En un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes en la historia de la humanidad, no sorprende que la ecoansiedad o preocupación generalizada sobre el estado actual y futuro de nuestro planeta, se haya convertido en un problema de salud mental cada vez más prevalente.
Mientras la gente presencia los impactos devastadores del cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, es natural sentirse abrumado y descorazonado. Y resulta que vivo en Phoenix, Arizona, una ciudad de “apocalipsis de calor” con suministros de agua cada vez más escasos, así que sé algo al respecto.
Puede interesarte: Contaminación del aire, el mayor riesgo para los humanos
Pero en medio de predicciones pesimistas, hay esperanza. Como terapeuta y profesora de trabajo social clínico, he visto de primera mano lo paralizante que puede ser la ecoansiedad y me dedico a encontrar soluciones. A continuación se ofrecen algunos consejos basados en evidencia para abordar los problemas climáticos.
¿Qué es la ecoansiedad?
Se trata de un término amplio que abarca el temor a cuestiones ambientales como la contaminación y la eliminación de desechos tóxicos, así como temores específicos del clima, como el aumento de las tasas de fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del nivel del mar.
Los síntomas comunes incluyen preocupación por las generaciones futuras, problemas para dormir o concentrarse, sentimientos de frustración y sensación de impotencia. Estos sentimientos pueden variar desde preocupaciones leves y pasajeras hasta una profunda desesperación, ataques de pánico y conductas obsesivo-compulsivas.
¿Suena esto como algo que ya conoces? Aquí una serie de recomendaciones que pueden ayudar a las personas a afrontar estos sentimientos:
Comprensión y autocompasión
Sé amable contigo mismo y date cuenta de que no estás solo con esos sentimientos. Preocuparse por el mundo en el que vives no te convierte en un alarmista “loco”. De hecho, un número cada vez mayor de personas en todo el mundo siente lo mismo: dos tercios de los estadounidenses afirman estar al menos algo preocupados por el cambio climático en encuestas recientes.
Participa en la solución
Puede ser difícil sentirse empoderado cuando los daños ambientales están afectando tu salud mental, pero la creciente crisis global aún exige atención urgente. En lugar de enterrar la cabeza en la arena, utiliza ese malestar mental como catalizador para la acción. Cuando te sientas ansioso, utiliza esa energía como combustible para la lucha. Aprovechar la ecoansiedad de esta manera puede reducir su sensación de impotencia.
Imagen ilustrativa | Arquitectos buscan revertir el cambio climático / Foto: archivo | El Sol de Zacatecas
Charla contigo mismo
El peso de la crisis climática ya es bastante pesado: no dejes que tu cerebro te haga sentir aún peor. Cuando se trata de pensar en el cambio climático, una mentalidad realista nos coloca en una zona psicológica de Ricitos de Oro “perfecta”. No adormezcas tus heridas psíquicas, pero tampoco te sobrecatastrofes.
Procesa el trauma para poder sanar
La crisis climática se ha conceptualizado como un trauma colectivo, y muchas personas están luchando contra el duelo ecológico por los impactos climáticos que ya han ocurrido. Procesar traumas pasados derivados de eventos como desastres climáticos es un paso crucial para mejorar su capacidad para afrontar nuevas experiencias.
Reduce el aislamiento
No es ningún secreto que tener una sólida red de apoyo social es un ingrediente clave para la felicidad. Rodearse de amigos compasivos y con ideas afines también es clave para realizar esfuerzos sostenidos y hacer su parte para marcar la diferencia. Considera unirte o iniciar un Café del Clima o un grupo similar para hablar sobre preocupaciones climáticas.
Sal al aire libre y disfruta de la naturaleza. Date un paseo tranquilo por el bosque y observa la naturaleza a su alrededor: es una práctica japonesa de relajación conocida como baño de bosque. Dedica tiempo a la jardinería. Haz ejercicio al aire libre o pasa tiempo al aire libre en un lugar que te resulte relajante y reparador.
Actos de autocuidado
El cuidado personal es primordial cuando se trata de gestionar el costo emocional de la ecoansiedad. Participar en prácticas de cuidado personal, como dormir lo suficiente, comer sano y divertirnos, nos ayuda a mantener una sensación de equilibrio frente a preocupaciones ambientales abrumadoras.
Debido a que el duelo ecológico se centra en el pasado y la ansiedad ecológica está orientada al futuro, reconectarse con el momento presente es una forma poderosa de combatir ambos. Las prácticas de atención plena, como la meditación y la respiración profunda, proporcionan un efecto calmante y de conexión a tierra, lo que ayuda a reducir el estrés y aliviar los sentimientos de impotencia. Además, la atención plena fomenta una conexión más profunda con la naturaleza y una apreciación del momento presente, lo que puede contrarrestar la sensación de desesperación asociada con las incertidumbres ambientales futuras.
Frente a la ansiedad ecológica, estas estrategias pueden generar resiliencia, recordando a todos que tienen el poder de forjar un futuro más sostenible y esperanzador.
* Profesora de práctica en trabajo social, Universidad de Texas en Arlington.
