Francisco C. De La Torre
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CDMX Diciembre 29 del 2024-En un momento de tensión comercial global, la administración de Donald Trump ha renovado su enfoque en México, utilizando aranceles de importación como herramienta de presión para abordar cuestiones de inmigración y la crisis del fentanilo. Las exportaciones mexicanas, esenciales para la economía del país, enfrentan un nuevo reto: ¿cómo responder a posibles aranceles que podrían impactar sectores clave como el automotriz, electrónico y agroindustrial? Y ¿cómo aprovechar el contexto de una batalla comercial simultánea entre Estados Unidos y China para ganar terreno en el comercio internacional?
Desde el inicio de su campaña presidencial, Donald Trump ha enfatizado su visión de un control más estricto de las fronteras y la renegociación de acuerdos comerciales. En 2024, su retórica se ha intensificado, vinculando directamente los flujos migratorios desde Centro y Sudamérica con las acciones del gobierno mexicano. Además, la crisis de opioides en Estados Unidos ha llevado a la Casa Blanca a exigir mayores controles sobre el tráfico de fentanilo desde territorio mexicano.
Para presionar, Trump ha amenazado con imponer aranceles escalonados a las exportaciones mexicanas si no se cumplen sus demandas. Estos aranceles afectarían productos como autos, autopartes, alimentos y electrónicos, pilares fundamentales del comercio bajo el T-MEC.
El caso de China ofrece un paralelismo importante. El reportaje del Wall Street Journal resalta cómo el gigante asiático enfrenta limitaciones estructurales y estratégicas para contrarrestar los aranceles impuestos por Estados Unidos. A diferencia de China, México tiene una ventaja clave: su posición como vecino y socio comercial preferido bajo el T-MEC, que lo hace difícil de sustituir en las cadenas de suministro norteamericanas. Sin embargo, también enfrenta vulnerabilidades como la dependencia de Estados Unidos para el 80% de sus exportaciones.
Para enfrentar este nuevo escenario, México debe adoptar un enfoque proactivo y multilateral, aprovechando las debilidades de China en la guerra comercial y fortaleciendo su posición como aliado clave para empresas estadounidenses que buscan diversificar sus cadenas de suministro. Entre las acciones recomendadas están:
El escenario global ofrece tanto desafíos como posibilidades para México. La guerra comercial entre Estados Unidos y China abre una ventana de oportunidad para que México consolide su posición como destino de inversión estratégica. Sin embargo, también exige un liderazgo decidido y una estrategia clara para navegar las complejas aguas de las relaciones comerciales y políticas con su vecino del norte.
Con Trump intensificando la presión, el futuro de México en el comercio global dependerá de su capacidad para adaptarse, innovar y construir un consenso nacional que trascienda ideologías. El tiempo para actuar es ahora.