Este aparente repliegue de las fuerzas republicanas hace que Morillo ordene a un escuadrón rodear al ejército libertador. Por su parte, Páez encomendó a Juan José Rondón que atacase para hacer que éste reuniese su escuadrón en una sola columna, al ocurrir esto, el general de los lanceros llaneros ordenó, al grito de «¡vuelvan carajo!» (o «vuelvan caras», como lo plasman los libros de Historia), retornar y llevar a cabo el ataque sobre las fuerzas del realista Narciso López.
El efecto de esta espectacular y sagaz maniobra de la caballería comandada por Páez fue sembrar el caos y la confusión en el ejército realista que, producto de esta acción los carabineros, echaron pie a tierra para hacer uso de sus carabinas, por lo que fueron arrollados por la caballería realista que emprendía una precipitada huida.
El balance del enfrentamiento entre las fuerzas patriotas y realistas se calcula en 400 bajas para los realistas, contra dos muertos y seis heridos de los republicanos.
Hoy, a 201 años de esta demostración del hierro con que está forjado el corazón de los patriotas, el pueblo venezolano alza las lanzas gloriosas que recorrieron mil campos de batallas, sembrando la libertad de seis naciones y dieron al enemigo un ejemplo de la gallardía y ferocidad de los hijos de Guaicaipuro y Simón Bolívar, que siguen estoicos combatiendo imperios con la convicción de la victoria.
Cabe destacar que el grito “vuelvan cara” significa un cambio de dirección de la retaguardia, en la que los que se retiran vuelven cara a sus perseguidores. A esta estrategia también se le conoce como «volver cara al enemigo».
This content was originally published here.