y están incluso agazapados en las entrañas de Meta).

Entre las voces agoreras que sentencian a muerte (parece que de manera irrevocable) al metaverso de Meta se encuentra el «padre» original de este concepto, Neal Stephenson, que esbozó primera vez esta idea allá por 1992 en la novela Snow Crash.

«Mi novela sobrevivirá a Zuckerberg», asegura Stephenson en declaraciones a Fast Company. «No invierto mucho tiempo preocupándome por Facebook», apostilla.

Stephenson está actualmente volcado en Lamina1, la empresa que confundó en su día para hacer realidad la idea que alumbró de manera tan certera como visionaria en Snow Crash.

El escritor estadounidense fue el primero en imaginar un mundo digital de naturaleza tridimensional donde los humanos podían existir e interactuar como entidades reales, hasta el punto de poder decidir vivir allí de manera permanente. El universo virtual concebido por Stephenson, donde hay monedas y parcelas digitales, es propiedad de una gran corporación y es única y exclusivamente accesible a través de gafas inteligentes. El metaverso de Stephenson es paradójicamente casi un calco del de Zuckerberg.

Stephenson tiene actualmente una idea muy diferente del metaverso y esa idea choca frontalmente con la de Meta. «No creo que la mayor parte de la gente vaya a acceder al metaverso valiéndose de cascos o gafas», dice el autor de Snow Crash. «Hace 30 años estábamos en un estadio muy diferente en cuanto a los gráficos y el hardware disponible», señala Stephenson. Por aquel entonces parecía indispensable apoyarse apoyarse en gafas o en interfaces complejas para que la gente pudiera experimentar en primera persona el metaverso. Pero hoy las cosas pintan bien distintas en el plano tecnológico, apunta.

A juicio de Stephenson, su primigenia visión del metaverso se ha quedado anticuada y las gafas que otrora parecían irrenunciables por incursionar en mundos virtuales constituyen hoy una barrera muy poco natural que impedirá que esta tecnología sea abrazada en la misma medida (absolutamente masiva) en que en su día lo fueron los smartphones.

Neal Stephenson cree en un metaverso abierto y ajeno a las grandes corporaciones

Aun cuando los universos alternativos solapados al metaverso no sean de naturaleza inmersiva y echen anclas en sencillas interfaces 2D, es posible «sentirlos» a través de los personajes pueblan tales universos. Sus historias son de alguna manera también nuestras historias. Y si tales historias son buenas, serán capaces de atraer como un imán a la gente, asegura Stephenson.

«Lo mejor es pensar en el metaverso como si fuera un medio de comunicación, como lo son también actualmente la televisión, la radio o internet», indica Stephenson. «La gente no discute sobre lo ‘cool’ que es o no la televisión sino sobre lo ‘cool’ que son los programas que allí se emiten», recalca. Por eso precisamente el metaverso no será necesariamente deudor de una «killer app» que eclipse a todas las demás.

El metaverso en su versión más primitiva (los mundos alternativos asociados habitualmente a los videojuegos) es ya muy exitosa. Pero tales universos no están todavía interconectados entre sí y no todo el mundo puede permitirse el lujo de construirlos porque es algo como complejo como oneroso.

Por eso precisamente Stephenson ha alumbrado la compañía Lamina1, para dar a todo el mundo la opción de construir mundos e interconectarlos entre sí utilizando la tecnología blockchain como epicentro de todos sus esfuerzos.

Según Stephenson y Peter Vesennes, los fundadores de Lamina1, el blockchain es la única manera posible de crear economías digitales, conectar mundos, y logran que unos y otros sean interoperables entre sí. Se trata de una visión radicalmente opuesta a la del metaverso de Meta, que parece decidido a trasladar los denominados «walled gardens» al metaverso

Stephenson y Vesennes están convencidos de que el verdadero metaverso no brotará del vientre de grandes empresas sino de «players» más pequeños. A través de Lamina1 ambos quieren poner a disposición de todo el mundo las infraestructuras necesarias para alumbrar metaverso (que son tan abundantes como pródigas en complejidad).

Lamina1 aspira además a generar su propio contenido y atender a las necesidades de los desarrolladores independientes. Su objetivo es pertrechar de las herramientas adecuadas a esos desarrolladores independientes para constatar aquello de lo que estos son realmente capaces (que no es poco).

Los planes de Stephenson propinan un sonoro bofetón Meta, cuyo metaverso parece estar muerto ya. Y no fueron otros quienes lo mataron. Se quitó la vida él mismo.

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Ciudadano por México

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