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Madrid se despide de ‘El Mal Querer’ cautivado por el poder de Rosalía | Europa FM

Emocionada y gozosa, con el poso agridulce que deja la satisfacción del trabajo bien hecho. Así se presentó Rosalía ante los 15.000 fans que esperaban ver con sus ojos, el cierre del círculo que la cantante comenzó a perfilar hace más de un año, cuando destapó las cartas de la baraja de El Mal Querer.

El público, en su mayoría joven, no disimuló el éxtasis del arranque con Pienso en tu mirá‘, conocida y coreada por la mayoría, y que dio paso a su último -y más experimental- estreno, ’A Palé’, que retumbó y llenó de fuerza un estadio enganchado al ‘magnetismo Rosalía’.

Llegó ‘De madrugá y su cautivadora personalidad caló hondo en todos los que a petición de la cantante sacaron sus móviles para iluminar la siguiente, ‘Barefoot in the Park’, como si un millón de estrellas hubieran bajado del cielo para arropar a la que más brilla.

Rosalía en su concierto en el Wizink Center / EFE

‘Que no salga la luna’ y ‘Maldición’ trajeron el folclore, las palmas y los taconeos, pero poca parafernalia necesita Rosalía para llenar el escenario. Ella misma se basta con movimientos grandes, firmes y seguros, además de la desgarradora voz que sacó para cantar Catalina a capella, sola ante la multitud. Antes tuvo unas palabras para su compañero de viaje, El Guincho. “Es el último concierto de la gira, gracias a ti Pablo por aventurarte a hacer esto conmigo”.

’Aunque es de Noche’ precedió al ’Te estoy amando locamente’ de Las Grecas, que ya han escuchado hasta en Austin (Texas), y que dota de una nueva dimensión a la esfera flamenca más tradicional. De eso va Rosalía, de coger las cosas y transformarlas en algo distinto, ni mejor ni peor. Sin prejuicios, alejada de convencionalismos.

Luego llegaron ’Di Mi Nombre’ y ’De Aquí No Sales, que acercan los celos y la violencia de la intrahistoria de El Mal Querer’, casi tanto que la tensión se hizo palpable con el ruido de motores y tubos de escape. El momento rumbita llegó con ‘Millonaria’ y miles de gargantas gritando “Fucking Money Man”, para después quemar todos esos billetes en la plegaria ‘Dios nos libre del dinero’.

Rosalía, en el Wizink Center / EFE

Las Ocho Rosas se encargaron de proteger la fragilidad de ‘Bagdad’ con una coreografía sensible y delicada, para que acto seguido Rosalía se pusiera las gafas de sol y cantase ’Brillo’ pidiendo energía. “Que levanten las manos los que estén brillando, a esos los quiero ver yo”. Después fue turno de las inéditas ‘Como Ali’ y ‘Lo Presiento’, que arrancó con un sample muy conocido para los más jóvenes.

La sorpresa de la noche llegó con la aparición de Ozuna para cantar Yo x Ti Tu x Mi, que hizo que el Palacio de los Deportes se viniera abajo ante la inesperada presencia del boricua. “Darle las gracias a Rosalía por apoyarme, por estar conmigo siempre, te adoro con mi alma, eres parte de mi”. El ritmo urbano que predominaba, alcanzó su clímax con ‘Con Altura’, una de las canciones más reproducidas del año, que inevitablemente subió un par de grados la temperatura del estadio.

El sudor se desvaneció pronto ante la imponente y solemne ’A Ningún Hombre’, preludio de una clausura que se hizo realidad con las dos últimas, Aute Cuture’ y ’Malamente’, la canción con la que pone el broche de oro a un ciclo que comenzó el día que Rosalía fue consciente de su poderío. La incógnita ahora es qué le deparará el futuro.

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Ciudadano por México

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