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La Martha Argerich del violín | Entrevista con Pilar Policano, que tiene 15 años y nació en Lanús  | Página12

Cuenta la historia que en 1954, el presidente Juan Domingo Perón recibía en su despacho a una niña prodigio, con un talento para el piano fuera de lo común. Daba conciertos desde los siete y con apenas doce ya había tocado Schumann en el Teatro Colón.

El Presidente, al enterarse de su capacidad, y conocerla, le ofreció una beca para perfeccionarse, en cualquier lugar del mundo. La joven eligió Viena. “Para estudiar con Friedrich Gulda”, le dijo.

Su nombre era Martha Argerich y con el paso de los años se transformó en una de las pianistas más importantes de la historia. Casi 80 años después de aquel encuentro con Perón, una adolescente que la admira sigue sus pasos. Pilar Policano recorre el mundo, y el 30 de abril captó la atención de todo el país al tocar su violín frente al Papa, durante una visita de Francisco a Budapest. El embajador argentino en Hungría, Hernán Patiño Mayer, viejo conocido del Jorge Bergoglio, fue quien arregló la audiencia. Pilar tocó una versión de “La Cumparsita” con arreglos para solo de violín que duraba menos de cuatro minutos. La hija mayor de Patiño, además, fue directora de la orquesta juvenil de Lanús. Justo el distrito donde nació Pilar hace 15 años.

Pilar comparte con Argerich haber debutado a los 12 en el teatro Colón y haber obtenido una beca a los 14 para estudiar en Austria con los mejores maestros del mundo. “Estoy enfocada en mis sueños”, asegura.

La comparación con Martha Argerich no se da solo por la nacionalidad, por debutar en el Colon a los 12 años y por haber ido a estudiar a Austria. Se debe al talento que los críticos reconocieron en Argerich en su momento y en Policano ahora. 

Esa historia con la música arrancó a los seis años. Su mamá, Laura Minniti, era la directora de la Orquesta Escuela de Lanús, un programa de la Provincia de Buenos Aires donde más de 12 mil chicos y chicas aprenden a conectar con instrumentos y hacer música con sus compañeros de escuela.

Esos instrumentos que formaban parte de su cotidianeidad empezaron rápidamente a ser sus juguetes preferidos. Aprendió violín antes que a leer, sólo para ser parte de aquella orquesta con formato barrial en la que estuvo hasta los 11 años. “La música para mi fue algo muy natural, como parte de un juego, y siempre lo tomé así”, dice Pilar. “En el barrio, en el Colón o con el Papa, para mí siempre fue jugar y disfrutar de la música”, cuenta la adolescente con una sonrisa amplísima .

Aunque es muy joven, los recuerdos de aquellos años en la Orquesta Escuela le agregan a su mirada algo similar a la nostalgia. “Es hermoso estar rodeada de amigas, y ver que te escuchan hacer lo que te gusta”, dice. Y agrega: “La orquesta escuela es donde yo tuve las primeras oportunidades de tocar y de mostrar lo que hago; y no solo a mi, sino a un montón de compañeros, algo que siempre nos impulsaban a ser mejores”.

Desde septiembre de 2005, el Programa de Coros y Orquestas busca ofrecer a niñas, niños y jóvenes de toda la provincia de Buenos Aire, el acceso abierto y gratuito a una educación musical de calidad. Al día de hoy cuenta con 102 sedes de orquestas y coros, ubicadas en escuelas, centros educativos o edificios propios en distintos puntos. Funcionan en horario extracurricular, para no superponerse con la actividad escolar, y por eso uno de los días de mayor asistencia es el sábado. La matrícula actual es de 12.710 estudiantes.

De hecho, la primera vez que Pilar tocó en  Colón fue gracias al programa Orquesta Escuela. “Fue una experiencia hermosa que nunca me voy a olvidar”, dice con un acento en el que ya se empieza a observar algún rastro del idioma alemán.

El primer paso para dedicarse de lleno a la música llegó en 2019. Con 11 años, su profesora la llevó a tomar una master class en la Universidad de Lanús (UNLA) con Rafael Gintoli, uno de los profesores de violín más reconocidos del país. Cuando la escuchó tocar, la seleccionó como alumna. “Fueron años en los que aprendí muchísimo y de mucha exigencia, porque eran tiempos de cuarentena y casi que no parábamos, pero fijate que lo cuento con una sonrisa”, subraya Pilar. 

