¿Qué hacer en la tierra de la champaña?

Hay lugares que, a pesar de los embates del tiempo, las civilizaciones y los conflictos bélicos, no han perdido el aura de esplendor. Tal es el caso deReims, al noreste de Francia.El pasado de esta villa data del Imperio Romano.

 (Foto: Cortesía Reims Tourisme)

Convertida cientos de años más tarde en cuna de la monarquía gala, las guerras mundiales del siglo XX prácticamente la dejaron en ruinas.

Desde París, puedes llegar en 45 minutos a bordo del TGV, o por carretera, en un trayecto de 140 kilómetros.

No dejes de visitar sus magníficos monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad: la catedral gótica de Notre-Dame de Reims, donde fueron coronados al menos una veintena de reyes; el contiguo Palacio de Tau, antiguo arzobispado y museo de la catedral; la basílica y el museo de la Abadía de Saint-Remi, de estilo románico gótico.

 (Foto: Cortesía Reims Tourisme)

Son imprescindibles los circuitos Art Déco y Reims Histórico, la ambientada plaza Drouet d’ Erlon, plagada de cafés, restaurantes y terrazas al aire libre. Tampoco dejes de probar los biscuits roses de la Maison Fossier.

Reims es puerta de entrada a los paisajes de Champagne que, desde el 2015, forman parte del Patrimonio de la Humanidad.

  (Foto: Cortesía Reims Tourisme)

Justo en las montañas, la familia Cattier posee 33 hectáreas de viñedos, entre los que se encuentran algunos de los crus más laureados de Champagne, producidos en aldeas como Rilly-la-Montagne, Chigny-les-Roses y Ludes.

Los viñedos Cattier poseen el certificado HVE (de alto valor medioambiental en el cultivo de viñedos) de nivel 3, el más elevado que ofrece el gobierno francés.

 (Foto: Cortesía Armand de Brignac)

Liderada por Jean-Jacques Cattier y su hijo Alexandre (respectivamente, la decimosegunda y decimotercera generación de viticultores de champaña), esta familia es responsable de la elaboración de Champagne Armand de Brignac, una colección de cuvées de prestigio y producción limitada (100 mil botellas al año), compuesta por la gama Brut Gold, Rosé, Demi Sec, Blanc de Blancs y Blanc de Noirs.

Para la vinificación solo se utiliza la porción superior, la más fresca, de los cuvées. Esta estricta selección y meticulosa atención al detalle aseguran que el jugo salga de la fruta con personalidad, textura suave y acidez equilibrada.

 (Foto: Cortesía Armand de Brignac)

El proceso se realiza de manera artesanal y en él intervienen 18 personas: desde recoger las uvas y prensarlas, hasta preparar las botellas, pegar las etiquetas y alistar en bodega los envíos para todo el mundo.

No existen dos botellas iguales.