Oaxaca

Robo de plantas amenaza la Reserva de la Biósfera en Tehuacán – El Sol de Puebla | Noticias Locales, Policiacas, sobre México, Puebla y el Mundo

La Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), conocida también como la cuna de la agricultura en Mesoamérica, alberga cientos de especies –muchas de ellas endémicas– de flora y fauna. Su tierra árida y sus vastos paisajes naturales han atestiguado el origen de la vida y sus transformaciones; este lugar vio nacer al chile, maíz, aguacate, frijol, cacao y jitomate, entre otros milenarios y emblemáticos alimentos. Hoy su preservación se ve amenazada por el cambio de uso de suelo clandestino, así como el robo y devastación de plantas, además de la caza furtiva de animales como venados y conejos, principalmente.

Esta área de conservación está compuesta por 490 mil 186.87 hectáreas y comprende 18 municipios del estado de Puebla y 32 de Oaxaca. No obstante, del lado poblano se concentra la mayor cantidad de asentamientos humanos, regiones agrícolas y, por ende, la mayor huella ecológica.

Para conocer la importancia histórica y biológica, así como los riesgos latentes que afronta la RBTC, El Sol de Puebla indagó con autoridades, especialistas e investigadores nacionales, cuya experiencia profesional se ha focalizado en el estudio de este polígono; asimismo, visitó el sitio y conversó con el personal especializado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente del gobierno federal, dedicado a la protección de este lugar.

Crisis se agudizó en las últimas décadas

En 2021 la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) denunció la destrucción total de poco más de tres hectáreas de terreno en la RBTC, las cuales eran hogar para más de 15 especies de plantas.

No obstante, el saqueo de seres vivos no es una situación aislada. Durante las últimas dos décadas, según compartió la dependencia federal a este diario, fueron asegurados a través de operativos 829 ejemplares de flora y fauna silvestre provenientes de la Reserva.

Pese a que resulta humanamente imposible monitorear el destino fijado para cada uno de los ejemplares sustraídos, debido a los limitados recursos humanos del gobierno federal, la Profepa ubicó que el robo de plantas, principalmente de agaves, creció debido a la producción de mezcal.

Su preservación se ve amenazada por el cambio de uso de suelo clandestino, así como el robo y devastación de plantas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Asimismo, las biznagas se colocaron en posición de vulnerabilidad debido a que son robadas para producir adornos y utilizar su acitrón como alimento, como por ejemplo, para la elaboración de la rosca de reyes.

Fernando Reyes Flores, es director de la RBTC y biólogo por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Tras haber recibido a este equipo periodístico en su oficina ubicada en Tehuacán, el funcionario federal reconoce que, aunque la producción de mezcal en el sur del estado tuvo su auge en la década de 1980, la depredación de agaves se acentuó durante el último lustro, principalmente después de que dicha bebida obtuvo su declaratoria de Denominación de Origen en suelo poblano.

“Cuando nosotros lo notamos [fue] después de la Denominación de Origen del mezcal para el estado. Vimos de manera exponencial el crecimiento del aprovechamiento del maguey para el mezcal”, señala.

El problema no se limita a la sobreexplotación de agave, sino también a la introducción de especies ajenas a la RBTC, lo cual afecta gravemente el balance ecosistémico del polígono y afecta otras formas de vida, como es el caso de las 49 especies de murciélagos que sobreviven gracias a la abundancia de magueyes, pues son ellas las que mantienen la polinización de los agaves.

Con la intensidad con la que se saca el maguey están provocando que traigan plantas de otros lados, o sea, están introduciendo plantas como el agave azul, el agave cupreata, el agave angustifolia, que vienen de otros estados de la República como Jalisco, Oaxaca y Guerrero”, consigna.

De hecho, autoridades de la Conanp detectaron que el número de palenques –talleres para la elaboración de mezcal– creció 400 por ciento en los últimos cinco años, tan sólo en los municipios poblanos que componen el perímetro del lugar.

Estas alcaldías son Ajalpan, Atexcal, Caltepec, Cañada Morelos, Chapulco, Coxcatlán, Coyomeapan, Juan N. Méndez, Palmar de Bravo, San Gabriel Chilac, San José Miahuatlán, San Sebastián Zinacatepec, Santiago Miahuatlán, Tecamachalco, Tehuacán, Tepanco de López, Tlacotepec de Benito Juárez, Toltepec de Guerrero, Yehualtepec y Zapotitlán Salinas.

El problema no se limita a la sobreexplotación de agave, sino también a la introducción de especies ajenas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Además, debido a que el 70 por ciento de la RBTC está compuesto por núcleos agrarios, el 25 por ciento por terrenos ejidales y el cinco por ciento le corresponde a pequeños propietarios, los dueños de esas tierras o personas ajenas al polígono incurren en el delito de cambio de uso de suelo.

Esta práctica, que consiste en el retiro o reubicación indiscriminada e ilegal de flora y fauna para instalar especies exógenas, principalmente con el fin de aumentar la productividad de las tierras y generar utilidades a corto plazo, afecta gravemente las condiciones biológicas del lugar. Esto es, actualmente, la principal causa de devastación en la RBTC.

Pese a que esta actividad se extiende por Puebla y Oaxaca, las condiciones han empeorado para el lado poblano, dado que la producción mezcalera incrementó drásticamente en el último lustro.

Hace dos años una empresa cuyo nombre no es revelado por el biólogo Reyes Flores extirpó la totalidad de plantas sembradas en 60 hectáreas, esto con el objetivo de destinar el terreno a la elaboración de magueyes exógenos provenientes de las entidades ya mencionadas. No obstante, el personal de la Conanp actuó en consecuencia y evitó que dicho negocio pudiera prosperar a costa de la destrucción de plantas.

