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Jugador de ligas menores

Demetrio Sodi

14 de enero de 2021, 22:02

Aun cuando le fascinan las ligas mayores en el beisbol, López Obrador siempre ha sido, como estudiante, beisbolista, político y ahora como presidente, un hombre de ligas menores, incapaz de dirigir un equipo o un país de ligas mayores.

Es cierto que México todavía no está en las ligas mayores y al nivel de los países desarrollados. Hay regiones del país que están en camino de entrar al primer mundo, pero la otra mitad tiene un atraso comparable al de los países de Centroamérica.

Para entender a López Obrador, hay que entender que nació en Macuspana, vive en Palenque y es en el sureste en donde se siente seguro. Entiende la parte más atrasada del país y rechaza todo lo que tiene que ver con el mundo desarrollado.

Por eso echó abajo el aeropuerto de Texcoco, para él los aeropuertos son sólo lugares donde despegan y aterrizan aviones, como sucede con los de Chiapas, Tabasco y Oaxaca, y no aeropuertos con grandes centros comerciales, que dan servicio a regiones que van más allá de la ciudad en que están y compiten a nivel internacional. Por eso también quiere vender el avión presidencial, un presidente de un país de ligas menores no puede viajar en un avión privado.

Por eso quiere mandar al diablo las instituciones, porque no puede entender un gobierno como el que tenemos, que se ha ido formando para lo que aspiramos, ser un país del primer mundo, con instituciones semejantes a las de los países desarrollados.

Es cierto que para el país que López Obrador entiende, el Estado mexicano es demasiado grande y hay muchas instituciones que no se justifican. Tiene razón, un país de ligas menores no necesita un INE de su tamaño, o un Banco de México independiente, o comisiones de energía, competencia o transparencia o fideicomisos. En el país que él quiere, la voluntad del presidente hace innecesarios todos estos organismos y esos recursos deben canalizarse a los programas sociales.

El problema con López Obrador va más allá de liberales o conservadores, el problema está en que no entiende por qué, en los últimos 30 años, le hemos apostado a convertirnos en un país desarrollado y para qué ingresamos a la OCDE, que es la liga mayor de los países. Es cierto que no lo hemos logrado y tiene razón en que en el camino hemos dejado olvidados a la mayoría de los mexicanos.

Tenemos un Estado del primer mundo, para un país en que la mayoría de la gente vive en la pobreza y más de 50% de la gente trabaja en la economía informal. Para esta gente los organismos independientes son innecesarios, pero para el país que podemos llegar a ser, esas instituciones son indispensables para que exista estabilidad política y, sobre todo, confianza para invertir.

López Obrador no es el presidente para proyectar a México a las ligas mayores de los países, los programas sociales son necesarios, pero no es repartiendo dinero entre la gente como vamos a crecer, desarrollarnos y eliminar la pobreza, sino a través de educación, tecnología e inversión.

El problema con López Obrador es que no solamente no entiende, sino que rechaza convertir a México en un país del primer mundo, él aspira a dirigir un gobierno asistencialista y su falta de visión harán que este sexenio esté perdido para proyectar a México a la liga mayor de los países.

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OCDE AMLO CRISIS ECONÓMICA CORRUPCIÓN EN MÉXICO DESDE LA CANCHA

Demetrio Sodi

Político mexicano

Desde la cancha

Ciudadano interesado en las soluciones para el país y la Ciudad de México. Político mexicano, ha sido diputado federal (1988-1991), senador (2000-2006) y jefe delegacional de Miguel Hidalgo (2009-2012).

Fuente:https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Jugador-deligas-menores-20210114-0137.html

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