Michel Rojkind, el arquitecto que está revolucionando México

Michel Rojkind tiene 48 años y está considerado uno de los arquitectos más influyentes de México. Desde que en 2002 fundó el estudio que lleva su nombre, sus obras cosechan tantos elogios como premios internacionales. Entre sus proyectos más conocidos se destacan el Museo Tamayo, la Cineteca Nacional(México, 2013), el Museo del Chocolate Nestlé (Toluca, 2007) el Mercado Roma (México, 2013) y el Foro Boca, sede de la Orquesta Filarmónica de Boca del Río, en Veracruz. El motor de sus ideas innovadoras, que lo consagraron como uno de los líderes más influyentes de su país, es su personalidad multifacética. Antes de ser arquitecto, Michel fue baterista de la banda Aleks Syntek y la Gente Normal (con la que grabó cuatro discos), estudió cine en Nueva York y es un apasionado corredor de maratones, como la de Boston. Hace unos años, también fue parte de la campañaCaminando con gigantes, de Johnnie Walker.

Michel reconoce que su espíritu curioso le viene de familia. ” Mi padre era científico, obtuvo el Premio Nacional de Ciencias por sus investigaciones sobre el hígado; mi madre se fue a la India a buscar a su gurú. Soy el menor de cuatro hermanos y crecí en una casa muy divertida. Tengo un poco de los dos: de mi padre, heredé el haber seguido lo que quería con el corazón, que es algo que hizo él hasta que falleció; de mi madre, sensibilidad e intuición energética”.

Hace pocos días, Michel estuvo en Montevideo como parte del jurado que elegirá el proyecto de rezonificación del Mercado Modelo de Abasto. En el concurso internacional se presentaron 73 propuestas con estrategias para desarrollar a corto, mediano y largo plazo. Antes, pasó por Buenos Aires para ir al concierto de Radiohead, una de sus bandas favoritas.

¿Qué es lo primero que mirás de un edificio?

Lo que más me llama la atención es ver a la gente, me espantan los edificios o las plazas vacías. En cambio, cuando los espacios están llenos y activos, la experiencia está completa.

¿Cómo fue la experiencia del concurso de Montevideo?

Hacen falta este tipo de concursos, que crucen la iniciativa privada, la pública, la gente del lugar, arquitectos, sociólogos y urbanistas. En países como los nuestros, en los que hay tan poca planificación, se necesitan proyectos interdisciplinarios que puedan echar raíces en la ciudad.

¿Cómo nació tu vocación por la arquitectura?

Con el tiempo. Durante varios años fui baterista de una banda que se llamaba Aleks Syntek y la Gente Normal. Me interesaba el diseño gráfico, pero mi hermano me convenció -y le estoy agradecido por eso- de que un arquitecto podía hacer diseño gráfico, pero un diseñador no podía hacer arquitectura. Cuando empecé a ver con atención los espacios públicos, edificios, hoteles y aeropuertos, empecé a darme cuenta de lo que puede hacer la arquitectura por la gente y la sociedad.

¿Y qué es lo que puede hacer?

La arquitectura es un testigo de los cambios sociales. El arquitecto cree que su arquitectura forma a la gente y hoy, más que nunca, yo veo que la gente transforma la arquitectura y marca el ritmo de cambios cada vez más rápidos. Lo que hacemos en nuestro estudio es diseñar gran parte del proyecto, pero dejamos áreas sin terminar para ver cómo la gente ocupa esos espacios. Lo malo es que por lo general se sigue reproduciendo modelos arquitectónicos para ciudades y modos de vida que ya están cambiando, o que ya no existen, como las casas de tres ambientes para familias tipo cuando ya hay hogares de mamá y mamá, papá y papá o mamá soltera. La arquitectura debe replantearse todo eso. Los espacios de coworking son otro ejemplo de los cambios del mundo del trabajo. Debemos ofrecerles valor agregado a las personas; si no, estamos haciendo las cosas mal.

Siempre la música

Una de las obras más recientes de Rojkind es el Foro Boca, sede de la Filarmónica de Boca del Río. El proyecto fue elegido como obra del año por el sitio especializado Arch Daily“Cuando encaramos la sala de conciertos para la Filarmónica de Boca del Río, elegimos la zona más deteriorada de la ciudad, y propusimos un área de plazas exteriores como parte del proyecto, entendiendo que la obra iba a ser un detonador positivo para la zona. Entonces, le explicamos al alcalde que el proyecto tenía un potencial mayor al que nos estaba pidiendo. Luego, él mismo decidió instalar sistemas de audio para que los conciertos se pudieran escuchar gratis fuera de la sala, porque se dio cuenta de que la gente que quiere escuchar un concierto va a pagar una entrada, pero si pasa un pescador, escucha la música y la disfruta, es posible que en algún momento también quiera pagar una entrada para escuchar a la Filarmónica sentado en su butaca”.

¿Cómo influyó tu pasado como músico en este proyecto?

Tenía ganas de hacer algo que vinculara música y arquitectura. No somos especialistas en el tema. Es más, somos un estudio especializado en no ser especialistas en nada: no nos gusta que nos etiqueten. Cuando nos llega un encargo esta naturaleza, contratamos a los mejores profesionales que hay en el mundo. En este caso, trabajamos con especialistas mexicanos y estadounidenses.

¿Cómo creés que deben evolucionar ciudades como Buenos Aires o el DF?

Las ciudades son como termómetros vivos. La movilidad es un tema clave; tenemos que replantearnos la relación de los autos con las personas. Yo vendí mi auto cuando se puso en marcha el sistema de ecobicis. Necesitamos ese tipo de movidas. La inseguridad es otro tema crucial. El gobierno es responsable de cuidar a sus ciudadanos, y eso se logra con políticas más equitativas con oportunidades para todos. La fractura social que tenemos en países como los nuestros es porque nadie nunca da nada: el rico es rico y le importa poco la clase media o la clase pobre y el pobre se queja porque no tiene oportunidades. Yo apuesto a la responsabilidad compartida.

Sos reconocido como una persona creativa a la que hay que escuchar ¿Por qué creés que te ven así?

No me conformo con lo que tengo ni con el lugar en el que estoy. Nunca superé la edad del por qué, siempre me cuestiono lo que pasa. Siento que hoy las mejores compañías -o las que más admiro- son las que tienen un abanico más amplio de cultura general.

En sus brazos, Michel tiene tatuadas dos palabras: “abierto” y “receptivo”. “Es un mantra de mi madre. Desde chicos, nos decía: ‘Tienes que ser abierto y receptivo, abrir los brazos a la vida. ?¡Deja de quejarte! Trabaja y la vida te dará lo que estés listo para recibir'”.

¿Qué es lo que atenta contra la creatividad y qué es lo que la estimula?

La peor crisis no es la económica, sino la mental. El día que tu cabeza para de funcionar, estás en problemas. El trabajo es personal; siempre les exigimos a los demás, pero muy pocas veces nos preguntamos qué estamos haciendo nosotros, qué estamos dando para generar cambios. Yo soy corredor, me motiva la música, rodearme de cosas que me hagan crecer. Y no pierdo la capacidad de asombro.