Por si eso fuera poco, el director de este polígono advierte que el insostenible aumento de la producción mezcalera repercute negativamente en las tradiciones de los ocho grupos originarios que habitan en el área: mixtecos, cuicatecos, ixcatecos, nahuas, chocholtecos, popolocas, chinantecos y mazatecos. Esto debido a que la presión económica se ejerce sólo sobre esa actividad económica y desplaza al resto de acciones para el aprovechamiento de esta planta.

Lamentablemente, las autoridades de la Conanp cuentan únicamente con una veintena de personas disponibles para vigilar la extensa área de la Reserva, además de pocos vehículos para cumplir con las tareas pertinentes del cargo. Por ello, aunque su responsabilidad es el cuidado del polígono, el personal federal no dispone de las herramientas necesarias para evitar el despojo del área, lo cual hace casi imposible preservar todo el espacio.

De hecho, el director de la RBTC refiere que es gracias al compromiso de las comunidades, tanto de Puebla como Oaxaca, que se pueden detectar posibles puntos de riesgo y extracción de ejemplares, pues son los mismos habitantes quienes denuncian actividades irregulares, ya que no se podría cubrir todo el espacio de forma simultánea por cuenta propia.

A decir de Romeo Alberto Saldaña Vázquez, biólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigador de la Universidad Iberoamericana Puebla, el saqueo de flora y fauna en este lugar agudiza su devastación y ello es suficiente para considerarlo una amenaza.

“Los ecosistemas, al haber saqueo o robo de plantas y animales, lo que ocurre es que, tal como si entraran a tu casa y te despojaran de una parte, la estufa o la recámara, poco a poco, lo que va a ocurrir es que ya no va a funcionar [nada o parcialmente]”, advierte.

Aunque no hay un conteo oficial sobre los daños de la depredación humana en este lugar, se sabe que la sustracción de un solo ejemplar puede ocasionar afectaciones irreversibles al ecosistema. Por ejemplo, el agave endémico de este lugar es utilizado para producir mezcal, el problema es que el consumo irresponsable de este producto puede afectar la especie hasta por varias décadas.

El saqueo de flora y fauna en este lugar agudiza su devastación. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

“Una planta, por ejemplo, de agave, para que llegue a su madurez reproductiva en algún momento y tenga otras semillas y pueda reproducirse, puede tardar hasta más de 10 años”, apunta Saldaña Vázquez.

De esta manera, admite que el área de protección se encuentra en un grado de amenaza alto, esto quiere decir que “las especies que ahí habitan no van a tener lugar” para cumplir el ciclo de la vida.

Por su parte, Rosalinda Medina Lemos, bióloga y catedrática del Departamento de Botánica del Instituto de Biología de la UNAM, comparte en entrevista con El Sol de Puebla su preocupación por la catastrófica situación que implica el robo de plantas y animales en este lugar.

“A veces me cuestiono ‘¿qué tan conveniente fue el trabajo de todos los especialistas a lo largo de estos años para dar a conocer este valor intangible de la región?’ Me quedo con una mala sensación de que facilitamos a los que andan tras de las especies raras o endémicas en ponerlas como exhibición en un aparador, diciendo ‘miren lo que aquí existe’”, lamenta.

Caza, infraestructura deficiente y contaminación

Respecto al cuidado de la fauna silvestre, el director de la RBTC refiere que existe poco más de medio millar de especies que brindan servicios ecosistémicos en este lugar, entre ellas pumas, guacamayas, zorras, patos, lechuzas, iguanas, lagartijas, etcétera. No obstante, la caza furtiva, particularmente de conejos y venados, se ha colocado como uno de los principales ilícitos cometidos por la ciudadanía en este sitio.

Aunque la sustracción de animales no atenta todavía contra la extinción de especies, autoridades de la Conanp ven con preocupación que el asesinato de ejemplares se haga de forma furtiva, dado que la constancia de esta práctica podría generar alertas eventualmente. Inclusive, Reyes Flores detalla que la captura de animales silvestres era mayor cuando el sitio no era ANP todavía.

Análogamente, el académico Saldaña Vázquez evalúa que la infraestructura carretera al interior y, sobre todo, en las orillas de la RBTC, perímetro conocido como “zona de influencia”, no debe cimentarse sobre áreas de paso para la fauna silvestre.

“Desgraciadamente la construcción de caminos es la antesala de empezar a perder más cosas, porque una vez que se hace un camino (…) corta el movimiento más de la flora y de la fauna. Se sabe que en México, con colegas de la UNAM, hay una [gran] cantidad de atropellamientos tanto de reptiles, anfibios y mamíferos (…) Muchas veces no se planean los pasos de fauna, para que los animales puedan cruzar sin exponerse a ser atropellados (…) ya no digas el paso, no [hay suficiente] señalética”, apunta.

Aunado a ello, el catedrático de la Ibero Puebla ubica otro factor de riesgo para la preservación de la vida en este polígono: la contaminación.

En meses pasados, autoridades de la Profepa, así como la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot) del gobierno estatal, clausuraron el relleno sanitario de Santa María Coapan, en Tehuacán, debido a que culminó su vida útil.

Este acto agudizó la crisis ocasionada por el manejo y recolección de residuos sólidos en ese municipio, ocasionando que incluso el traslado de basura a Chalchicomula de Sesma sea insuficiente para los pobladores y ello implique que la clausura fuera violada para seguir arrojando desperdicios en el citado tiradero.

