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¿Qué hacer con el padrón electoral?

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Actualización 28/01/2020 – 14:11

Luis Carlos Ugalde

Democracia Eficaz

LCUgalde

El presidente López Obrador desistió ayer de la petición que hizo Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, para obtener los datos biométricos del padrón electoral a cargo del Instituto Nacional Electoral (INE). “No es prioritario”, dijo, y luego añadió con una sonrisa burlona: “Y como están muy sensibles los del INE, pues no hay que testerearlos”.

La credencial de elector del INE se ha convertido en el identificador de los mexicanos y el padrón electoral en la base de datos más completa y confiable de los ciudadanos del país. No debería de ser responsabilidad del órgano electoral identificar a los habitantes de un país, pero la falta de cumplimiento de la Ley General de Población de 1992 ha hecho que el INE lo haga y lo ha hecho muy bien.

Cuando se expidió esa ley se estableció que la Secretaría de Gobernación emitiría la cédula de identidad ciudadana (CIC). En un artículo transitorio se estipulaba que el Registro Nacional de Ciudadanos utilizaría la información del padrón electoral en manos del entonces IFE para expedir la cédula de identidad ciudadana. Los años pasaron y jamás se hizo realidad ese mandato. Así, por la omisión de otros, la credencial de elector se ha convertido no solo en un medio para sufragar, sino sobre todo en el instrumento más valioso de identidad del país.

Durante los últimos años del gobierno de Felipe Calderón nuevamente se quiso retomar este ejercicio. En 2011 se reformó el Reglamento de la Ley General de Población y se lanzó el programa para crear el Registro Nacional de Menores y emitir la Cédula de Identidad Personal. El objetivo era registrar a 25.7 millones de mexicanos menores de 18 años y entregarles un documento de identificación personal. El programa no sobrevivió el cambio de gobierno y únicamente logró registrar a 6.8 millones de menores y entregar 1.5 millones de micas.

Hoy nuevamente surge este debate. En las últimas semanas se generó una discusión acalorada sobre la petición que hizo la Secretaría de Gobernación al INE para que le preste los datos biométricos. El INE respondió que no era posible por razones de confidencialidad. Argumentó –además– que la base legal que sustentaba que el gobierno podía recurrir al INE para usar el padrón electoral ya no era válida por diversas razones. Otros dijeron que el gobierno quería los datos biométricos para uso político electoral.

López Obrador ha matado la querella, pero el tema de fondo persiste. ¿Quién debe ser el responsable de identificar a los mexicanos? Aunque el IFE/INE hayan hecho una buena labor en las últimas tres décadas, ello no justifica que deban seguirlo haciendo para siempre. En la mayor parte de los países del mundo quien identifica a los ciudadanos no es el órgano electoral, sino una instancia del Estado responsable del Registro Civil. Y la autoridad electoral usa esa base universal para sus propósitos de identificar a los votantes.

Por la desconfianza que existe, no debería ser la Secretaría de Gobernación la responsable de emitir la cédula de identidad ciudadana. Pienso que sería mejor que un órgano autónomo lo hiciera: por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que cuenta con la experiencia en manejo de datos y la independencia del gobierno.

La construcción del Registro Nacional Ciudadano llevaría mucho tiempo. Mientras se logra, el INE podría transferir la información necesaria –previo ajuste del marco legal–, pero seguir siendo la autoridad responsable de emitir la credencial de electoral hasta en tanto no se cuenta con una nueva base de datos completa. Eventualmente debería haber un periodo de transición en la cual el órgano electoral suspende su función y el Inegi la adopta.

La falta de planeación y de confianza arruinaron el esfuerzo durante el gobierno de Felipe Calderón. Lo mismo ha ocurrido ahora. La declaración de López Obrador de ayer significa –en los hechos– que el intento de Gobernación para ejecutar la responsabilidad que tiene encomendada desde 1992 será sepultada –quizá– por el resto del sexenio.

Por ello es muy relevante planear la política del Estado mexicano en materia de identidad ciudadana y llevarla a cabo con una visión de largo plazo. Algo muy difícil de lograr en un gobierno que privilegia solamente lo inmediato.

Fuente:https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/luis-carlos-ugalde/que-hacer-con-el-padron-electoral

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