El común denominador del arribo de estos parientes de los funcionarios públicos es que llegaron al los cargos por designación y no por tener una trayectoria previa al interior de las dependencias en las que ahora laboran, circunstancia que para los expertos tiene efectos negativos.
“El problema de no tener un servicio profesional es que se favorece más a los leales que a los expertos. Es un detrimento de la administración pública y podría ser potencialmente un acto de corrupción”, dice Fernando Nieto, investigador del Colegio de México (Colmex).
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César Sánchez Gaona, de Ethos Laboratorio de Políticas Públicas, aclara que estos casos no se pueden clasificar como nepotismo,pues la ley es muy especifica y lo clasifica cuando a una persona que es servidor público hace la contratación de familiares, amigos o cónyuges en la misma dependencia en la que labora.
“No tenemos una regulación apropiada para tratar con el nepotismo”, dice el experto al señalar que lo que se puede hacer desde la sociedad civil es verificar que estos funcionarios cumplan con el mandato que se les otorgó.