Otro de los hitos de su carrera se dio en junio del año pasado donde tocó el Concierto n° 2 de Henryk Wieniawski junto a la orquesta Filarmónica de Buenos Aires,  en el Colón. Ella lo define como “uno de los momentos más importantes” de su carrera.

Su familia la completan su padre Pablo Policano y su hermano menor Julián, que la acompañan en la aventura europea que comenzó en octubre de 2022, cuando Pilar fue la ganadora más joven de la historia de la Beca Teresa Grüneisen 2022 , para seguir sus estudios en el exterior.

Con apenas 14 años era seleccionada para viajar con toda su familia a Viena a prepararse junto a Boris Kuschnir, uno de los mejores profesores del mundo. “Yo vengo de una familia normal. No hubiésemos podido hacer este viaje sin el apoyo de la beca. Había que trasladar a cuatro personas y cambiar toda nuestra vida a la otra parte del mundo para que yo estudiara.” 

“La verdad que adaptarse a Viena no fue nada difícil, es una ciudad un poco más chica que Buenos Aires pero preciosa, llena de cultura, con muchos museos son gratuitos, y una escena musical enorme”, dice.  “Acá vienen muchos músicos de los más importantes del mundo y de los que uno más admira”, agrega Pilar. “Vamos mucho a conciertos y teatros y aprendemos todo el tiempo.” 

Tocar para el Papa

Francisco tenía una visita oficial a Hungría, país limítrofe con Austria. La embajada argentina aprovechó la oportunidad para conectar al Sumo Pontífice con “algo de argentinidad”, según define el embajador, razón por la cual se comunicaron con Pilar. Allí fue toda la familia, que se quedó en casa de Patiño Mayer unos días hasta el concierto arreglado. 

El 30 de abril se dio el encuentro en el que Francisco, un gran tanguero, escuchó su versión de “La Cumparsita”. “Cuando terminé lo vi contento y emocionado, hasta me contó anécdotas, y me dijo que yo tenía un gran futuro por delante”, recuerda Pilar.

La artista tiene registrada aquella charla con Francisco como muy “cálida y cómoda”, en la que se habló principalmente de música. “Hablamos de una artista que yo admiro mucho como Martha Argerich, y me contó que una vez se había lastimado una mano y, como tenía un concierto, entonces tocó el Bolero de Ravel para mano izquierda”, rememora.

Argerich es su referente, pero en los relatos de Pilar también aparecen otros artistas destacados como el director Daniel Barenboim y la chelista cordobesa Sol Gabetta. Le gusta “toda la música clásica”.

Pilar se nuestra como lo que es, una adolescente normal, aunque dice ser consciente de la importancia de lo que está viviendo y afirma que está dispuesta a trabajar y aprender junto a sus a sus docentes. “No es fácil dejar todo para venir al otro lado del mundo”, dice, al tiempo que agrega que sin el apoyo de su familia “no podría haber hecho nada”. 

El trabajo, el esfuerzo y el estudio son tres elementos que aprecen frecuentemente en la charla. Sostiene que si bien el talento “es importante”, sin trabajo “no se va a ningún lado”. 

Mientras recomienda escuchar en violín a Hilary Hann, Itzhak Perlman y Jascha Heifetz, se sonroja con la idea de que ella pueda inspirar a otros chicos y chicas en aquel lejano conurbano de su infancia. “No sé si alguien puede sentirse identificado conmigo o gracias a mi se atreve a soñar, pero si es así le diría que no se rinda y que tome cada oportunidad como una puerta que lo puede llevar a donde sea”, afirma. 

“Yo creo que cualquiera que lo sienta y lo desea puede pensar en soñar en llegar a Viena, al Colón o donde sea. La música de cámara es hermosa, y creo que hay que impulsar a los niños que tienen esos sueños a que peleen por ellos. Si lo mío sirve para ayudarlos me parece hermoso.” 

“No sé si puedo hablar de dónde llegué, porque recién estoy empezando”, dice Pilar. “Todavía esto no termina acá, porque yo vine a estudiar y tengo muchos sueños por cumplir.” 

“Creo que es importante trabajar y aprovechar cada oportunidad y como te decía antes seguir jugando. Por supuesto que una va subiendo el nivel y aumentan los desafíos, y detrás de eso hay mucho trabajo, pero al fin de cuentas subo a un escenario y sigo jugando.”

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