Es una de las fábulas más conocidas de Esopo, el poeta griego que creó un género, imitado en todos los idiomas con notable éxito. La Fontaine lo hizo en francés y Samaniego en español, entre otros. Si fuéramos a clasificarlo, lo situaríamos en el didáctico, ya que pretenden siempre enseñar una lección moral, sin otra ambición que perfeccionar el espíritu y prevenir contra aquellos comportamientos que, siendo de entrada placenteros, terminan causando daños. De ahí que se consideren hijos de la Ilustración y figurasen en todos los primeros libros de lectura de la infancia. Hoy no sé si es así, y lamentaría no fuese pues su mensaje quedaba grabado en la mente infantil ya de por vida, con efectos positivos
Si ya estás registrado, Inicia sesión
This content was originally published here.