Migración forzada en La Laguna, El Siglo de Torreón

En el mejor de los casos quienes se encuentran en la condición de migración forzada y pasan por nuestra región han encontrado señales de solidaridad en diversas organizaciones civiles, iglesias y universidades que han procurado organizar espacios solidarios de atención y cuidado temporal. Pero hay otros casos en donde el rostro lagunero encontrado ha sido el riesgo y la persecución. Comprender un fenómeno así no es sencillo y atenderlo eficazmente es aún mucho más difícil. Recientemente las provincias mexicana y centroamericana de los jesuitas publicaron un documento sumamente esclarecedor de las causas estructurales y culturales de la migración forzada en la región de Centroamérica hacia el norte. Expongo aquí líneas generales con el ánimo de favorecer una mejor compresión de la situación y sus posibles vías de atención estructural.

El documento denominado “Postura de la Compañía de Jesús en México ante las migraciones forzadas” está centrado en la migración que se genera en Honduras, El Salvador y Guatemala. No se abstiene en señalar que Nicaragua merece un tratamiento aparte por la situación política que, dice el texto, “tanta muerte, represión y migración forzada está provocando”. A partir de su experiencia de trabajo directo y el apoyo de personas investigadoras y expertas, los jesuitas encuentran siete causas estructurales de la migración forzada: la desigualdad de oportunidades para el desarrollo humano pleno asociada a un modelo económico; la desilusión hacia los procesos democráticos existentes; la deficiencia de los sistemas tributaros y de protección social; la influencia del narcotráfico y el tráfico de armas; la inseguridad, militarización y sistemática violación a los derechos humanos, la vulnerabilidad frente a las amenazas inducidas por el cambio y la variabilidad climática y el horizonte individualista de la vida paralelo a la priorización de categorías globales sobre las locales.

Para enfrentar esta situación y atender de raíz esas causas, en el documento se plantean cuarenta y tres propuestas. Si el diagnóstico es muy completo, me parece que el gran aporte del documento son precisamente las líneas de acción que presentan. En esas 43 propuestas están la necesidad de cambios en los sistemas tributarios, revisión y transparencia en el gasto público, fortalecimiento del mercado común centroamericano, infraestructura, autonomía de fiscalías y otros órganos, programas de prevención de la delincuencia y evaluación de las estrategias de seguridad pública, revisar las políticas de producción y venta de armamento en Estados Unidos y el tránsito ilegal a México y de allí a Centroamérica, frenar la deforestación, impulsar sistemas agroalimentarios que favorezcan la producción regional, promover la cultura de la hospitalidad, entre muchas otras.

El documento citado encierra toda una propuesta de reorganización de la política pública en esos países, el fortalecimiento de la democracia y los estados, la transparencia en el ejercicio gubernamental y un combate eficaz a la corrupción. Deja la impresión el texto que nada de esto será posible sin la intervención comprometida particularmente del estado mexicano y de los Estados Unidos. Mientras la debilidad institucional en aquellas región no se atienda y sus vecinos del norte no le entren a temas de estado, el documento deja la sensación que la migración forzada será una dramática realidad por muchas décadas.