Mamá: la única amiga que estará en las buenas y en las malas

Una amiga incondicional que estará en las buenas y en las malas: tu madre. Sin importar los vientos ni las mareas, el amor de una madre es el más sincero

Es tu cómplice y tu amiga

Tu madre siempre fue la que te escuchaba cuando eras un niño, necesitando hablar de tu día y de todas las cosas que pasaban en tu vida. Cuando creciste, ella seguía siendo tu lugar seguro al que acudir cuando necesitabas hablar con alguien.

Siempre era la que te escuchaba pacientemente, aunque te salieras por la tangente o hablaras de algo que parecía nos er importante. Escuchaba con paciencia, empatía y bondad en su corazón. Siempre era tu lugar seguro cuando necesitabas a alguien con quien hablar cuando te sentías ansioso o estresado. Era la persona en la que podías confiar tus sentimientos más profundos. Era la persona que nunca te juzgaba, sino que tenía paciencia contigo y te escuchaba con atención.

Y ahora que eres un adulto, esa mujer sigue estando para ti.

Te apoya en tus decisiones

Tu madre te apoya en todos los aspectos de tu vida. Está orgullosa de todo lo que haces, por pequeño o grande que sea. Tanto si sacas sobresalientes en la escuela, como si ganas una beca, te conviertes en el líder de un club u organización, consigues un nuevo trabajo o te casas y tienes hijos; ella está ahí para apoyarte y compartir tu felicidad.

Sabe lo mucho que has trabajado para llegar a donde estás hoy y se siente orgullosa de tus logros. Te apoya independientemente de lo que decidas hacer con tu vida. Tanto si quieres seguir una carrera científica, como si quieres ser profesor o enfermero, siempre te apoyará y estará orgullosa de ti pase lo que pase. Siempre ha tenido en cuenta tus mejores intereses y está orgullosa de ti, independientemente de lo que decidas hacer con tu vida.

Ella te cubre la espalda

A lo largo de tu infancia y adolescencia, tu madre estuvo ahí cuando te caíste y te raspaste la rodilla. Ha estado ahí cuando querías probar algo nuevo y querías que te animara o te aconsejara. Tal vez querías unirte o crear un equipo o club en la escuela o tal vez querías probar un deporte. Fuera lo que fuera, ella estaba allí para apoyarte y animarte, aunque no entendiera realmente lo que estabas haciendo.

Y durante tu adolescencia ella estuvo allí para apoyarte en todos tus esfuerzos, desde la solicitud de ingreso a la escuela, al obtener tu primer empleo, al conocer a tu pareja y hasta el día de tu boda.

El apoyo de una madre es incondicional y te arropa de una manera muy particular en la que te sientes bien, protegido y amado.

Te conoce mejor que nadie

Tu mamá es de las personas que siempre tomará en cuenta a tomar tus intereses sobre los propios. Está dispuesta a renunciar a su tiempo, energía y recursos para ayudarte cuando más lo necesitas: desde proporcionar apoyo emocional en los momentos difíciles hasta escuchar con paciencia y perspicacia cuando tienes algo en mente.

Si hay alguien que te conoce es ella; estuviste conectado a ella de una manera muy especial y esta cercanía física y emocional crea una conexión única entre ustedes. La conexión que tienes con tus amigos o con tu pareja jamás será tan profunda como la que tienes con tu madre.

Tu madre conoce tus puntos fuertes y débiles. Sabe lo que te hace feliz y lo que te entristece. Sabe de lo que eres capaz y de lo que no. Es una persona que puede dibujar un mapa sobre ti.

Aprendiste de paciencia con ella

A lo largo de tu vida, tu madre siempre ha sido una gran oyente. Tiene una paciencia infinita cuando se trata de ser una buena oyente. Puedes acudir a ella con cualquier cosa que tengas en mente y ella estará encantada de escucharte.

No tienes que tener cuidado con lo que dices o cómo lo dices. Ella no te va a juzgar y te responderá con amabilidad y comprensión. No necesita saber todo lo que te pasa por la cabeza ni le preocupa que compartas demasiado con ella. Ella está ahí para escucharte con paciencia y comprensión en su corazón.

No importa lo que suceda, ten por seguro que estará ahí. El amor y el cuidado incondicional de mamá…¡No tiene precio!

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