Fue una de los íconos de los 90 gracias a su belleza y sensualidad. Se tomaba las portadas de diferentes revistas y atraía la atención cada vez que aparecía en público. Y aunque antes era popular por su apariencia, hoy en día a sus 55 años Pamela Anderson es más que una cara bonita: es una escritora, activista y bailarina.
Y es que Pamela, aunque fue coronada como un “ícono de belleza”, nunca se sintió una “reina” en sí misma. Siempre intentó ser “humilde” respecto a cómo lucía.
“Nunca me sentí una gran belleza, nunca. Solo sentía que tenía algo divertido”, dice la ex Playboy.
Porque aunque todo el tiempo le han destacado lo hermosa que es, y lo icónica que fue en su juventud, Pamela siempre ha intentado mantenerse humilde y aterrizada respecto a su apariencia, sobre todo ahora en este mundo inmerso en las cirugías plásticas y los diferentes procedimientos para evitar los signos de la edad.
Por ello, la actriz de “Baywatch” se niega rotundamente a las cirugías.
“No puedo esperar a verme anciana. Siempre dije que me reconocería a mí misma cuando me mirara en el espejo. Quiero que mi pelo se vuelva naturalmente gris, no usar maquillaje. Quiero decir, ese es mi estado de comodidad”
-Pamela Anderson a Page Six.
“Muchas mujeres que fueron clásicos íconos de belleza han tenido problemas con envejecer. No creo que sea difícil para mí y no quiero caer en eso. No quiero hacerme todas esas cosas locas a mí misma”, dijo respecto a las cirugías.
Porque aunque en el pasado aumentó sus senos, con el tiempo se arrepintió y quitó esos implantes, aceptando su apariencia natural y, sobre todo, el paso del tiempo.
Prefiere ser natural.
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