Turismo

La paradoja del escritor antisistema: 20.000 euros por un premio del Gobierno y viajes pagados por el Estado

El jurado del premio Nacional de Narrativa, compuesto este año, entre otros, por la escritora Almudena Grandes y el crítico Ignacio Echevarría, decidió galardonar el pasado martes a Cristina Morales (Granada, 1985) por la «propuesta radical y radicalmente original» de su novela «Lectura fácil» (Anagrama). Con lo que no contaba el Ministerio de Cultura, encargado de conceder el premio, dotado con 20.000 euros, era con que esa radicalidad la trasladara también la autora a su opinión política en un momento especialmente delicado para la sociedad española.

Al ser preguntada por EP, poco después de saber que había sido galardonada, por la situación vivida en las calles de Barcelona –ciudad en la que reside– tras hacerse pública la sentencia del «procés», Morales aseguró: «Es una alegría ver el centro, las vías comerciales tomadas por la explotación turística y capitalista, de las que estamos desposeídas quienes vivimos ahí. Es una alegría que haya fuego en vez de tiendas y cafeterías abiertas».

No contenta con eso, la premio Nacional prosiguió su diatriba contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado asegurando que «la violencia es la de la Policía, es lo único que se puede esperar de la Policía. Es un cuerpo violento ante el que solo cabe el sometimiento o la autodefensa». Cabe recordar que unos 300 agentes sufrieron lesiones al intentar contener la violencia de grupos independentistas radicales en la Ciudad Condal. De hecho, de entre los policías nacionales heridos hay dos que tienen un pronóstico grave y un tercero permanece en la UCI en estado muy grave por un traumatismo craneoencefálico.

Preguntado por tan incendiarias declaraciones de su premiada, José Guirao, ministro de Cultura, señaló, durante un acto en Madrid, que su labor se limita a «dar el visto bueno» a los jurados, sin intervenir en quién recae el galardón. «Lo que uno intenta es que el premio que dé el jurado merezca la categoría de premio Nacional», dijo Guirao, en declaraciones recogidas por EP, e insistió en que no debe «opinar» sobre los galardonados, ya que su función se limita a «llamar y felicitar al ganador, además de que diga que acepta el galardón».

«En el tiempo que llevo como ministro, los premios que se han dado no todos me han gustado mucho, poco o regular: es que ni opino», matizó el titular de Cultura. Y remató: «Lo primero que hice fue preguntar sobre su calidad literaria: esa debe de ser la actitud, jamás dirigir ni intervenir en un jurado». En este sentido, la vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, felicitó a través de Twitter a Morales poco después de conocer la noticia de su galardón, dándole la enhorabuena por el premio y por haber escrito «un libro valiente».

Enhorabuena a la escritora granadina Cristina Morales, Premio Nacional de Narrativa 2019, por su obra ‘Lectura fácil’.

Merecido premio, concedido por el @culturagob, por un libro valiente, que el jurado ha definido como “radicalmente original” pic.twitter.com/UkgKG8KzLa— Carmen Calvo (@carmencalvo_)

October 22, 2019 Es el primer premio Nacional que Morales gana con «Lectura fácil», pero no el único. El año pasado, la novela ya fue reconocida con el Herralde, un galardón literario de ámbito privado que goza de un importante prestigio entre crítica y lectores en este país. De hecho, aquel reconocimiento se tradujo en muy buenas cifras de venta para una novela de planteamiento arriesgado e innovador, algo poco común en el conservador sector editorial. En una entrevista concedida entonces a «El Confidencial», Morales defendía que «la crítica debe ser destructiva» y que su objetivo con el libro es «destruir lo que existe». Y terminaba con toda una declaración de intenciones, dirigida a la clase política: «Aquí tiene que haber una pira».

Antisistema
Un discurso a todas luces antisistema, si nos atenemos a la definición del Diccionario de la RAE («contrario al sistema social o político establecidos»), y, por tanto, un tanto contradictorio con el hecho de aceptar un galardón cuyos honorarios proceden del erario público («es un reconocimiento económico que me permite dignificar la literatura como forma de vida», se justificó Morales en declaraciones a ABC). Igualmente chirría con ese planteamiento ideológico que la premio Nacional tampoco le haga ascos a una estancia en Cuba, donde ahora se encuentra, becada por la AECID, entidad dependiente del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación.

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