La construcción de caminos es la antesala de empezar a perder más cosas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

El problema ahora es que, según confirmó en septiembre pasado el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, este espacio, que era utilizado como destino para la basura por las autoridades tehuacaneras, no ha sido cubierto conforme a lo que exige la ley, lo cual podría derivar en daños medioambientales definitivos.

“En teoría los rellenos sanitarios no son malos porque hay rellenos que después se vuelven parques, cuando termina la vida útil del relleno (…) Si están bien manejados, yo pensaría que [hay] que pasar eso, a cerrar el sitio y pasar a lo que le corresponde en el plan”, enfatiza.

A propósito, Reyes Flores considera que, ante la falta de una solución decretada por la autoridad municipal para proceder con el cubrimiento del tiradero que ya alcanzó su máxima capacidad, existe el riesgo de que la fauna feral crezca y pueda generar eventualmente crisis zoosanitarias.

“Si esos perros están enfermos con alguna enfermedad que pudiera contagiar a la vida silvestre, ese sería el impacto, o sea, existe riesgo”, sostiene.

Ecoturismo preocupa a especialistas

Aunado a ello, el titular de la Reserva expone que en el último año, particularmente después del confinamiento obligatorio derivado de la pandemia ocasionada por la Covid-19, aumentó la incidencia de tours no autorizados a este polígono, representando un riesgo inminente al cuidado de los seres vivos que habitan en su interior.

El biólogo poblano insiste en que la RBTC cuenta con espacios aptos para ser visitados, pues existen estudios que respaldan su operación, sin embargo, muchas personas asumen que al tratarse de un espacio abierto puede realizarse cualquier tipo de actividad sin consultar a nadie.

Nosotros queremos que venga turismo, pero que venga a los sitios que ya tienen estos instrumentos de manejo. Queremos que vengan al Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, donde tienen ya capacitación y tienen su límite de capacidad de carga establecida”, comenta.

Actualmente, diversas compañías turísticas ofrecen viajes a la Reserva, principalmente a través de redes sociales, en los cuales se prometen itinerarios con actividades deportivas extremas o incluso ofrecen cercanía con animales, no obstante, estos viajes no son aprobados por las autoridades, en su mayoría.

“Pueden ir, pero primero tenemos que hacer un estudio de límite de capacidad de carga”, remarca.

A propósito, aunque las autoridades federales conocen y detectan algunas empresas dedicadas a la venta de estos paquetes, debido a las carencias técnicas y humanas de la dependencia, es complejo detener este tipo de actividades. Por ello, el biólogo Fernando Reyes apela a la conciencia social para que quienes visiten este espacio lo hagan en sitios autorizados y protegidos.

Sobre este fenómeno, la bióloga Medina Lemos opina que, aunque el turismo generado a partir del interés por descubrir zonas como la RBTC, la conciencia social y el respeto por estos lugares es escaso, por lo cual se pronuncia a favor de reforzar la educación ambiental en las instituciones educativas.

“La derrama económica que se genera a través del ecoturismo se ha vuelto importante para la economía del país, pero, carecemos, a nivel nacional, de educación y conciencia suficiente en lo ambiental y cultural. Desde luego hay un porcentaje de personas que existimos y nos percatamos de su importancia a futuro, pero el ecoturismo mal llevado lleva al deterioro de estas áreas que consideramos valiosas (…) Llevará varias generaciones lograr una conciencia (…) hacerlo no es trivial y espero para entonces no se haya perdido la belleza y riqueza de flora y fauna de estos lugares por la incidencia del ser humano”, precisa.

Asimismo, manifiesta con nerviosismo que estos lugares no deben ser explotados fuertemente para este tipo de actividades: “Incomoda saber que a partir de que se reconocen las regiones de nuestro país como bellezas naturales o áreas protegidas, o hasta se vuelven Patrimonio Mundial de la Humanidad, se desencadena una serie de interés y manejo por los sitios para ecoturismo, porque debido a ello se ponen en riesgo”.

Trascendencia milenaria

La bióloga Medina Lemos, también responsable editorial del repositorio institucional de la UNAM, Flora del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, comparte que la tierra erigió el suelo y los relieves de este polígono hace millones de años y, desde entonces, este espacio fue beneficiado con una posición privilegiada, geográficamente hablando, para el desarrollo de la vida.

La académica relata que esta zona quedó aislada tras el surgimiento del Eje Neovolcánico y las sierras Madre Oriental, Madre del Sur y la de Zapotitlán, junto con otras cadenas montañosas menores al oeste del país.

“Estos sistemas montañosos actuaron como barreras geográficas que impidieron el paso de las nubes y la humedad proveniente del Golfo de México, moldeando el paisaje actual, creando así un ambiente de aridez”, comenta.

Las adecuaciones orográficas del lugar permitieron el desarrollo de varios valles y montañas en su interior. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Así, con el paso de los años, las adecuaciones orográficas del lugar permitieron el desarrollo de varios valles y montañas en su interior, lo cual dio vida a múltiples hábitats dentro de un mismo ecosistema.

“La historia geológica de esta región determinó las condiciones geográficas y climáticas del lugar, creando un ambiente particular que favoreció el aislamiento de numerosas especies de animales y vegetales”, relata.

Esto, a su vez, favoreció el origen, adaptación y evolución de plantas y animales, lo cual explica que, al día de hoy, muchas especies siguen vigentes en la diversidad de nuestro país.

