Francisco C. De La Torre
Ciudad de México Mayo 7 del 2024 — Con Donald Trump de regreso en la presidencia de Estados Unidos y su reciente anuncio de enviar tropas estadounidenses a México “para combatir directamente a los cárteles”, el discurso soberanista del gobierno de Claudia Sheinbaum ha tomado un nuevo tono de urgencia y confrontación.
Morena ha intensificado su defensa de la autosuficiencia energética, alimentaria y militar, presentándola como un escudo patriótico frente a la amenaza de injerencia extranjera. Sin embargo, en un país con un déficit fiscal creciente, empresas estatales en crisis, niveles de pobreza inaceptables y una seguridad desbordada, cabe preguntarse: ¿es realista esta visión? ¿O estamos ante un proyecto más ideológico que funcional, incapaz de responder a los desafíos del presente?
Un nacionalismo que tropieza con la globalización
La narrativa de la Cuarta Transformación ha recuperado las banderas del nacionalismo económico del siglo XX: autosuficiencia, sustitución de importaciones, fortalecimiento de empresas estatales. El “Plan México” propuesto por Morena apuesta por que el Estado recupere el control de sectores estratégicos y reduzca la dependencia del exterior.
Pero esta estrategia ignora las condiciones estructurales de la economía global actual, donde la interdependencia, la integración en cadenas de valor, y la cooperación internacional son claves para el desarrollo. En lugar de soberanía efectiva, esta visión puede traducirse en aislamiento productivo, atraso tecnológico y pérdida de competitividad.
Cifras que revelan la fragilidad del modelo
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Pemex acumula más de 100 mil millones de dólares en deuda, y en 2024 tuvo pérdidas históricas, arrastrando el presupuesto nacional.
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CFE sigue operando con infraestructura obsoleta y subsidios crecientes, sin capacidad de inversión en energías limpias.
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El déficit fiscal de 2025 superará el 5% del PIB, el más alto desde la crisis de 1994.
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Más del 40% de los mexicanos vive en pobreza, y el crecimiento económico real es insuficiente para generar empleos formales ni sostener los programas sociales actuales.
A esto se suma la violencia fuera de control, donde el crimen organizado actúa como un poder paralelo en varias regiones. En este contexto, la oferta de Trump de enviar tropas puede ser peligrosa, pero también es un síntoma de la pérdida de confianza internacional en la capacidad del Estado mexicano para garantizar seguridad y justicia.
La soberanía no se defiende con discursos, sino con resultados
La respuesta del gobierno mexicano ha sido reafirmar su independencia y rechazar cualquier intervención extranjera. Sin embargo, la verdadera soberanía no se mide por la retórica, sino por la capacidad del Estado para proteger a su población, generar desarrollo, atraer inversión y asegurar el cumplimiento de la ley.
Hoy, esa capacidad está deteriorada. La administración Sheinbaum necesita urgentemente redefinir sus prioridades:
Recomendaciones para un modelo sostenible y soberano
1. Reconstruir la seguridad como un proyecto multinacional
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Negociar con EE.UU. y Canadá un tratado de seguridad regional, con inteligencia compartida, trazabilidad de armas y financiamiento coordinado.
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Crear un comando binacional especializado en ciberseguridad, inteligencia financiera y lucha contra precursores químicos.
2. Modernizar la economía con tecnología e inteligencia artificial
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Incentivar el desarrollo de hubs tecnológicos con apoyo público-privado.
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Promover el uso de IA en seguridad pública, salud, educación y justicia.
3. Recuperar la credibilidad democrática
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Fortalecer los organismos autónomos y la independencia judicial.
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Promover una reforma electoral que permita segundas vueltas y gobiernos de coalición, para garantizar contrapesos.
4. Redefinir la soberanía como interdependencia estratégica
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En lugar de autosuficiencia aislada, apostar por alianzas inteligentes en energía, alimentos, infraestructura y tecnología, que aseguren el desarrollo con autonomía.
Metas concretas para 2030
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Reducir la pobreza al 20% con inversión productiva y formación digital.
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Elevar la inversión privada al 25% del PIB, atrayendo capital tecnológico.
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Reducir homicidios en 50% con inteligencia regional y fuerzas profesionales.
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Cerrar el déficit fiscal en 6 años, eliminando subsidios ineficientes y ampliando la base tributaria.
Conclusión: la soberanía necesita democracia, tecnología y resultados
México está en una encrucijada. La presión externa crece, la capacidad interna se debilita, y el modelo actual no ofrece respuestas sostenibles. Defender la soberanía es indispensable, pero no puede hacerse con dogmas pasados ante problemas del presente. Se requiere visión, apertura, inteligencia, y una transición democrática profunda que abra paso a una nueva etapa de desarrollo para el país.
Éste artículo fue elaborado por www.aimworld.ai con apoyo de IA
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