Sinaloa

Las preferencias y las marcas rumbo al 6 de junio en los municipios de Sinaloa

En las elecciones municipales de Sinaloa es donde los ciudadanos muestran constantes cambios en sus preferencias históricas. Aun así hay municipios donde el PRI no conoce la derrota, Badiraguato o Elota, o ayuntamientos donde el humor de los electores es completamente errático, como Mazatlán o Choix. Mostramos los resultados de las últimas ocho elecciones municipales y el comportamiento de los electores para definir las presidencias municipales

Las elecciones 2021 son un batido extraño: PRI y PAN, los contrincantes eternos en las contiendas políticas en México, ahora van aliados; en un segundo bloque están dos partidos que no tienen ni una década de creados, Morena y PAS; y en un tercer bloque están partidos que unas veces van con el PRI, otras con el PAN, y en las últimas elecciones hasta con Morena han integrado candidaturas comunes: es el caso del Verde, PES, PT o Movimiento Ciudadano.

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A esto hay que sumarle que la elección es concurrente, por tanto coincide con la renovación de la cámara de diputados federal, otro siete contendientes por partido o coalición.

Tradicionalmente la sucesión a la gubernatura manda a segundo plano las elecciones municipales, la atención se concentra en los candidatos estatales. Aunque por otro lado, en las elecciones para gobernador la participación ciudadana se incrementa con respecto a las elecciones intermedias estatales, cuando solo se renuevan el Congreso y las Alcaldías.

Sinaloa renueva las 18 alcaldías, y es en los ayuntamientos donde el comportamiento de las preferencias ciudadanas se muestra errático, volátil, cambiante en cuanto a siglas y nombres.

Hace tres años el PRI intentó reelegir a sus alcaldes y terminó en una derrota estrepitosa. Únicamente en un caso, en El Fuerte, los electores ratificaron la decisión que apenas dos años antes habían tomado. En este 2021 es Morena quien repite la fórmula en algunos municipios, dos de ellos con mayor número de electores, Culiacán y Mazatlán.

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La historia y los resultados

El PRI en Sinaloa es consistente en sus resultados, aun con derrotas y declives. En las últimas dos décadas que abarcan ocho procesos electorales para renovar las presidencias municipales (de 1998 a 2018), el PRI solo quedó como segunda fuerza en dos ocasiones -2010 y 2018-, los mismos procesos donde aun con la derrota en votos totales ha logrado mantener la mitad de los 18 municipios.

Con todo y la alternancia casi generalizada en el país, el PRI en Sinaloa conserva nichos donde nunca han sido derrotados, como Elota y Badiraguato. Y un porcentaje de votos que nunca ha sido por debajo de una tercera parte del total, como en 2018 que fue el punto más bajo de sus preferencias ciudadanas y aun así llegó al 34 por ciento de los votos.

El PAN, en cambio, después de mantener en promedio un tercio de las preferencias electorales se ha venido desinflando para quedarse apenas con una quinta parte en los dos procesos recientes (2016-2018). De las últimas cinco elecciones –incluyendo el actual proceso- el PAN ha ido en alianzas en cuatro, solo con la excepción de 2016, cuando fue desplazado a tercera fuerza, como también ocurrió en 2018.

El pico de su fuerza electoral lo alcanzó en dos procesos: en 2010, con el bloque opositor conformado además por PRD-PT y MC, donde pasó el medio millón de votos histórico como tope en Sinaloa. Y en 2004 con Heriberto Félix Guerra a la cabeza y ganaron 6 de las 18 alcaldías sin alianzas.

El PRD, que fue la otra fuerza política histórica donde se agrupó la izquierda mexicana, fue perdiendo votos hasta quedar casi difuminado. Su votación histórica la alcanzó en Sinaloa en 1998, justamente la elección donde Rubén Rocha Moya –actual candidato de la alianza Morena-PAS-, buscó la gubernatura. En la disputa por las alcaldías el PRD alcanzó 140 mil 101 votos, resultado nunca antes, ni después, obtenido. Incluso ganó una alcaldía, Angostura. Ganó poco en estas dos décadas el PRD, otras dos alcaldías –Escuinapa y San Ignacio- y en ambas en alianza con otros partidos.

2018, el arrebato electoral

La concurrencia de la elección presidencial en las elecciones de 2018 –por primera vez concurrentes en Sinaloa- disparó la participación electoral a niveles históricos. Pero marcó un antes y un después de las elecciones porque emerge una fuerza política sin presencia apenas un par de años antes: Morena.

En 2018 se le llamó el tsunami López Obrador, atribuyendo el resultado electoral en otros cargos –alcaldías y diputaciones locales o federales- a una votación sin precedentes por un solo candidato. Morena con sus aliados en la coalición Juntos Haremos Historia, se llevó siete alcaldías, los municipios con mayor población: Culiacán, Mazatlán, Ahome, Guasave y Navolato, pero también triunfos en la sierra y la costa, Choix y Escuinapa.