“Gracias a las condiciones de aridez que prevalecieron en el lugar existen las maravillosas comunidades de cactáceas columnares, que son únicas en el mundo… Esos bosques que albergan [diversos] individuos en las laderas cuando va uno de camino a Zapotitlán Salinas o hacia Coxcatlán (…) La fauna y la flora del sitio, además de ser únicas en el mundo, son parte de un todo, es decir, son una pequeña parte de la cubierta vegetal que conforma el planeta”, subraya efusiva.

Pese a que este lugar vio prácticamente nacer todo el escenario natural que distingue a este espacio hoy existen, por lo menos, un par de elementos tangibles que se originaron aquí, y que hoy en día forman parte de la gastronomía emblemática de nuestro país: el chile y el agave.

En la investigación titulada “El chile poblano criollo en la cultura alimentaria del Alto Atoyac”, catedráticos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) consignan que, a finales del 6,000 a.C., se sembraron aquí las primeras semillas de chile de todo Mesoamérica. Esto dio inicio a la domesticación y evolución de la gran variedad de chiles nativos provenientes de la meseta central mexicana.

De acuerdo con el biólogo Saldaña Vázquez, esto comprueba que el ingrediente principal de uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía local surgió en este lugar: el chile poblano. Por lo tanto, la existencia de la RBTC permitió que este vegetal se convirtiera en un producto insignia miles de años después.

“El caso específico de Tehuacán tiene una historia de vinculación de esa riqueza biológica con la historia del ser humano. La [RBTC] ha sido centro de origen de diversas variedades de chile que hoy en día consumimos, ahí [el ser humano] empezó a domesticar y a seleccionar especies. En este caso, los chiles eran importantes para su alimentación (…) Ese tipo de cosas hacen a la Reserva de Tehuacán muy importante para México, pero también a nivel mundial”, indica el académico de la Ibero Puebla.

Sin embargo, el chile no es el único alimento que nació en este lugar. Reyes Flores indica que, gracias a los estudios de antropólogos con base en hallazgos fósiles, se sabe que alimentos como el amaranto, mezquite, nopal, aguacate, maguey, calabaza y el maíz silvestre se originaron en este valle durante los años 8,500 a 5,000 a.C.

De hecho, para cuantificar la riqueza de este lugar, el especialista admite que aún en 2022 se han descubierto especies nuevas de maguey.

“Acá se reconoce como la zona del país con mayor diversidad del género agave, donde se están incluso descubriendo especies nuevas. Hay una riqueza biológica del género, única en el mundo”, subraya el director de la RBTC.

Ahora bien, de las poco más de 3 mil especies de flora que reinan en esta área de conservación, un 12 por ciento corresponde a plantas endémicas.

Designación como ANP y Patrimonio Mundial

Durante el sexenio del expresidente Ernesto Zedillo, en 1998, la RBTC fue declarada Área Natural Protegida (ANP), precisamente a raíz de estudios realizados por el Departamento de Botánica de la UNAM, otorgando así una responsabilidad interestatal para el cuidado de este espacio, todo esto tras haber sido estudiada por poco más de una década. Esta es la categoría de conservación más importante que un polígono puede tener en nuestro país.

Aunado a ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) enlistó esta área de cuidado como un Bien Mixto del Patrimonio Mundial en 2018.

Reforzar socialización

La reducida fuerza de trabajo y herramientas con las que cuentan las autoridades encargadas de la protección de la RBTC, se traduce como un desafío secundario que acentúa los riesgos de ver actos como los ya mencionados, sin embargo, los especialistas consultados por este medio coinciden en que la divulgación de información sobre la necesidad latente de cuidar estos espacios juega un papel indispensable para alargar la vida de este lugar.

De forma particular, Medina Lemos hace énfasis en la importancia de asignar más recursos a dependencias como la Conanp o la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), con el objetivo de potencializar su trabajo y así generar estrategias más fuertes de conservación.

“La realidad se trastoca si, dentro de ese esquema establecido, se dice que no hay recursos económicos suficientes para el mantenimiento de las mismas, eso ya frena en muchos sentidos el trabajo cotidiano que debe hacer el personal de la RBTC. Uno se pregunta ‘¿cómo hacen para moverse en esa área y llegar a todas las comunidades de la región sin suficiente personal, sin suficiente apoyo de combustible para moverse en los vehículos, y vigilar todos esos rincones interesantes que se vuelven atractivos para al saqueo de flora y fauna?’, la verdad es que veo que hacen milagros para cumplir con su trabajo. Son gente muy comprometida pero que no está suficientemente respaldada por el Estado”, acusa.

Igualmente señala que su interés primordial es que sean las personas que habitan al interior y en las periferias de este lugar las primeras en aprender sobre la relevancia natural de las plantas y animales.

“Inicialmente los habitantes locales son los que deben ser informados de dicho valor para generar conciencia de que el sitio en sí es único, que en él habitan especies que no existen en otra parte del mundo, su existencia permite el establecimiento de hormigas, chinches, ácaros y un sinfín de animales que a veces no se perciben, pero que están ahí”, sostiene.

Aunado a ello, propone que existan actos de socialización impulsados con el objetivo de informar sobre el consumo responsable de los recursos naturales y no limitarse solamente en el más lucrativo.

Por último, Reyes Flores propone algo similar, sin embargo, él hace hincapié en que los agricultores también deben unirse a los procesos de cuidado natural. Por ejemplo, en el caso de los capricultores, el biólogo acusa que se permiten cortar biznagas y nopales del escenario natural para alimentar a sus animales, empero, esto acaba lentamente con las especies.

