Texto: Lucio Gopar
Fotos: Jorge Córdova

Cuántas veces hemos escuchado hablar de las Bahías de Huatulco y a la hora de decidir qué playa visitar, no sabemos por cual decidirnos. Esto pasa por que Huatulco cuenta con 9 bahías y 36 playas en este bello lugar de la costa oaxaqueña.

Si tu próximo plan de viaje incluye a toda tu familia o simplemente quieres disfrutar de una playa tranquila, en esta ocasión te vamos a recomendar una de las joyas del pacífico mexicano: Playa Maguey, ubicada en la bahía del mismo nombre.

Esta hermosa playa de la cual los nativos se sienten orgullosos, se encuentra caprichosamente ubicada entre dos montañas, lo que hace que cuente con una extensa vegetación, donde predominan el mangle, el guanacaxtle, el macuil y el guayacán, en donde posan aves como la chachalaca y la aves de paraíso, además de garzas y pelícanos que le dan un toque de alegría y belleza.

Es tanta su belleza que pareciera que estas dos montañas hubieran sido separadas únicamente para que el mar entrara en ellas, deteniendo la fuerza del océano.

En época de lluvias, los colores verdes de la montaña contrastan

En el período de lluvias contrastan los colores verdes de las montañas, con el azul del mar. Además, la arena es suave y muy fina, con muchos minerales que hacen que podamos observar destellos en ella. En esta playa se puede andar descalzo sin problemas pues la arena no lastima nuestros pies. Aunque si hace mucho sol la arena se calienta y es necesario usar sandalias. Sin embargo siempre se disfruta del contacto de nuestros pies con la delicada arena.

Playa Maguey es una playa segura para toda la familia por la tranquilidad de su oleaje, aunque los niños siempre deberán jugar y nadar bajo la supervisión de algún adulto para prevenir accidentes.

Sus aguas son perfectas para jugar con una pelota de playa a las orillas, y practicar algún deporte como el voleibol o simplemente arrojarse la pelota de un lado a otro.

Además de los juegos en familia, la playa es perfecta para practicar buceo y snorkel, ya que a unos cuantos metros de profundidad se pueden encontrar bellos arrecifes. Sin embargo hay que recordar que los arrecifes se forman durante muchos años, por lo debemos respetar y conservarlos intactos, admirándolos únicamente sin alterar el entorno. Es necesario recordar que al alterar el ecosistema estamos expuestos a ser sancionados por las autoridades.

No importa si no eres un experto, en este lugar encontrarás todo el equipo para realizar estas actividades. Además de que podrás encontrar artículos de seguridad para niños y adultos como flotadores y chalecos salvavidas.

Entre sus muchas maravillas, los pescadores cuenta que en este lugar pueden encontrar varios tipos de pescado, dentro de los cuales destacan en marlín, el vela, el dorado, el atún, pez gallo y guachinango, además de encontrar langostas y otras especies comestibles, que resultan ser una delicia para el paladar.

Explican que una vez que se han pescado se llevan frescos directo del mar a los restaurantes que se encuentran a orillas de la playa, listos para cocinarse, asarse y servirse a los comensales.

Su ubicación

Para encontrar este paraíso ubicado entre dos grandes montañas solo hay que tomar la avenida que va hacía la Bahía de Santa Cruz y seguir de frente hasta terminar la zona hotelera, continúas de forma recta hasta encontrar una señalización y un estacionamiento muy amplio. Allí mismo podrás dejar tu vehículo y bajar por una escaleras que podrás encontrar en este sitio para poder entrar y contemplar esta belleza de playa.

Otra de las formas para llegar es a través de una embarcación, ya sea en un viaje privado por lancha o yate, o bien por un catamarán, que realiza un viaje a las bahías y que sale desde la playa de Santa Cruz, aproximadamente a las 10 de la mañana todos los días. Algunas de estas embarcaciones hacen parada en la Playa Maguey, para comer y para pasar un buen rato.

Si viajas en auto, se recomienda manejar con precaución ya que mucha fauna atraviesa dichas carreteras, entre ella zorrillos, mapaches, puerco espín, jabalí e inclusive venados, entre muchos otros animales.

Carmina Soberanis Paredes, una de las fundadoras

Una de las primeras restauranteras asentada en este lugar es la señora Carmina Soberanis Paredes, quien comenta que llegó desde hace 23 años. Ahí en donde actualmente está su restaurante había un arroyo y un pequeño monte, por lo que trabajaron muy duro para poder iniciar operaciones, logrando poco a poco una evolución de mejoría. Carmina comenta que al inicio solo tenían carpas con triplay, con el paso del tiempo pudieron construir una cocina de cemento y después pudieron poner una palapa grande y diez pequeñas más, en forma de hongos.

Por su sazón y buen servicio, empezaron a atender hasta 300 personas al día, ya que empezaron a visitarla clientes por parte de algunas agencias de viajes.

Los platillos con receta de la casa son el pescado a la talla (receta de la familia), ya que ella es originaria de Guerrero; así como “La cazuela costeña” y la piña rellena de mariscos estilo “costeño”, otras de sus recetas únicas.

Su restaurante se llama “El Costeño”, por el tipo que tenía su esposo, “el clásico costeño”, moreno, cabello chino, con sus pestañas enchinadas; él era cantante y también así se hacía llamar. El falleció pero la familia de la señora Carmina Soberanis continúa trabajando de forma unida.

Comenta que valora mucho a la gente que colabora con ella, pues han sido leales y los considera parte de su familia. Actualmente ellos tienen capacidad para atender grupos y convenciones, o bien atender a los pasajeros que llegan en los paseos a las bahías a través de catamaranes, lanchas y yates, siempre nos dice con amabilidad, comprensión y atención, ya que “nos dedicamos al turismo” y sabemos que la gente deja todos sus problemas y lo que desea es sentirse “apapachada” y “consentida” y eso es lo que yo, mi familia y mis colaboradores hacemos, para que todos se vayan contentos y que nos recomienden.

Finalmente, dijo que invita a todo el público en general a que visiten El restaurante “El Costeño”, en la Playa Maguey durante su estancia en las Bahías de Huatulco.

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