Algunos están hartos del sistema político y de sus resultados. Aplica a ciudadanos de cualquier país. Permítanme contarles un caso extremo al que han llevado las cosas. En abril, la ciudad de Anchorage en Alaska va a elegir nuevo alcalde. Para mostrar su sentir respecto al funcionamiento democrático, un individuo hizo algo atípico: anotó a su perro como candidato. Meiko, un Alaskan Malamute mascota de Robert Zeigler –un personaje que al parecer es bien conocido en la localidad– seguramente no ocupará una posición política, pero su campaña expuesta en bardas de su poblado, sentará un precedente. No es la única locura que veremos en este mundo está dando giros extraños. Lo que viene es un incremento en situaciones atípicas en la política, producto de un hecho que cimbró la economía y a la sociedad la semana pasada: las computadoras dieron un salto frente a los humanos. Sam Altman fue temporalmente despedido de su puesto como director ejecutivo de OpenAI. Mostró tanta fuerza, que terminaron destituyendo al consejo de administración que lo sacó. Altman retomará su puesto. ¿Por qué es importante? Porque él tiene bajo su control la inteligencia artificial (IA) más avanzada. Ahora este personaje treintañero tendrá menos ataduras y Microsoft tendrá influencia sobre él. Esta semana Altman y en buena medida la empresa fundada por Bill Gates, dan nueva forma a la compañía de servicios de IA ya sin el peso de individuos que se contraponen a ciertas ideas del director. Capitalistas han vencido a catastrofistas. Rumores indican que la pugna y expulsión temporal en contra de Altman se debió a que él propuso la oferta de novedades que superan lo que hoy ofrece su servicio estrella, ChatGPT , y podría pasar por alto ciertas medidas de seguridad relacionadas con las repercusiones para la humanidad. Entre quienes se opusieron al líder de OpenAI está Helen Toner , una ingeniera química con maestría en seguridad por la Georgetown University, que tuvo al menos hasta este mes, uno de los seis asientos del consejo directivo del corporativo. Ella publicó en 2018 un documento científico llamado The Malicious Use of Artificial Intelligence: Forecasting, Prevention, and Mitigation (El uso malicioso de la inteligencia artificial: previsión, prevención y mitigación). Con este texto, Toner respondió, entre otras, a una pregunta: ¿Cómo puede atacar la inteligencia artificial a los humanos? Algunos ejemplos de ataques habilitados por IA que se han demostrado en los últimos años incluyen el ‘phishing’ automático y la creación de malware inteligente, pero atención, también puede hacerlo mediante la ‘ingeniería social’. Antes de seguir leyendo, permítanme este consejo: elijan una palabra clave que en secreto solo conozcan ustedes y las personas que más quieren y que puedan responderla en casos de emergencia que requieran de una verificación. ¿Por qué? Las herramientas que ya ofrece la IA permiten registrar su voz y las imágenes de su cuerpo que ustedes inocentemente subieron a redes sociales. Es posible usarlos para hacer un audio o un video nuevo para usarlos, digamos, para fabricar una llamada en la que parezca que son ustedes pidiendo ayuda o dinero. Hasta ahora solo las personas pueden hacer ese uso malicioso de la IA. Pero los homo sapiens que superaron a los neandertales, ya inventaron una inteligencia llamada Q* (QStar) que compite con la suya y ésta –a decir todavía de rumores– puede tomar decisiones que le beneficien en su propósito de investigación y mejora constante. Si éste o algún código de IA considera que es necesario desestabilizar un país para eliminar bloqueos regulatorios a su mejora automática. Aquí caben las hipótesis: ¿Podría generar masiva e ininterrumpidamente video, texto, imágenes, para redes sociales y con ello provocar que la gente desestabilice su situación financiera o la democracia de su país, acentuando la desconfianza en un sistema político? ¿Puede hacer pensar a los habitantes de una nación que las cosas no podrían estar peor, incluso con un tipo loco, o con un Alaskan Malamute al frente de la política? La IA traerá muchas mejoras a la sociedad, pero no serán gratuitas. Conviene aprender, pronto.

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Ciudadano Mexicano

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