En la marcha estudiantil del 27 de agosto de 1968 se registraron dos hechos que le pusieron los pelos de punta al gobierno: en el asta bandera de la Plaza de la Constitución ondeó una bandera rojinegra (símbolo de sangre-socialismo-sindicalismo-rebelión-resistencia-insumisión) y la plancha fue poblada por cientos de estudiantes que pretendían estar ahí hasta la resolución del conflicto que llegaba a su día 35.
El gobierno no tuvo opción en el primero, un hecho inédito. El segundo no lo permitió, usó la fuerza.
Cincuenta y cinco minutos después de la medianoche del 27 de agosto, cuando el mitin había terminado en santa paz, el Ejército llegó al Zócalo. Les dio un plazo a los estudiantes para que desalojaran la plaza, cuando empezaban a acomodarse para quedarse ahí de guardia.
En la edición del 28 de agosto de hace 50 años, Excélsior publicó el desarrollo de la manifestación, que pasó a segundo término. Unos calcularon 400 mil asistentes y otros 200 mil manifestantes. También quedó registrado el desalojo de los jóvenes por parte de los efectivos del Ejército, que fue la nota.
Al término de la marcha y el mitin los dirigentes estudiantiles dijeron: es nuestra plaza, la hemos ganado y no la vamos a abandonar. Después se escuchó el Himno Nacional y ardieron miles de antorchas de papel que iluminaron la enorme plaza.
En el Zócalo estaban los estudiantes rezagados y los seleccionados para la primera guardia. Se quedaron en improvisadas casas de campaña. Eran las 00.55 del 28 de agosto de 1968. Excélsior publicó textual la advertencia hecha a los estudiantes.
“Tienen ustedes cinco minutos para abandonar la Plaza de la Constitución. Se les dejó hacer su mitin y realizar su manifestación. Han estado demasiado tiempo y no se puede permitir que la plaza, para usos comunes, sea dedicada a otros menesteres”. Ése fue el mensaje militar que salió de un altavoz.
Cumplido el plazo de cinco minutos —se lee en la información periodística—, soldados, granaderos, policías, agentes de tránsito, 150 patrullas y bomberos empezaron a avanzar.
A la una de la mañana, por distintos flancos, entró a la Plaza de la Constitución un contingente policiaco apoyado por tanques del Ejército y por carros de bomberos. Los estudiantes gritaron “¡orden!” y se sentaron en el suelo y aplaudieron. Poco tiempo después inició la desbandada.
Los estudiantes salieron por la calle de Madero. Gritaban “¡Libertad, México, Libertad!” Ahí en Madero un automóvil particular fue volcado y convertido en trinchera. Hubo forcejeos entre soldados y estudiantes.
También se informó sobre persecuciones por las calles del centro de policías y soldados a estudiantes. Frente a la Torre Latinoamericana, los jóvenes todavía se tomaron el tiempo de armar un minimitin para refutar la represión, pero en cuanto vieron que iban tras ellos salieron corriendo.
Los jóvenes siguieron la huida hasta avenida Juárez. Se concentraron en la Alameda Central. Otros llegaron hasta Paseo de la Reforma, donde se topa con Juárez y Bucareli, justo donde estuvo la estatua ecuestre de Carlos IV, de Manuel Tolsá, conocida como el Caballito (y donde ahora está una fuente). Y siguieron hasta la glorieta de Colón, sobre el Paseo de la Reforma.
La acción de desalojo del Zócalo estuvo a cargo del general Benjamín Reyes García, comandante de la Primera Zona Militar, y tuvo a su cargo un batallón de paracaidistas, los batallones 43 y 44 de infantería, 12 carros blindados de Guardias Presidenciales, 4 carros bomberos, 150 patrullas y 4 batallones de policías de tránsito.
Al término del operativo militar, el general Reyes García se apersonó en el viejo edificio del ayuntamiento para darle el parte al regente del Departamento del Distrito Federal, el general Alfonso Corona del Rosal.
Aunque el inicio de la manifestación estaba programado a las cinco de la tarde del 27 de agosto de 1968, los estudiantes empezaron a llegar desde la una de la tarde a la calzada de La Milla en Chapultepec. Los jóvenes caminaban mientras comían alguna torta, bajo la consigna de mantener el orden. En menos de una hora hubo 87 grupos formados. La Coalición de Padres de Familia y Maestros encabezó la marcha.
A las cuatro de la tarde del 27 de agosto el tránsito vehicular sobre Paseo de la Reforma quedó cancelado.
