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Una fantasía llamada Pemex

Petróleos Mexicanos tiene muchas deudas que tiene que pagar en el mediano plazo. La deuda de la petrolera aumentó en 147 por ciento de 2013 a 2017 y es actualmente de casi 105 mil millones de dólares.

23 de Junio de 2019

La entrega pasada escribí lo que considero son los principales aciertos en el gobierno de AMLO hasta ahora. Hoy escribo lo que me parece es el principal error: creer que Pemex puede sacarnos de pobres e invertir en ello.

Apostarle a una fantasía petrolera es la mayor errata de la 4T. Este camino no sólo llevará al Estado a implementar más recortes, sino que Pemex podrá convertirse en un barril sin fondo afectando, incluso, otras áreas del gobierno. Urge recapacitar en política energética si se quiere tener éxito.

La lógica de apostarle a Pemex va más o menos así: el presidente López Obrador estima que Pemex puede convertirse en una palanca de desarrollo. Se argumenta que la razón por la cual la petrolera produce menos barriles es porque se ha reducido la inversión en la misma. En su lógica, si se aumenta la inversión en Pemex, se comenzará a extraer petróleo al punto en el que se podrán producir 2.5 millones de barriles diarios, es decir, 30 por ciento más de lo que se produce actualmente. Entonces, se piensa que con ese dinero, así como con reducciones en corrupción y robo de hidrocarburos, Pemex podrá generar muchos ingresos para el Estado mexicano y para pagar su deuda.

Para lograrlo, el plan de negocios del gobierno busca incrementar la exploración en cuencas terrestres, aguas someras y áreas aledañas a campos de producción, acelerar el desarrollo de los nuevos yacimientos petroleros e incrementar la producción de gas. Asimismo, se busca que el principal descubrimiento hasta ahora, Campo Ixachi, sea explotado exclusivamente por Pemex sin inversión extranjera. 

El problema es que todo parece indicar que este plan no es viable.

Primero, es cierto que la inversión en Pemex es muy baja. En 2018 se invirtió poco más de una tercera parte de lo que se destinó en 2014. Además, de 2012 a 2017 se desplomó el número de pozos perforados, yendo de 1,238 pozos a sólo 79. También es cierto que Pemex requiere urgentemente cuantiosos recursos para salir adelante.

Lo que no parece ser cierto es que el Estado mexicano, por sí solo, tenga el dinero para invertir lo que Petróleos Mexicanos necesita.

Hay quienes estiman que llegar a la producción objetivo del gobierno puede costar incluso 20 mil millones de dólares anuales, algo que Pemex no puede pagar. Más aún, Pemex tiene muchas deudas que tiene que pagar en el mediano plazo. La deuda de la petrolera aumentó en 147 por ciento del 2013 al 2017 y es actualmente de casi 105 mil millones de dólares. Esto implica pagos cuantiosos.

Algo que tampoco suena muy aterrizado son las estimaciones tan optimistas que tiene el gobierno mexicano sobre exploración. Se dice que a un año de haber iniciado la contratación se tendrá producción en 20 nuevos campos. Quieren desarrollar entre 20 y 40 campos nuevos por año, algo que, volviendo a mi punto anterior, es imposible de financiar.

Más aún, no se sabe si los campos serán o no viables, algo que no es claro si el gobierno está considerando. Estiman que de 2020 a 2024 habrá 148 nuevos campos de gas y 148 de aceite. Con la intensa actividad de exploración y de desarrollo de campos se espera revertir la tendencia a la baja de las reservas probadas. Sin embargo, expertos en energía dicen que estos números serán demasiado difíciles de alcanzar.

Finalmente, otra área de cifras demasiado alegres es el huachicol. El gobierno calcula que el 78 por ciento del total de los vencimientos de la deuda de Pemex de 2019 podría ser pagado con el valor acumulado del robo de combustible de 2014 a 2018. Es decir, que el huachicol nos ha costado 101 mil millones de pesos. Si bien el huachicol es un gran problema, acabarlo o llevarlo a cero será algo que tome mucho tiempo y que no necesariamente se logrará con la velocidad con la que Pemex necesita recursos.

Todas estas cifras demasiado optimistas sobre lo productivo que puede ser Pemex me parecen el principal error de López Obrador. No sólo porque no está basado en la realidad, sino porque el Presidente está implementando una política fiscal restrictiva y recortes para invertir recursos en Pemex.

Alguien tiene que detener a López Obrador y al gobierno mexicano de seguir avanzando en este camino. De seguir así, el petróleo no será una palanca de desarrollo, sino una fuente de estancamiento para los recursos públicos.

En los 70’s, cuando las condiciones de Pemex eran más favorables, el modelo propuesto por AMLO hubiera funcionado. Hoy no. Hoy se necesita que Pemex y operadores internacionales sean bienes complementarios.

Fuente:https://www.excelsior.com.mx/opinion/viridiana-rios/una-fantasia-llamada-pemex/1320226

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