Acuerdo por la democracia, inútil y superfluo

Para 15 de ellos, fue la última vez que visitaron Palacio Nacional como gobernadores; para otros, fue más una simulación que un acto democrático y para los menos, los más afortunados, la oportunidad de intercambiar algunas palabras en corto, con el presidente López Obrador.

Los gobernadores de Baja California, Norte y Sur, Chihuahua, Nuevo León, Nayarit, Michoacán, Querétaro, Sinaloa, Guerrero, SLP, Sonora, Colima, Campeche, Tlaxcala y Zacatecas, dejarán sus cargos a partir de los resultados que arroje la elección del próximo 6 de junio.

Los mandatarios estatales suscribieron con el presidente, el Acuerdo Nacional por la Democracia en donde se comprometieron a garantizar elecciones libres, limpias y respetar la voluntad del pueblo y desde luego, no intervenir en ellas, pasando por alto que todo el entramado jurídico que existe en materia electoral, ya contempla expresamente estos objetivos, además de que el INE con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, son las instituciones garantes de estos preceptos.

El mensaje político a destacar del encuentro, se circunscribe a que, por fin, AMLO se reúne con los gobernadores en un entorno previo de crispación y no porque los funcionarios estatales lo hayan provocado, sino porque el discurso cotidiano del presidente hacia muchos de ellos, está plagado de belicosidad, además de que no ha accedido a atender sus demandas de mayor presupuesto para atender la crisis derivada por la pandemia y menos, a aumentar sus participaciones.

En tiempos en donde los acuerdos nacionales encabezados por el presidente de México, brillan por su ausencia, pues es alentador que haya ocurrido, aunque haya sido solo para efectos de la foto, porque en el desarrollo de las campañas, la elección y el escenario postelectoral, pues no servirá de nada.

La reunión fue privada, lejos de los medios de comunicación, pero lo que trascendió fue que faltaron por tratar muchos temas que tienen que ver con las elecciones; como garantizar la seguridad para los candidatos; la utilización facciosa y electoral de la vacunación del Covid; el uso de dinero proveniente del crimen organizado y la participación de los malosos con candidatos propios en los comicios, entre otros temas.

Los mandatarios estatales panistas, el independiente, el perredista y algún priista salieron insatisfechos de la reunión, en cambio, para los priistas alineados al régimen, al igual que los morenistas, celebraron el acuerdo, aunque para fines prácticos no tenga ningún resultado.

O acaso habrá cambios en las mañaneras para no tratar de llevar agua su molino el presidente, por supuesto que no; o de la vacunación se alejarán los cuervos, digo los siervos de la Nación, pues no; o a los beneficiarios de los programas sociales del presidente se les prohibirá votar como ocurre en varios países nórdicos, claro que no.

Solo fue pura parafernalia. Prendieron los fuegos artificiales en Palacio Nacional para anunciar que de ninguna manera se perderá la mayoría en la cámara de diputados y por lo menos ganarán 11 gubernaturas de las 15 que estarán en juego el próximo 6 de junio.

Cortinas de humo para tapar las graves violaciones que existen en materia electoral por parte del presidente de la república y su estructura gubernamental, así como para justificar la descalificación de los resultados si estos no les favorecen.

Los gobernadores, todos, son institucionales y al recibir la “amable invitación” del presidente para acudir a Palacio, aceptaron de inmediato, aunque algunos a regañadientes como fue el caso del gobernador de Tamaulipas que está a unos días de ser desaforado en la cámara de diputados federal, aunque después, el congreso local lo exonerará.