A las cinco de la tarde y cinco minutos, cuando tres helicópteros arrojaban propaganda en contra de Manuel Marcué Pardiñas —con una fotografía de este hombre dando instrucciones a unos estudiantes en el mitin anterior—, inició la que se convirtió en otra manifestación histórica.
La información publicada sobre la manifestación, que salió del Museo de Antropología y llegó al Zócalo, una hora y 35 minutos después, señala que integrantes del Consejo Nacional de Huelga (CNH) tan pronto como llegaron al lugar izaron en el asta bandera una bandera rojinegra, la que fue arriada hasta que la mayor parte de los manifestantes dejaron el lugar, dice la nota de Excélsior.
En el mitin, acompañado en distintos momentos del repicar de las campanas de la Catedral, que algunos estudiantes hicieron tañer, participaron seis oradores y ellos volvieron a insistir en el cumplimiento del pliego petitorio de seis puntos.
Aunque días atrás ya se había tomado el acuerdo de realizar un plantón permanente en el Zócalo, Arnoldo Barrón, estudiante del Politécnico, fue quien propuso a los asistentes esa acción, que fue aprobada, como también la realización de un mitin semejante para el 1 de septiembre, a las diez de la mañana.
Marcelino Perelló, estudiante de la UNAM y quien se convirtió en uno de los líderes más visibles y polémicos del Movimiento Estudiantil, colaborador de Excélsior desde 1987 y hasta su muerte, el año pasado, leyó en ese mitin un poema escrito por Isaías Rojas, un estudiante detenido en la cárcel preventiva.
Los oradores en el mitin, además de Arnoldo Barrón, fueron Roberto Escudero, de la UNAM; Enrique Ruiz, del Frente Obrero de la zona de fábricas de San Bartolo; Luis Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, de Chapingo; Heberto Castillo, por la Coalición de Profesores; Fausto Trejo, del Poli, y la señora Silvia O. de Sánchez.
Miles de estudiantes, a pie y en diversos vehículos, recorrieron Paseo de la Reforma, avenida Juárez y Madero en protesta por la agresión de granaderos y Ejército de la que fueron blanco.
Por aclamación fue aprobado que el 27 de agosto se denominara como “Día de la Coalición Revolucionaria”, al constituirse la unión de estudiantes, obreros, padres de familia, maestros y campesinos.
En el mitin se lanzaron censuras e insultos a autoridades, al gobierno, a los legisladores, a la prensa, a la radio, a la televisión y a los líderes “charros”.
Constituida en asamblea, la muchedumbre acordó que el diálogo público con el gobierno se realizara en el Zócalo el 1 de septiembre, a las diez de la mañana, y que se difundiera por radio y televisión.
Durante el mitin se dio lectura a un mensaje que envió Demetrio Vallejo, que para entonces llevaba más de diez años en prisión. El líder oaxaqueño revelaba ahí que había estado durante 21 días con una torturante sonda gástrica en la vía nasal para obligarlo a tomar alimentos líquidos; que ese día se la habían quitado, cuando posiblemente quedaron convencidos de que a pesar de los crueles dolores que le causaban su actitud seguía invariable.
En su mensaje, Vallejo advirtió que ese mecanismo para que comiera le dejaría secuelas, y “hago público que el único responsable es el presidente de la República, por las ulteriores consecuencias que llegue a sufrir por el brutal y torturante procedimiento a que fui sometido o me llegue a someter en el futuro, ya que a partir de hoy he continuado con mi huelga de hambre hasta que la palabra presidencial sea cumplida y se haga plena justicia”.
Los trabajadores de El Ánfora, afiliados al Sindicato Revolucionario de Trabajadores de la Fábrica de Loza El Ánfora, también tomaron la palabra.
Se quejaron de las palabras de Fidel Velázquez, que se había ido en contra del sindicalismo independiente y democrático y en particular a su sindicato. “Para Fidel Velázquez la independencia sindical equivale a un delito y la identifica con la acusación de “comunismo”, que los charros sindicales y algunas autoridades manejan irresponsablemente, como si fuera algo sancionado por el Código Penal”.
Los trabajadores de El Ánfora manifestaron su apoyo al movimiento popular, encabezado por los estudiantes de la Universidad y el Politécnico, Chapingo y gran parte de las instituciones de enseñanza superior de país.
Source
http://www.excelsior.com.mx/nacional/historico-1968-izan-bandera-rojinegra-en-el-zocalo/1261220
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