Política y gobierno

100 luchadores muertos por covid retan a AMLO: “cubrebocas contra cabecita de algodón”

Antes de que Andrés Manuel encaneciera, si uno buscaba en Google la expresión “cabecita de algodón” aparecían solo videos y notas sobre Gordolfo Gelatino y su mamá doña Naborita, mujer a quien en la primera mitad de la década de los setenta del siglo pasado Televisa popularizó con ese mote: Cabecita de Algodón.

Cuando el cabello de AMLO se empezó a poner más blanco que oscuro, a muchas personas —cientos de miles de ellas— que lo quieren, respetan y han apoyado su causa les dio por llamarlo Cabecita de Algodón en redes sociales.

Ahora, al buscar en Google “cabecita de algodón” siguen apareciendo videos y notas sobre la mamá de Gordolfo Gelatino, pero después de miles de informaciones sobre el presidente López Obrador.

De ese tamaño es el cariño que la gente siente por el presidente López Obrador.

Los luchadores

Terrible lo que se lee en un reportaje de la revista Proceso en la semana que está por terminar:

√ “Más de 100 luchadores han perdido la pelea con el coronavirus”.

√ “Pero todo indica que debe haber más víctimas del covid-19, pues no se lleva el control de los peleadores que realizan funciones clandestinas”.

√ “En México no hay evidencias ni registros de alguna actividad deportiva más golpeada por el covid-19 que la lucha libre profesional, considerada Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México desde julio de 2018”.

√ “Y el coronavirus también golpea a los sobrevivientes: al suspenderse las funciones, los gladiadores en activo se quedaron sin ingresos y no tienen ninguna prestación laboral, mientras que los retirados carecen de pensión. Todos tuvieron que salir a ganarse la vida de cualquier forma, incluida la venta de sus máscaras y el cobro por autógrafos, fotos, mensajes de voz… y peleas clandestinas”. 

√ ¿Por qué se presentan en peleas clandestinas? Por hambre, para ganar —y si les pagan— entre 150 y 500 pesos por función.

El Fantasma, presidente de la Comisión de Lucha Libre de la Ciudad de México, dice: “estamos acostumbrados a que si luchamos, comemos; si no luchamos no comemos”.

√ Pero “no vale la pena morir por 150 o 500 pesos” que se les ofrece en las luchas clandestinas, si acaso el promotor “en realidad cumple… A esos jovencitos les pido que no lo hagan. Se infectan muchos colegas que acudieron a luchas clandestinas. Los compañeros ignorantes, con el perdón de la palabra, que ni siquiera son luchadores o no cuentan con licencia, van, luchan cuerpo a cuerpo y se contagian; llegan a sus casas e infectan a la familia y hasta mueren”.

Los luchadores, héroes de la mascarilla, más razonables que López-Gatell

No lo ha hecho Hugo López-Gatell, rockstar de la epidemiología, pero sí no pocos personajes de la lucha libre, que han salido a la calle y a distintos espacios públicos a promover con absoluta seriedad el uso del cuberbocas. No sé si el gobierno les pague por hacerlo. Si no ocurre así, la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, debería dedicar algo del presupuesto del gobierno de la Ciudad de México a entregar un salario digno a tales héroes que “si luchan, comen, y si no luchan, no comen”.

Andrés Manuel y el cubrebocas

Por recomendación de López-Gatell —así lo ha dicho AMLO repetidas veces en sus conferencias de prensa mañaneras—, el presidente de México solo utiliza la mascarilla en los aviones, pero no por estar convencido de que resulta socialmente benéfico usarla, sino porque lo exigen las aerolíneas comerciales.

Es admirable Andrés Manuel. El único presidente en muchos años en nuestro país —tal vez el único gobernante en el mundo— que no viaja en aviones privados, ya sean propiedad del gobierno o rentados a empresas particulares; excepcionalmente, en dos o tres ocasiones lo ha hecho, vuela en aeronaves militares, pero solo por verdaderas emergencias; lo normal para él es volar en Aeroméxico, Volaris, Viva Aerobus, etcétera.

¿Por qué un político normalmente tan sensato y cercano a la gente común y corriente se niega a hacer lo que millones de mexicanos conscientes hacen: ponerse el cubrebocas?

El semáforo ya no es rojo gracias a la gente, no a la estrategia oficial

Han mejorado las cosas en México —las cursivas tienen que ver con el hecho de que el nuestro es el tercer país con más muertos por covid en el mundo—, pero si ha ocurrido así se debe a la responsabilidad de los ciudadanos que han sabido guardar la sana distancia en sus actividades y, sobre todo, han aprendido a vivir con la mascarilla invariablemente tapando nariz y boca.

¿No merecen los ciudadanos y las ciudadanas que su presidente, a quien tanto quieren y apoyan, se solidarice colocándose en el rostro el cubrebocas, lo necesite él o no —conste, el caso de AMLO es especial, ya que por su cargo tiene poco contacto físico inclusive con sus propios colaboradores—?

Por la tercera ola: “mascarillas contra Cabecita de Algodón

¿O será necesario, para que Andrés Manuel utilice el cubrebocas, que los luchadores lleguen a la mañanera a retarlo a un clásico mascarilla contra cabellera, es decir, mascarilla contra Cabecita de Algodón?

No es broma, sino una necesidad social para que la tercera ola de coronavirus cause el menor daño posible en México. El propio presidente López Obrador ha advertido del riesgo de que la nueva oleada de la pandemia sea terrible, de ahí la urgencia de acelerar la vacunación, de acuerdo al buen diagnóstico de AMLO.

La campaña de inmunización representa la salida al laberinto, pero marcha a paso muy lento. Así que, para minimizar los contagios y las muertes, debemos todos insistir en el cubrebocas y la sana distancia. En este asunto fundamental para la salud pública, no hay duda de que ya llegó el momento de que el presidente de nuestro país predique con el ejemplo.

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