La Reserva de la Biósfera de Tehuacán-Cuicatlán (RBTC), conocida también como la cuna de la agricultura en Mesoamérica, alberga cientos de especies –muchas de ellas endémicas– de flora y fauna. Su tierra árida y sus vastos paisajes naturales han atestiguado el origen de la vida y sus transformaciones; este lugar vio nacer al chile, maíz, aguacate, frijol, cacao y jitomate, entre otros milenarios y emblemáticos alimentos. Hoy su preservación se ve amenazada por el cambio de uso de suelo clandestino, así como el robo y devastación de plantas, además de la caza furtiva de animales como venados y conejos, principalmente.

Esta área de conservación está compuesta por 490 mil 186.87 hectáreas y comprende 18 municipios del estado de Puebla y 32 de Oaxaca. No obstante, del lado poblano se concentra la mayor cantidad de asentamientos humanos, regiones agrícolas y, por ende, la mayor huella ecológica.

Para conocer la importancia histórica y biológica, así como los riesgos latentes que afronta la RBTC, El Sol de Puebla indagó con autoridades, especialistas e investigadores nacionales, cuya experiencia profesional se ha focalizado en el estudio de este polígono; asimismo, visitó el sitio y conversó con el personal especializado de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), dependiente del gobierno federal, dedicado a la protección de este lugar.

Crisis se agudizó en las últimas décadas

En 2021 la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) denunció la destrucción total de poco más de tres hectáreas de terreno en la RBTC, las cuales eran hogar para más de 15 especies de plantas.

No obstante, el saqueo de seres vivos no es una situación aislada. Durante las últimas dos décadas, según compartió la dependencia federal a este diario, fueron asegurados a través de operativos 829 ejemplares de flora y fauna silvestre provenientes de la Reserva.

Pese a que resulta humanamente imposible monitorear el destino fijado para cada uno de los ejemplares sustraídos, debido a los limitados recursos humanos del gobierno federal, la Profepa ubicó que el robo de plantas, principalmente de agaves, creció debido a la producción de mezcal.

Su preservación se ve amenazada por el cambio de uso de suelo clandestino, así como el robo y devastación de plantas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Asimismo, las biznagas se colocaron en posición de vulnerabilidad debido a que son robadas para producir adornos y utilizar su acitrón como alimento, como por ejemplo, para la elaboración de la rosca de reyes.

Fernando Reyes Flores, es director de la RBTC y biólogo por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Tras haber recibido a este equipo periodístico en su oficina ubicada en Tehuacán, el funcionario federal reconoce que, aunque la producción de mezcal en el sur del estado tuvo su auge en la década de 1980, la depredación de agaves se acentuó durante el último lustro, principalmente después de que dicha bebida obtuvo su declaratoria de Denominación de Origen en suelo poblano.

“Cuando nosotros lo notamos [fue] después de la Denominación de Origen del mezcal para el estado. Vimos de manera exponencial el crecimiento del aprovechamiento del maguey para el mezcal”, señala.

El problema no se limita a la sobreexplotación de agave, sino también a la introducción de especies ajenas a la RBTC, lo cual afecta gravemente el balance ecosistémico del polígono y afecta otras formas de vida, como es el caso de las 49 especies de murciélagos que sobreviven gracias a la abundancia de magueyes, pues son ellas las que mantienen la polinización de los agaves.

Con la intensidad con la que se saca el maguey están provocando que traigan plantas de otros lados, o sea, están introduciendo plantas como el agave azul, el agave cupreata, el agave angustifolia, que vienen de otros estados de la República como Jalisco, Oaxaca y Guerrero”, consigna.

De hecho, autoridades de la Conanp detectaron que el número de palenques –talleres para la elaboración de mezcal– creció 400 por ciento en los últimos cinco años, tan sólo en los municipios poblanos que componen el perímetro del lugar.

Estas alcaldías son Ajalpan, Atexcal, Caltepec, Cañada Morelos, Chapulco, Coxcatlán, Coyomeapan, Juan N. Méndez, Palmar de Bravo, San Gabriel Chilac, San José Miahuatlán, San Sebastián Zinacatepec, Santiago Miahuatlán, Tecamachalco, Tehuacán, Tepanco de López, Tlacotepec de Benito Juárez, Toltepec de Guerrero, Yehualtepec y Zapotitlán Salinas.

El problema no se limita a la sobreexplotación de agave, sino también a la introducción de especies ajenas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Además, debido a que el 70 por ciento de la RBTC está compuesto por núcleos agrarios, el 25 por ciento por terrenos ejidales y el cinco por ciento le corresponde a pequeños propietarios, los dueños de esas tierras o personas ajenas al polígono incurren en el delito de cambio de uso de suelo.

Esta práctica, que consiste en el retiro o reubicación indiscriminada e ilegal de flora y fauna para instalar especies exógenas, principalmente con el fin de aumentar la productividad de las tierras y generar utilidades a corto plazo, afecta gravemente las condiciones biológicas del lugar. Esto es, actualmente, la principal causa de devastación en la RBTC.

Pese a que esta actividad se extiende por Puebla y Oaxaca, las condiciones han empeorado para el lado poblano, dado que la producción mezcalera incrementó drásticamente en el último lustro.

Hace dos años una empresa cuyo nombre no es revelado por el biólogo Reyes Flores extirpó la totalidad de plantas sembradas en 60 hectáreas, esto con el objetivo de destinar el terreno a la elaboración de magueyes exógenos provenientes de las entidades ya mencionadas. No obstante, el personal de la Conanp actuó en consecuencia y evitó que dicho negocio pudiera prosperar a costa de la destrucción de plantas.

