Economia y Negocios

Tengo otros datos

Cada afirmación que hace el presidente Andrés Manuel López Obrador provoca aplausos o rechiflas, justificaciones o aclaraciones. Unos dicen que lo que dice es absoluta verdad y otros, mentira absoluta. Difícilmente alguien se puede escapar de la radicalización y la tendencia de ver las cosas en blanco y negro.

Lo que es un hecho es que nadie permanece indiferente. Debe reconocerse que la nueva administración federal ha traído una nueva forma de ver las cosas, de responder e, incluso, de justificar los actos. Por ello, y sabiendo que los cambios culturales llegaron para quedarse, esta columna hace una propuesta de cómo utilizar los recursos lingüísticos y de actitud que ha dejado la 4T.

Cuando se trate de desearle mal a alguien siempre se podrá decir: “Lo único que te deseo es que cuando te enfermes te lleven a una clínica del IMSS y compruebes en carne viva si de verdad corrieron médicos y enfermeras y si hay desabasto de medicamentos o no. Sólo así sabrás lo que es sufrir, ¡desgraciado!”.

Y ante las distintas quejas, aquí la solución: “Ahora resulta que siempre salgo con la misma cantaleta, pues ojalá consigas un trabajo como reportero de Presidencia para que te chutes las mañaneras de López Obrador y veas lo que es estar duro y dale, duro y dale con lo mismo”.

“¿Te quejas de mi mamá? ¿piensas que es una entrometida que nos hace la vida imposible? Pues ojalá consiguieras un trabajo en el gobierno y tuvieras que lidiar con Raquel Buenrostro (oficial mayor de la SCHP) para que veas lo que es amar a Dios en tierra ajena, y si no, pregúntale a Germán Martínez lo que sí es tener en serio a alguien entrometido en tu vida, ¡inútil!”.

“¿Cómo que no te alcanza con lo que te doy? Ya pareces dependencia de gobierno en austeridad republicana”.

“¿Quieres en serio quejarte por tener tanto trabajo? Que te contraten en el gobierno con la mitad de sueldo, sin personal de apoyo, lidiando con los sindicalizados y trabajando de lunes a sábado”.

“¿Sabes qué? ¡me tienes hasta la PM2.5! te me vas mucho a la Ciudad de México”.

“¿Cómo que te dejé colgado? Colgados, los proveedores e inversionistas del aeropuerto de Texcoco y ellos no se están quejando como tú”.

“No hablaste en toda la noche, hasta parecías secretario de Estado en conferencia mañanera”.

Y ante situaciones que represente incomodidad o reclamo tales como: “¡pero si llegaste hasta las 3 de la mañana!”, “no me alcanza la quincena, ha subido el jitomate, el aguacate…”, se podrá responder: “Yo tengo otros datos”.

¿Lo cacharon con alguien? No se preocupe más, diga: “Esos son rumores que han soltado los fantoches, conservadores, hipócritas, doble cara que ahora resulta que les interesa nuestra relación, pero que no dijeron nada cuando el baboso de tu ex te puso el cuerno” o incluso se puede decir: “Sí, soy un desgraciado y golpeador, pero con el que andabas antes era peor”.

Y si se trata de no dar explicaciones, ante preguntas como: “Pero ¿por qué me estás terminando? ¿por qué no me dijiste que las cosas estaban mal?”, conteste: “No lo dije en su momento por una cuestión estratégica y también porque tiene uno que andarse cuidando”.

Finalmente, siempre habrá a quién echarle la culpa: “Mary, ¿por qué no está limpia la casa?”,“porque doña Lucha no me dejó un protocolo especial para lavar los trastos y además dejó un verdadero cochinero, una fruta podrida, pero no se preocupe señora, vamos a limpiar la casa, se va a acabar la suciedad y va a haber limpieza, solo téngame paciencia”.

Si se aplican adecuadamente estás recomendaciones se estará entrando de lleno a la 4T, provocando empatía y armonía pues, al menos, habrá un lenguaje común.

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