Educación

La Universidad española es de las que más ha perdido del mundo en fondos públicos y privados para la investigación

Nadie duda de la importancia que tiene para el avance socioeconómico de un país la investigación que desarrollen sus Universidades, en las cuales es habitual que una parte relevante del quehacer de los diferentes departamentos en materia de I+D sirva para que florezcan empresas de capital riesgo. En España, según los últimos datos de la OCDE, correspondientes a 39 países, la crisis ha devorado la capacidad de I+D e innovación universitaria por haber sufrido estas instituciones grandes recortes en los fondos aportados por el Estado y las empresas privadas.

En 2017, el año más reciente del que tiene cifras oficiales la OCDE, la aportación del Estado para la I+D de las Universidades fue del 0,23% del PIB, de poco más de 2.000 millones de euros, lo que colocaba a España en el puesto 25 de la clasificación de fondos públicos, teniendo por delante a 15 países de la Unión Europea. España es, en contraste, el quinto país de la UE por Producto Interior Bruto.

En lo que respecta a la aportación de fondos por parte de las empresas, fundamentalmente en acuerdos para proyectos conjuntos o de encargo, España ocupa el puesto 23 con una captación de fondos privados del 0,017%, lo que supone una cifra que no alcanza los 200 millones de euros, situándose detrás de 10 socios comunitarios, contando el Reino Unido.

Lo más grave de esta situación no es la tristeza de estas cantidades para engrasar los departamentos de investigación de las Universidades, que además son ya de por sí pobres, sino la brutal reducción de estos fondos durante la crisis económica. Según los datos de la OCDE el descenso anual de los fondos aportados por las empresas desde 2011 fue del 8,1%, el sexto país con mayor reducción, con sólo Finlandia, Rumania y Hungría comportándose peor en este apartado.

En cuanto a la rebaja de fondos concedidos por el Estado desde 2011 fue del 1,25% anual, con 6 países de la UE recortando más, fueron Francia, Italia, Hungría, Estonia, Eslovenia y Rumania. Los países europeos que más dinero aportan a sus universidades para la investigación son Suiza, Dinamarca, Noruega, Suecia y Austria, en cuanto a la financiación pública, y Suiza, Alemania, Bélgica, Holanda y Austria, cuando se habla de aportación de las empresas.

Una fundación estadounidense, la Information Technology and Innovation Foundation ha recogido las cifras publicadas por la OCDE para mostrar el declive estadounidense en esta materia, que es impresionante, aunque en el caso de Estados Unidos hay que tener en cuenta el impresionante poder financiero de sus multinacionales y universidades, que encabezan el gasto mundial en I+D y también, junto a China, el número de patentes.

Los fondos federales para las universidades estadounidenses están al  nivel de 1957. Estados Unidos consiguió el liderazgo mundial económico y tecnológico básicamente por su inversión en educación e investigación. Los fondos para la I+D como porcentaje del PIB en los primeros años sesenta del siglo pasado eran mayores que los que dedicaban sumados todos, públicos y privados, el resto de países juntos.

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