Aún así, en la sumatoria en la elección por las alcaldías, el PRI solo quedó menos de 4 puntos porcentuales por debajo de Morena y apenas 50 mil votos abajo. Pero de nuevo perdió los centros poblados más grandes, y la capital del estado donde solo había sido derrotado una sola vez en toda la historia, en el lejano 1995.

Para Morena era su tercera elección y la segunda local. En 2016 presentó candidatos a todos los puestos, el resultado fue por encima de lo marginal en todos los casos. En el debut rebasó a la chiquillada, los partidos pequeños que difícilmente alcanzan el 3 por ciento estatal, y se posicionó en un 4.25 por ciento del total de los votos por las alcaldías con 42 mil 466 votos.

Dos años después, con López Obrador en la boleta a la presidencia, Morena incrementó en más de un mil por ciento sus votos. De apenas 42 mil a más de 489 mil.

2016, la última elección del pasado

Hasta la elección de 2016 y anteriores, las fuerzas políticas conservaban una estabilidad que con triunfos o derrotas no sufrían grandes alteraciones. Tan estables, que el total de votos del PRI en 2016 para las alcaldías es casi igual que 18 años atrás, en 1998, rondando los 380 mil.

Lo mismo también en los triunfos en los municipios: el PRI ganó 13 en 2016, y 14 en 1998. La unanimidad del PRI en las alcaldías había terminado desde hace tiempo. El mejor resultado en triunfos acumulados para el PRI fue en 2007, cuando se quedó con 16 de las 18 presidencias.

En 2016 además cayó considerablemente la participación electoral de la historia reciente. De cada 10 ciudadanos con posibilidades de votar solo lo hicieron 4. Fue además el porcentaje más bajo de todo el país: 44.3 por ciento.

En el extremo contrario a la elección de 2016 está la de 2018, donde el porcentaje de participación alcanzó niveles históricos: 60.6 por ciento. Es decir exactamente al revés, votaron 6 de cada 10 ciudadanos con posibilidad de hacerlo.

2010 y 2013, los buenos tiempos

En 2010 la votación a gobernador se polarizó entre dos grupos de poder. Las dos grandes alianzas, una alrededor del PRI y otra alrededor del PAN, rebasaron el medio millón de votos.

El quiebre de 2010 ilusionó a las fuerzas opositoras. Con el PAN en el poder federal, con el triunfo en la mitad de las alcaldías: el PAN logró 9 de las 18 y le dejó la otra mitad al PRI, se anticipaba un reacomodo de las fuerzas políticas en el estado. No fue así.

En 2013 emerge un nuevo partido con registro local, el Partido Sinaloense, y en su primera elección alcanza casi el 10 por ciento de los votos. Y la elección siguiente tres alcaldías y rebasa al Partido Acción Nacional como segunda fuerza.

Aquellos tiempos, el pasado reciente

En 2007 el PRI se levantó del gran susto de la elección anterior. En 2004 estuvo a punto de perder la gubernatura: La diferencia fue solo de 11 mil 380 votos a favor de Jesús Aguilar Padilla, y se resolvió en la última instancia, la corte suprema.

En 2004 la oposición alcanzó siete alcaldías, hasta entonces el mayor número de alcaldías para un partido distinto al PRI en la historia. El antecedente era la gran derrota de 1995 cuando el PAN ganó en Mazatlán, Culiacán, Ahome, Navolato y Escuinapa, mientras el PRD se quedaba con Angostura.

El PRI se reponía rápidamente de una derrota, el PAN no conservaba las preferencias electorales, y el PRD continuaba con una debacle que por aquellos tiempos solo cambiaba en las elecciones federales, pero entonces las locales no era concurrentes y la historia era diferente.

No es igual veinte años atrás

En el mapa electoral de Sinaloa, el municipio de Mazatlán tiene un capítulo especial. Ninguno tan errático en sus resultados como el puerto, justo el primer ayuntamiento donde el PRI rompió su poderío absoluto en 1989. Vota rojo, azul, amarillo o morado –una vez incluso votó por el Partido del Trabajo.

De Mazatlán es también el único político que ha logrado ser tres veces Alcalde, en periodos que no son continuos porque la reelección aun no estaba permitida. Alejandro Higuera se postuló en cuatro ocasiones para la alcaldía y ganó tres de ellas.

Veinte años atrás el mapa electoral era estable sin grandes aspavientos, los partidos políticos aparecen solos, sin alianzas. Hace dos décadas el PRI le sacaba más de 100 mil votos a su más cercano competidor, que históricamente seguía siendo el PAN. Desde que la competencia electoral fue confiable, con autoridades electorales ciudadanas, el PRI se estabilizó por encima del 40 por ciento en las preferencias electorales y el PAN con alrededor del 30 por ciento.

Veinte años después, algunos personajes se mantienen: Rubén Rocha vuelve a encabezar la candidatura por el gobierno estatal en un partido que se autoproclama como de izquierda. Y también se presentan situaciones inconcebibles hace veinte años, como la alianza del PRI y PAN, con candidaturas comunes.

Artículo publicado el 11 de abril de 2021 en la edición 950 del semanario Ríodoce.

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