Si hace unos días os contábamos lo bien que bailan los robots ahora, hoy os podemos contar lo bien que pueden escribir las Inteligencias Artificiales. Tan bien que podrían escribir su propio artículo asegurándonos a los humanos que no tenemos nada que temer.
Gracias al modelo de lenguaje GPT-3 (Generative Pre-trained Transformer 3, o Transformador Generativo Pre-entrenado 3) se puede conseguir hablar con Jane Austen para que nos cuente cómo vivirían sus personajes en el siglo XXI con las redes sociales, continuar poemas de escritores famosos o, incluso, hablar con la propia IA para conocer su opinión sobre la saga literaria DUNE y las drogas como el LSD.
GPT-3 fue creado por OpenAI, un laboratorio de investigación de inteligencias artificiales con sede en San Francisco. Fue fundado en 2015 por, entre otras personas, Elon Musk y Sam Altman (antiguo presidente de Y Combinator). En 2019, OpenAI recibió una inversión de mil millones de dólares de parte de Microsoft.
Con su modelo autorregresivo de Deep Learning, la máquina puede estudiar comunicaciones pasadas y continuar la conversación o crear otras nuevas teniendo en cuenta el estilo del escritor, pero añadiendo nueva información. Por ejemplo, este tipo de inteligencia podría escribir tus correos electrónicos una vez que le digas los puntos que debe tratar. También podría escribir el comienzo de la saga Harry Potter con los estilos de Arthur Conan Doyle o H.P. Lovecraft.
La cantidad de parámetros de su red neuronal le hacen el modelo de lenguaje más grande en la actualidad, con 175 mil millones, superando con mucho a la siguiente IA de este tipo, Turing NLG de Microsoft, con 17 mil millones. El anterior modelo de GPT tenía, solamente, 1,5 mil millones.
GPT-3 puede hablar en inglés y puede codificar usando distintos lenguajes de programación como CSS o Python, entre otros, pero también permite crear imágenes. Sí, imágenes. Tanto dibujos y emojis como imágenes reales de arpas-caracol y sillones con forma de aguacate.
DALL-E (nombre que mezcla al pintor Dalí y al robot WALL-E) es una versión reducida de GPT-3 que permite crear todo tipo de imágenes a partir de descripciones textuales. Tú le dices, por ejemplo, que quieres ver “una vidriera de un arándano” o el dibujo de un “pingüino con un gorro azul y guantes rojos” y DALL-E crea hasta 512 imágenes distintas.
Es cierto que a veces falla y puede equivocarse con alguna prenda, pero usando CLIP, creado por el mismo equipo de OpenAI, se pueden seleccionar las mejores imágenes de DALL-E.
De hecho, los creadores de GPT-3 están muy concienciados con los errores que esta inteligencia artificial puede tener y en su artículo explicativo también hay una sección donde detallan los prejuicios que está IA puede reproducir con respecto al género, la raza y la religión. Por ejemplo, describe a las mujeres con adjetivos relacionados únicamente con su apariencia o utiliza estereotipos como “terroristas, violentos” con la religión islámica.
Otras Inteligencias Artificiales han demostrado sexismo o racismo por los prejuicios de sus propios desarrolladores. Los creadores de GPT-3 temen que esta tecnología pueda usarse también para la creación de spam, fake news o abusos en procesos legales y gubernamentales. Los desarrolladores tienen en cuenta todos estos peligros y se comprometen a la continuación de su investigación para que puedan ser mitigados.
En septiembre de 2020, se anunció que el código de GPT-3 era licencia exclusiva de Microsoft, pero todo el mundo puede apuntarse a la lista de espera para poder usar la API (la interfaz de programación de aplicaciones) de OpenAI. Mientras tanto, podremos seguir jugueteando con esta inteligencia artificial, por ejemplo, en AI Dungeon, que usa esta tecnología para ofrecer historias ilimitadas y personalizadas.
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