En un mundo que enfrenta desafíos ambientales sin precedentes en la historia de la humanidad, no sorprende que la ecoansiedad o preocupación generalizada sobre el estado actual y futuro de nuestro planeta, se haya convertido en un problema de salud mental cada vez más prevalente.
Mientras la gente presencia los impactos devastadores del cambio climático, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, es natural sentirse abrumado y descorazonado. Y resulta que vivo en Phoenix, Arizona, una ciudad de “apocalipsis de calor” con suministros de agua cada vez más escasos, así que sé algo al respecto.
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Pero en medio de predicciones pesimistas, hay esperanza. Como terapeuta y profesora de trabajo social clínico, he visto de primera mano lo paralizante que puede ser la ecoansiedad y me dedico a encontrar soluciones. A continuación se ofrecen algunos consejos basados en evidencia para abordar los problemas climáticos.
¿Qué es la ecoansiedad?
Se trata de un término amplio que abarca el temor a cuestiones ambientales como la contaminación y la eliminación de desechos tóxicos, así como temores específicos del clima, como el aumento de las tasas de fenómenos meteorológicos extremos y el aumento del nivel del mar.
Los síntomas comunes incluyen preocupación por las generaciones futuras, problemas para dormir o concentrarse, sentimientos de frustración y sensación de impotencia. Estos sentimientos pueden variar desde preocupaciones leves y pasajeras hasta una profunda desesperación, ataques de pánico y conductas obsesivo-compulsivas.
¿Suena esto como algo que ya conoces? Aquí una serie de recomendaciones que pueden ayudar a las personas a afrontar estos sentimientos:
Comprensión y autocompasión
Sé amable contigo mismo y date cuenta de que no estás solo con esos sentimientos. Preocuparse por el mundo en el que vives no te convierte en un alarmista “loco”. De hecho, un número cada vez mayor de personas en todo el mundo siente lo mismo: dos tercios de los estadounidenses afirman estar al menos algo preocupados por el cambio climático en encuestas recientes.
Participa en la solución
Puede ser difícil sentirse empoderado cuando los daños ambientales están afectando tu salud mental, pero la creciente crisis global aún exige atención urgente. En lugar de enterrar la cabeza en la arena, utiliza ese malestar mental como catalizador para la acción. Cuando te sientas ansioso, utiliza esa energía como combustible para la lucha. Aprovechar la ecoansiedad de esta manera puede reducir su sensación de impotencia.
Imagen ilustrativa | Arquitectos buscan revertir el cambio climático / Foto: archivo | El Sol de Zacatecas
Charla contigo mismo
El peso de la crisis climática ya es bastante pesado: no dejes que tu cerebro te haga sentir aún peor. Cuando se trata de pensar en el cambio climático, una mentalidad realista nos coloca en una zona psicológica de Ricitos de Oro “perfecta”. No adormezcas tus heridas psíquicas, pero tampoco te sobrecatastrofes.
Procesa el trauma para poder sanar
La crisis climática se ha conceptualizado como un trauma colectivo, y muchas personas están luchando contra el duelo ecológico por los impactos climáticos que ya han ocurrido. Procesar traumas pasados derivados de eventos como desastres climáticos es un paso crucial para mejorar su capacidad para afrontar nuevas experiencias.
Reduce el aislamiento
No es ningún secreto que tener una sólida red de apoyo social es un ingrediente clave para la felicidad. Rodearse de amigos compasivos y con ideas afines también es clave para realizar esfuerzos sostenidos y hacer su parte para marcar la diferencia. Considera unirte o iniciar un Café del Clima o un grupo similar para hablar sobre preocupaciones climáticas.
Sal al aire libre y disfruta de la naturaleza. Date un paseo tranquilo por el bosque y observa la naturaleza a su alrededor: es una práctica japonesa de relajación conocida como baño de bosque. Dedica tiempo a la jardinería. Haz ejercicio al aire libre o pasa tiempo al aire libre en un lugar que te resulte relajante y reparador.
Actos de autocuidado
El cuidado personal es primordial cuando se trata de gestionar el costo emocional de la ecoansiedad. Participar en prácticas de cuidado personal, como dormir lo suficiente, comer sano y divertirnos, nos ayuda a mantener una sensación de equilibrio frente a preocupaciones ambientales abrumadoras.
Debido a que el duelo ecológico se centra en el pasado y la ansiedad ecológica está orientada al futuro, reconectarse con el momento presente es una forma poderosa de combatir ambos. Las prácticas de atención plena, como la meditación y la respiración profunda, proporcionan un efecto calmante y de conexión a tierra, lo que ayuda a reducir el estrés y aliviar los sentimientos de impotencia. Además, la atención plena fomenta una conexión más profunda con la naturaleza y una apreciación del momento presente, lo que puede contrarrestar la sensación de desesperación asociada con las incertidumbres ambientales futuras.
Frente a la ansiedad ecológica, estas estrategias pueden generar resiliencia, recordando a todos que tienen el poder de forjar un futuro más sostenible y esperanzador.
* Profesora de práctica en trabajo social, Universidad de Texas en Arlington.
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