Por si eso fuera poco, el director de este polígono advierte que el insostenible aumento de la producción mezcalera repercute negativamente en las tradiciones de los ocho grupos originarios que habitan en el área: mixtecos, cuicatecos, ixcatecos, nahuas, chocholtecos, popolocas, chinantecos y mazatecos. Esto debido a que la presión económica se ejerce sólo sobre esa actividad económica y desplaza al resto de acciones para el aprovechamiento de esta planta.

Lamentablemente, las autoridades de la Conanp cuentan únicamente con una veintena de personas disponibles para vigilar la extensa área de la Reserva, además de pocos vehículos para cumplir con las tareas pertinentes del cargo. Por ello, aunque su responsabilidad es el cuidado del polígono, el personal federal no dispone de las herramientas necesarias para evitar el despojo del área, lo cual hace casi imposible preservar todo el espacio.

De hecho, el director de la RBTC refiere que es gracias al compromiso de las comunidades, tanto de Puebla como Oaxaca, que se pueden detectar posibles puntos de riesgo y extracción de ejemplares, pues son los mismos habitantes quienes denuncian actividades irregulares, ya que no se podría cubrir todo el espacio de forma simultánea por cuenta propia.

A decir de Romeo Alberto Saldaña Vázquez, biólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) e investigador de la Universidad Iberoamericana Puebla, el saqueo de flora y fauna en este lugar agudiza su devastación y ello es suficiente para considerarlo una amenaza.

“Los ecosistemas, al haber saqueo o robo de plantas y animales, lo que ocurre es que, tal como si entraran a tu casa y te despojaran de una parte, la estufa o la recámara, poco a poco, lo que va a ocurrir es que ya no va a funcionar [nada o parcialmente]”, advierte.

Aunque no hay un conteo oficial sobre los daños de la depredación humana en este lugar, se sabe que la sustracción de un solo ejemplar puede ocasionar afectaciones irreversibles al ecosistema. Por ejemplo, el agave endémico de este lugar es utilizado para producir mezcal, el problema es que el consumo irresponsable de este producto puede afectar la especie hasta por varias décadas.

El saqueo de flora y fauna en este lugar agudiza su devastación. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

“Una planta, por ejemplo, de agave, para que llegue a su madurez reproductiva en algún momento y tenga otras semillas y pueda reproducirse, puede tardar hasta más de 10 años”, apunta Saldaña Vázquez.

De esta manera, admite que el área de protección se encuentra en un grado de amenaza alto, esto quiere decir que “las especies que ahí habitan no van a tener lugar” para cumplir el ciclo de la vida.

Por su parte, Rosalinda Medina Lemos, bióloga y catedrática del Departamento de Botánica del Instituto de Biología de la UNAM, comparte en entrevista con El Sol de Puebla su preocupación por la catastrófica situación que implica el robo de plantas y animales en este lugar.

“A veces me cuestiono ‘¿qué tan conveniente fue el trabajo de todos los especialistas a lo largo de estos años para dar a conocer este valor intangible de la región?’ Me quedo con una mala sensación de que facilitamos a los que andan tras de las especies raras o endémicas en ponerlas como exhibición en un aparador, diciendo ‘miren lo que aquí existe’”, lamenta.

Caza, infraestructura deficiente y contaminación

Respecto al cuidado de la fauna silvestre, el director de la RBTC refiere que existe poco más de medio millar de especies que brindan servicios ecosistémicos en este lugar, entre ellas pumas, guacamayas, zorras, patos, lechuzas, iguanas, lagartijas, etcétera. No obstante, la caza furtiva, particularmente de conejos y venados, se ha colocado como uno de los principales ilícitos cometidos por la ciudadanía en este sitio.

Aunque la sustracción de animales no atenta todavía contra la extinción de especies, autoridades de la Conanp ven con preocupación que el asesinato de ejemplares se haga de forma furtiva, dado que la constancia de esta práctica podría generar alertas eventualmente. Inclusive, Reyes Flores detalla que la captura de animales silvestres era mayor cuando el sitio no era ANP todavía.

Análogamente, el académico Saldaña Vázquez evalúa que la infraestructura carretera al interior y, sobre todo, en las orillas de la RBTC, perímetro conocido como “zona de influencia”, no debe cimentarse sobre áreas de paso para la fauna silvestre.

“Desgraciadamente la construcción de caminos es la antesala de empezar a perder más cosas, porque una vez que se hace un camino (…) corta el movimiento más de la flora y de la fauna. Se sabe que en México, con colegas de la UNAM, hay una [gran] cantidad de atropellamientos tanto de reptiles, anfibios y mamíferos (…) Muchas veces no se planean los pasos de fauna, para que los animales puedan cruzar sin exponerse a ser atropellados (…) ya no digas el paso, no [hay suficiente] señalética”, apunta.

Aunado a ello, el catedrático de la Ibero Puebla ubica otro factor de riesgo para la preservación de la vida en este polígono: la contaminación.

En meses pasados, autoridades de la Profepa, así como la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (Smadsot) del gobierno estatal, clausuraron el relleno sanitario de Santa María Coapan, en Tehuacán, debido a que culminó su vida útil.

Este acto agudizó la crisis ocasionada por el manejo y recolección de residuos sólidos en ese municipio, ocasionando que incluso el traslado de basura a Chalchicomula de Sesma sea insuficiente para los pobladores y ello implique que la clausura fuera violada para seguir arrojando desperdicios en el citado tiradero.

