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La Política de Nostalgia de Trump: Un Retroceso Económico Peligroso

Francisco C De La Torre

La política económica de Donald Trump ha estado marcada por un fuerte retorno al proteccionismo, con la reactivación de medidas como los aranceles a las importaciones, una estrategia que, según el expresidente, busca revitalizar la manufactura estadounidense y recuperar empleos en sectores considerados en declive. Sin embargo, esta apuesta por el “nacionalismo económico” parece estar más cerca de un espejismo que de una solución real, con paralelismos inquietantes con la Gran Depresión de 1929, cuando una serie de aranceles a las importaciones, impulsados por el presidente Herbert Hoover, agravaron una crisis económica que todavía resuena en la historia.

En un reciente reporte de Fareed Zakaria, se destacó cómo la “política de nostalgia” de Trump no solo ignora los errores del pasado, sino que parece ignorar las nuevas realidades del siglo XXI. En 1929, la ley de aranceles Smoot-Hawley, diseñada para proteger a la industria nacional de la competencia extranjera, provocó una reacción en cadena que hundió aún más la economía mundial. El resultado fue catastrófico: las tensiones comerciales internacionales aumentaron, las economías se desaceleraron y la Gran Depresión se profundizó. Los empleos del campo y la industria no solo no se recuperaron, sino que el desempleo alcanzó niveles históricos, desencadenando una crisis de confianza que llevó a décadas de transformación económica y política.

Hoy, bajo la administración Trump, la repetición de estos errores parece inminente. A pesar de la insistencia en revivir la manufactura en el país, los datos muestran que la economía moderna no depende en gran medida de estos sectores, como lo hacía en la década de 1920. De acuerdo con los últimos datos del Bureau of Labor Statistics, en 2024, solo alrededor del 8.5% de la población activa de Estados Unidos trabaja en manufactura, mientras que un 80% está empleado en el sector de servicios. El empleo en la manufactura ha sido desplazado por un cambio estructural hacia servicios, tecnología y sectores creativos, lo que hace aún más difícil la promesa de una “revitalización” basada en políticas arancelarias.

En lugar de regresar a un pasado que ya no existe, la administración Trump está fomentando una tendencia que podría desencadenar consecuencias económicas graves. La imposición de aranceles no solo aumenta el costo de los productos para los consumidores, sino que también interrumpe las cadenas de suministro globales y afecta negativamente a las empresas que dependen de materiales y componentes importados. Como resultado, la inflación se dispara y el poder adquisitivo de los ciudadanos disminuye, lo que puede empujar a la economía de vuelta a una recesión.

El Desajuste con la Globalización Moderna

En un mundo globalizado, donde las cadenas de suministro se extienden por continentes y los mercados están interconectados como nunca antes, la lógica detrás de la política de aranceles de Trump es cada vez más difícil de justificar. Las economías avanzadas no pueden aislarse del resto del mundo sin enfrentar consecuencias devastadoras. Por ejemplo, al intentar obstaculizar las importaciones de China, Trump no solo perjudica a los consumidores estadounidenses, sino que también crea inestabilidad en el mercado mundial, afectando a países que dependen de ese comercio para su crecimiento económico.

A pesar de la creencia en la “reindustrialización”, el empleo en el sector manufacturero estadounidense no volverá a los niveles de antaño. La automatización y la externalización, junto con la reconfiguración de las cadenas de suministro globales, han dejado atrás muchas de las industrias que una vez definieron a la nación. La nostalgia de Trump por un pasado que ya no existe no hace más que debilitar la capacidad de Estados Unidos para adaptarse a los cambios económicos actuales y futuros.

Impacto en la Economía Global

La política arancelaria no solo afecta a Estados Unidos. El mundo entero se ve arrastrado en el torbellino de la incertidumbre económica. Países como México, Canadá y varias naciones europeas, que dependen del libre comercio con Estados Unidos, se ven ahora en una posición difícil. Los países en desarrollo que han apostado por integrar sus economías a la globalización se enfrentan a un futuro incierto si las políticas de Trump se mantienen. De hecho, en muchas partes del mundo, la inestabilidad económica provocada por el proteccionismo puede agravar las tensiones sociales y políticas.

Conclusión: Un Camino Peligroso

A medida que el mundo se enfrenta a una era de cambios rápidos, con la inteligencia artificial, las energías renovables y la digitalización transformando todos los aspectos de la vida, la nostalgia de Trump por un pasado glorificado se siente más como un lastre que como una solución. Los aranceles y las políticas proteccionistas no solo son ineficaces para recuperar empleos, sino que pueden tener efectos desastrosos sobre la inflación, el empleo y la estabilidad económica global.

Volver al pasado no es una solución para los desafíos que enfrentamos en la actualidad. Si Estados Unidos quiere liderar en el siglo XXI, debe mirar hacia adelante, adaptarse a los cambios tecnológicos y económicos y dejar atrás las políticas que pertenecen a un tiempo que ya no existe. La historia, como enseñan los errores de Hoover, no debería repetirse.

Este artículo fue preparado por www.aimworld.ai utilizando IA

Ciudadano por México

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