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¿Qué fue la Guerra de Castas, por la que AMLO ofreció disculpas?, El Siglo de Torreón

Para que ese levantamiento en armas sucediera hubo diferentes momentos; sin embargo, hubo uno especial: el discurso que Manuel Antonio Ay Tec dijo a su hijo el 25 de julio de 1847 como sus “últimas” palabras, en las que señaló que iba a morir por haberse “comprometido incautamente en una gran guerra que pronto deberá estallar contra los blancos, guerra cuyas consecuencias quién sabe hasta dónde llegarán, ni quién sabe hasta cuándo acabarán”.

Esas palabras fueron documentadas por Carlos Vadillo Buenfil en su artículo “La Guerra de Castas en la rebelión de los Cruzoob, de Miguel Ángel Suárez Caamal: De la veracidad histórica a la ficción novelesca”, publicado en la Revista Península, en 2017.

“El caudillo de Chichimilá, acusado de sublevación, es uno de los primeros mayas represaliados por los yucatecos, y su ejecución desencadenaría la rebelión indígena conocida por la historiografía como Guerra Social Maya o Guerra de Castas. El meollo de este conflicto armado fue, como el de otras contiendas, una guerra de clases entre dominadores y dominados en la que era necesario escarmentar y reprimir a los indios insolentes que se habían atrevido a levantar la voz y el puño contra la civilización y el progreso, contra la paz social, la seguridad de la propiedad y el orden institucional establecido, vigilado y sancionado por los blancos yucatecos. Dicho de otro modo: por la clase poseedora, representada por latifundistas, industriales y comerciantes”, señaló Vadillo Buenfil.

Para la investigadora María del Carmen Valverde Valdés, “esta sublevación” tuvo características particulares, pues no sólo ha sido el que se ha prolongado por más tiempo sino también, “fue el que logró mantener una amenaza real al orden establecido, e incluso por momentos estuvo cerca de la victoria”.

“En primera instancia, mientras que otros alzamientos fueron sofocados relativamente con rapidez o incluso en unos cuantos días, éste duró más de medio siglo, periodo en que los mayas que habitaban la parte oriental de Yucatán resistieron todos los intentos de pacificación; además, sus bases siguen vivas hoy en día. Este hecho lo convierte en uno de los acontecimientos históricos más complejos de su género. Aunado a sus implicaciones políticas, económicas y sociales, a lo largo de los años los elementos religiosos del levantamiento, centrados fundamentalmente en torno al culto de la ‘Cruz Parlante’, se organizaron en una nueva iglesia maya, con su culto y su ritual propios, y a la fecha no se puede separar la importancia religiosa de este culto, de su aspecto combativo y de resistencia”, indicó Valverde Valdés en el artículo “La Guerra de Castas. Península de Yucatán (1847-1901)”, publicado en la revista Arqueología Mexicana.

Sin embargo, Valverde Valdés señaló la denominación de “Guerra de Castas” “presenta problemas, ya que reduce el conflicto al enfrentamiento entre dos grupos raciales antagónicos, ‘los indios’ y ‘los blancos’, cuando la realidad, evidentemente mucho más compleja, rebasa con creces esta visión simplista. A lo largo de los años los mayas sublevados, autodenominados macehuales, y conocidos por algunos como cruzoob (por ser ‘los que combaten por la cruz’), no formaron un bloque homogéneo. El movimiento se fraccionó, se reestructuró y se recompuso varias veces, con distintos líderes a la cabeza, quienes en ocasiones dieron golpes de Estado para después ser asesinados por los ‘blancos’ o por los cabecillas rebeldes siguientes”.

Ahora, 120 años después, luego de ofrecer su conferencia matutina desde Chetumal, Quintana Roo, el Presidente encabezó un acto conmemorativo denominado como “Petición de perdón por agravios al pueblo maya”.

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