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Nunca jamás

El odio e intolerancia son problema de todos. La educación siempre será el antídoto; la ignorancia, el peor enemigo. Esto aplica para todas las dificultades.

¿Y POR QUÉ NOS ODIAN?, PREGUNTA UNA NIÑA DE CINCO AÑOS A SU COMPAÑERO DE OCHO, CON EL QUE HUYE DE LOS NAZIS EN LA FRANCIA DE 1943. PORQUE SOMOS JUDÍOS, RESPONDE ÉL. ¿Y SI DEJAMOS DE SERLO?, PREGUNTA ELLA INGENUAMENTE. NO SE PUEDE, ASÍ SOMOS, LE CONTESTA.

Éste es un párrafo que me conmovió profundamente, extraído de la película El viaje de Fanny, que se presenta actualmente en el Festival Internacional de Cine Judío en México.

Esta semana, el 27 de enero, se conmemora el Día Internacional de la Memoria del Holocausto, fecha que marca la liberación del campo de exterminio Auschwitz, hace 75 años. En Jerusalén, en Yad Vashem, se llevó a cabo el V Foro Mundial del Holocausto.

¿Por qué recordar tanto dolor, tanto sufrimiento? Para no olvidar, aprender y no repetir. Para entender, educar y conocer las consecuencias de la ausencia de la intervención, de la indiferencia, del silencio. Para terminar con el antisemitismo y toda forma de discriminación. El odio e intolerancia son problema de todos. La educación siempre será el mejor antídoto; la ignorancia, el peor enemigo. Y esto aplica para todas las dificultades sociales a las que nos enfrentamos.

Frank Walter Steinmeier, presidente de Alemania, lamentó el papel de su país en la Segunda Guerra Mundial, que costó mas de 50 millones de vidas de todas nacionalidades, religiones y razas, en un discurso pronunciado en el foro. Condenó el aumento del antisemitismo en el mundo diciendo: Los espíritus del mal están emergiendo de nueva forma, presentando su pensamiento antisemita, racista y autoritario como una respuesta para el futuro, una nueva solución a los problemas de nuestra época.

Esta semana, sentada frente a mi terapeuta, le pregunte: ¿Y por qué me odian?, a lo que me contestó: Porque eres mujer. Mi siguiente pregunta fue: ¿Por qué me hacen esto?, y me respondió: ¡Porque pueden!. Al igual que los nazis, en el Holocausto, cometieron todas esas atrocidades porque pudieron, porque nadie les puso un alto.

Hoy no podemos permitirlo. La intolerancia de religión, género, orientación sexual, raza o de lo que sea, no es justificable. Ya sabemos que no podemos, ni queremos dejar de ser lo que sea que somos. Lo que sí podemos hacer es educar y educarnos, es una obligación, pero sobre todo, debemos ser solidarios, esa es una elección.

En todos vivió esa niña ingenua como la de la película, que no conocía el alcance de la maldad ni ambición de otros, pero que tuvo que morir por dentro para defenderse y enfrentarse a la cruel realidad.

Elie Wiesel, escritor y sobreviviente del Holocausto, dijo: Siempre tenemos que tomar partido. El ser neutral siempre beneficia al opresor, nunca a la víctima. El silencio ayuda al que atormenta, nunca al atormentado. A veces hay que interferir. Cuando vidas humanas están en peligro, cuando la dignidad esta comprometida, las fronteras nacionales se vuelven irrelevantes.

Donde sea que hombres y mujeres sean perseguidos por su raza, religión o puntos de vista políticos, ese lugar ­—en ese momento— debe ser el centro de atención.

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