La construcción de caminos es la antesala de empezar a perder más cosas. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

El problema ahora es que, según confirmó en septiembre pasado el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa Huerta, este espacio, que era utilizado como destino para la basura por las autoridades tehuacaneras, no ha sido cubierto conforme a lo que exige la ley, lo cual podría derivar en daños medioambientales definitivos.

“En teoría los rellenos sanitarios no son malos porque hay rellenos que después se vuelven parques, cuando termina la vida útil del relleno (…) Si están bien manejados, yo pensaría que [hay] que pasar eso, a cerrar el sitio y pasar a lo que le corresponde en el plan”, enfatiza.

A propósito, Reyes Flores considera que, ante la falta de una solución decretada por la autoridad municipal para proceder con el cubrimiento del tiradero que ya alcanzó su máxima capacidad, existe el riesgo de que la fauna feral crezca y pueda generar eventualmente crisis zoosanitarias.

“Si esos perros están enfermos con alguna enfermedad que pudiera contagiar a la vida silvestre, ese sería el impacto, o sea, existe riesgo”, sostiene.

Ecoturismo preocupa a especialistas

Aunado a ello, el titular de la Reserva expone que en el último año, particularmente después del confinamiento obligatorio derivado de la pandemia ocasionada por la Covid-19, aumentó la incidencia de tours no autorizados a este polígono, representando un riesgo inminente al cuidado de los seres vivos que habitan en su interior.

El biólogo poblano insiste en que la RBTC cuenta con espacios aptos para ser visitados, pues existen estudios que respaldan su operación, sin embargo, muchas personas asumen que al tratarse de un espacio abierto puede realizarse cualquier tipo de actividad sin consultar a nadie.

Nosotros queremos que venga turismo, pero que venga a los sitios que ya tienen estos instrumentos de manejo. Queremos que vengan al Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, donde tienen ya capacitación y tienen su límite de capacidad de carga establecida”, comenta.

Actualmente, diversas compañías turísticas ofrecen viajes a la Reserva, principalmente a través de redes sociales, en los cuales se prometen itinerarios con actividades deportivas extremas o incluso ofrecen cercanía con animales, no obstante, estos viajes no son aprobados por las autoridades, en su mayoría.

“Pueden ir, pero primero tenemos que hacer un estudio de límite de capacidad de carga”, remarca.

A propósito, aunque las autoridades federales conocen y detectan algunas empresas dedicadas a la venta de estos paquetes, debido a las carencias técnicas y humanas de la dependencia, es complejo detener este tipo de actividades. Por ello, el biólogo Fernando Reyes apela a la conciencia social para que quienes visiten este espacio lo hagan en sitios autorizados y protegidos.

Sobre este fenómeno, la bióloga Medina Lemos opina que, aunque el turismo generado a partir del interés por descubrir zonas como la RBTC, la conciencia social y el respeto por estos lugares es escaso, por lo cual se pronuncia a favor de reforzar la educación ambiental en las instituciones educativas.

“La derrama económica que se genera a través del ecoturismo se ha vuelto importante para la economía del país, pero, carecemos, a nivel nacional, de educación y conciencia suficiente en lo ambiental y cultural. Desde luego hay un porcentaje de personas que existimos y nos percatamos de su importancia a futuro, pero el ecoturismo mal llevado lleva al deterioro de estas áreas que consideramos valiosas (…) Llevará varias generaciones lograr una conciencia (…) hacerlo no es trivial y espero para entonces no se haya perdido la belleza y riqueza de flora y fauna de estos lugares por la incidencia del ser humano”, precisa.

Asimismo, manifiesta con nerviosismo que estos lugares no deben ser explotados fuertemente para este tipo de actividades: “Incomoda saber que a partir de que se reconocen las regiones de nuestro país como bellezas naturales o áreas protegidas, o hasta se vuelven Patrimonio Mundial de la Humanidad, se desencadena una serie de interés y manejo por los sitios para ecoturismo, porque debido a ello se ponen en riesgo”.

Trascendencia milenaria

La bióloga Medina Lemos, también responsable editorial del repositorio institucional de la UNAM, Flora del Valle de Tehuacán-Cuicatlán, comparte que la tierra erigió el suelo y los relieves de este polígono hace millones de años y, desde entonces, este espacio fue beneficiado con una posición privilegiada, geográficamente hablando, para el desarrollo de la vida.

La académica relata que esta zona quedó aislada tras el surgimiento del Eje Neovolcánico y las sierras Madre Oriental, Madre del Sur y la de Zapotitlán, junto con otras cadenas montañosas menores al oeste del país.

“Estos sistemas montañosos actuaron como barreras geográficas que impidieron el paso de las nubes y la humedad proveniente del Golfo de México, moldeando el paisaje actual, creando así un ambiente de aridez”, comenta.

Las adecuaciones orográficas del lugar permitieron el desarrollo de varios valles y montañas en su interior. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Así, con el paso de los años, las adecuaciones orográficas del lugar permitieron el desarrollo de varios valles y montañas en su interior, lo cual dio vida a múltiples hábitats dentro de un mismo ecosistema.

“La historia geológica de esta región determinó las condiciones geográficas y climáticas del lugar, creando un ambiente particular que favoreció el aislamiento de numerosas especies de animales y vegetales”, relata.

Esto, a su vez, favoreció el origen, adaptación y evolución de plantas y animales, lo cual explica que, al día de hoy, muchas especies siguen vigentes en la diversidad de nuestro país.

