Educación

Escuela de brunchs para acompañar con un buen café

La palabra inglesa ‘brunch’ resulta de mezclar otros dos términos: el ‘breakfast’ (o desayuno) y el ‘lunch’ (o almuerzo). Esta costumbre, cada vez más arraigada en España, suele celebrarse los fines de semana entre las 11 y las 13 horas. Y, como era de esperar, en ningún buen brunch puede faltar… ¡sí, lo has adivinado: en ningún buen brunch puede faltar nuestro queridísimo café! Pero, además, de café… ¿qué otras cosas necesitas para organizar un brunch?

El brunch desde el siglo XIX

Al brunch hemos ido dándole forma poco a poco desde sus orígenes, que muchos expertos en gastronomía sitúan en el siglo XIX. Existe cierto debate en torno a dónde comenzó a utilizarse la palabra brunch:

  • Inglaterra: Al parecer, el origen del brunch podría encontrarse en la Inglaterra de finales del siglo XIX. Allí, los sirvientes de la alta sociedad libraban cada domingo y para celebrar esta jornada de descanso se reunían entre la mañana y el mediodía para disfrutar de una gran comida en la que se permitían tanto alimentos dulces como salados.
  • Estados Unidos: Algunas personas defienden, al contrario, que los primeros brunchs se disfrutaron en los Estados Unidos (también en el siglo XIX). En este caso, el brunch podría ser una costumbre heredada de los trabajadores de las zonas rurales, que siempre hacían un descanso a mediodía para reponer fuerzas mientras comían y bebían algo. No pasaría mucho tiempo hasta que este peculiar aperitivo llegase asimismo a las casas de la alta sociedad neoyorquina. Los más adinerados de la ciudad solían reunirse para compartir un brunch cada domingo tras salir de caza.

Independientemente de si fueron los ingleses o los americanos los primeros en pronunciar la palabra brunch, lo cierto es que esta tendencia todavía algo desconocida en nuestro país, supone una buena oportunidad para actualizar o dinamizar tu negocio de hostelería. Algunos establecimientos ofrecen brunchs en fechas especiales o durante los fines de semana, pero la mayoría de ellos se encuentran en las grandes ciudades: Madrid, Barcelona, Valencia… Por otro lado, muchos de los locales que ofrecen un brunch se acercan poco a lo que es en realidad un brunch inglés o americano. Así que… ¿por qué no te propones elaborar un brunch mejor que el de la competencia o ser el primer barista de tu ciudad que sirve brunchs? 😉 Es una idea genial para disfrutar con amigos y familia, así que te damos unos tips para organizarla bien:

Qué no puede faltar en un brunch

Como decíamos, la principal característica de este desayuno tardío o almuerzo temprano es que en él se dan cita una gran variedad de propuestas dulces y saladas, además de diferentes bebidas (entre ellas, por supuesto, el café).
Estos son los alimentos y bebidas que no deben faltar en tu brunch:

  • Panes: El producto que de ninguna manera debe faltar en un brunch es el pan. A los clientes o invitados les gusta probar diferentes panes: blancos, integrales, con semillas… No olvides incluir asimismo pan crujiente (o biscote), colines y panes que puedan consumir personas intolerantes al gluten (por ejemplo, un pan hecho con harina de maíz, de arroz y de trigo sarraceno).
    Si te animas a hacer tú mismo un pan casero, ese brunch tendrá sin duda un gran valor añadido. Aunque resulte más sacrificado, piensa en lo bien que combinarían tu café moca o capuccino con un pan con semillas de chía o linaza. ¡Se te hará la boca agua antes de empezar el brunch!
  • Huevos: ¿Te sorprende ver los huevos al principio de la lista? ¡Pues no debería! Los huevos son obligatorios en un brunch inglés o americano, por lo que en la mesa de un brunch español tampoco pueden faltar los huevos revueltos (con beicon), fritos o escalfados. De todos modos, los huevos por excelencia del brunch son los huevos Benedict. ¡Estos sí que tienen que estar presentes! Por si no lo sabes, este plato se prepara con dos mitades de muffin o pan inglés que cubrimos con jamón cocido, panceta ahumada o pastrami y sobre los que añadimos un huevo escalfado y salsa holandesa (hecha con mantequilla, zumo de limón, yemas de huevo, sal, pimienta blanca y cayena en polvo).
  • Lácteos: No olvides tener en tu nevera yogures cremosos (como el griego) que los participantes puedan tomar con frutos rojos, frutos secos, granola… En algunos brunchs también se preparan tablas de quesos con membrillo; un auténtico lujo para los foodies más quesoadictos. Si estás motivado para sorprender con una propuesta casera: ¡haz una cuajada!
  • Dulces: Cruasanes, palmeras, napolitanas de chocolate, gofres… Admitámoslo, en un brunch también nos gusta picar algo de buena repostería. Procura que sean bollos pequeños, para que la gente pueda probar varios sin empalagar su paladar o llenar su estómago demasiado rápido. En cuanto a la repostería casera, es habitual que en un brunch se sirvan tortitas hechas con distintas harinas y bañadas en distintos siropes, tartas de zanahoria, tostadas francesas, pan de plátano, cinnamon (canela) y gingerbread (jengibre) rolls…
  • Alimentos y platos salados: El toque más salado del brunch lo aportan los embutidos, los pescados ahumados (ideales para canapés) y, sobre todo, las patatas hash browns: trozos de patata cortados en juliana, en dados o triturados que después se fríen. Suelen prensarse con un aplastapatatas.
    A mayores, sigue las tradiciones de ingleses y americanos e incluye platos como el gofre con pollo frito, muffins de boniato, paninis con queso cheddar y manzana… Trasladarás a tus clientes a un brunch inglés o americano con un solo bocado.

¿Qué te parece este cursillo rápido para organizar un brunch maravilloso? ¡Que en él servirás un café estupendo ya lo damos por sentado! 😉

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