“Gracias a las condiciones de aridez que prevalecieron en el lugar existen las maravillosas comunidades de cactáceas columnares, que son únicas en el mundo… Esos bosques que albergan [diversos] individuos en las laderas cuando va uno de camino a Zapotitlán Salinas o hacia Coxcatlán (…) La fauna y la flora del sitio, además de ser únicas en el mundo, son parte de un todo, es decir, son una pequeña parte de la cubierta vegetal que conforma el planeta”, subraya efusiva.

Pese a que este lugar vio prácticamente nacer todo el escenario natural que distingue a este espacio hoy existen, por lo menos, un par de elementos tangibles que se originaron aquí, y que hoy en día forman parte de la gastronomía emblemática de nuestro país: el chile y el agave.

En la investigación titulada “El chile poblano criollo en la cultura alimentaria del Alto Atoyac”, catedráticos del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) consignan que, a finales del 6,000 a.C., se sembraron aquí las primeras semillas de chile de todo Mesoamérica. Esto dio inicio a la domesticación y evolución de la gran variedad de chiles nativos provenientes de la meseta central mexicana.

De acuerdo con el biólogo Saldaña Vázquez, esto comprueba que el ingrediente principal de uno de los platillos más emblemáticos de la gastronomía local surgió en este lugar: el chile poblano. Por lo tanto, la existencia de la RBTC permitió que este vegetal se convirtiera en un producto insignia miles de años después.

“El caso específico de Tehuacán tiene una historia de vinculación de esa riqueza biológica con la historia del ser humano. La [RBTC] ha sido centro de origen de diversas variedades de chile que hoy en día consumimos, ahí [el ser humano] empezó a domesticar y a seleccionar especies. En este caso, los chiles eran importantes para su alimentación (…) Ese tipo de cosas hacen a la Reserva de Tehuacán muy importante para México, pero también a nivel mundial”, indica el académico de la Ibero Puebla.

Sin embargo, el chile no es el único alimento que nació en este lugar. Reyes Flores indica que, gracias a los estudios de antropólogos con base en hallazgos fósiles, se sabe que alimentos como el amaranto, mezquite, nopal, aguacate, maguey, calabaza y el maíz silvestre se originaron en este valle durante los años 8,500 a 5,000 a.C.

De hecho, para cuantificar la riqueza de este lugar, el especialista admite que aún en 2022 se han descubierto especies nuevas de maguey.

“Acá se reconoce como la zona del país con mayor diversidad del género agave, donde se están incluso descubriendo especies nuevas. Hay una riqueza biológica del género, única en el mundo”, subraya el director de la RBTC.

Ahora bien, de las poco más de 3 mil especies de flora que reinan en esta área de conservación, un 12 por ciento corresponde a plantas endémicas.

Designación como ANP y Patrimonio Mundial

Durante el sexenio del expresidente Ernesto Zedillo, en 1998, la RBTC fue declarada Área Natural Protegida (ANP), precisamente a raíz de estudios realizados por el Departamento de Botánica de la UNAM, otorgando así una responsabilidad interestatal para el cuidado de este espacio, todo esto tras haber sido estudiada por poco más de una década. Esta es la categoría de conservación más importante que un polígono puede tener en nuestro país.

Aunado a ello, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, por sus siglas en inglés) enlistó esta área de cuidado como un Bien Mixto del Patrimonio Mundial en 2018.

Reforzar socialización

La reducida fuerza de trabajo y herramientas con las que cuentan las autoridades encargadas de la protección de la RBTC, se traduce como un desafío secundario que acentúa los riesgos de ver actos como los ya mencionados, sin embargo, los especialistas consultados por este medio coinciden en que la divulgación de información sobre la necesidad latente de cuidar estos espacios juega un papel indispensable para alargar la vida de este lugar.

De forma particular, Medina Lemos hace énfasis en la importancia de asignar más recursos a dependencias como la Conanp o la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), con el objetivo de potencializar su trabajo y así generar estrategias más fuertes de conservación.

“La realidad se trastoca si, dentro de ese esquema establecido, se dice que no hay recursos económicos suficientes para el mantenimiento de las mismas, eso ya frena en muchos sentidos el trabajo cotidiano que debe hacer el personal de la RBTC. Uno se pregunta ‘¿cómo hacen para moverse en esa área y llegar a todas las comunidades de la región sin suficiente personal, sin suficiente apoyo de combustible para moverse en los vehículos, y vigilar todos esos rincones interesantes que se vuelven atractivos para al saqueo de flora y fauna?’, la verdad es que veo que hacen milagros para cumplir con su trabajo. Son gente muy comprometida pero que no está suficientemente respaldada por el Estado”, acusa.

Igualmente señala que su interés primordial es que sean las personas que habitan al interior y en las periferias de este lugar las primeras en aprender sobre la relevancia natural de las plantas y animales.

“Inicialmente los habitantes locales son los que deben ser informados de dicho valor para generar conciencia de que el sitio en sí es único, que en él habitan especies que no existen en otra parte del mundo, su existencia permite el establecimiento de hormigas, chinches, ácaros y un sinfín de animales que a veces no se perciben, pero que están ahí”, sostiene.

Aunado a ello, propone que existan actos de socialización impulsados con el objetivo de informar sobre el consumo responsable de los recursos naturales y no limitarse solamente en el más lucrativo.

Por último, Reyes Flores propone algo similar, sin embargo, él hace hincapié en que los agricultores también deben unirse a los procesos de cuidado natural. Por ejemplo, en el caso de los capricultores, el biólogo acusa que se permiten cortar biznagas y nopales del escenario natural para alimentar a sus animales, empero, esto acaba lentamente con las especies.

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