Sonora

Batutas

Hasta mediados del siglo pasado se conocía poco de la actividad del director de orquesta, ocupación reservada sólo para los varones. Oficio netamente patriarcal, sin embargo, no cualquier músico varón accedía al pódium para manejar la batuta. Se conoce muy poco sobre los orígenes de este oficio. Se sabe, sí, que en el periodo barroco musical el clavecinista, a veces, el violinista, otras ocasiones, fungían como directores del pequeño ensamble musical. Bach, Handel y Vivaldi, entre otros notables compositores, figuran como los primeros directores de orquesta que dirigían casi exclusivamente sus propias composiciones. Se desconoce también cómo y cuándo se dieron los primeros conocimientos básicos de la técnica de la dirección orquestal. Mozart y Haydn fueron precursores de este prometedor y señero oficio musical. Algunas crónicas del siglo XVII dan fe del quehacer de este par de notables compositores desenvolviéndose en el arte de la dirección orquestal. Se asegura que fue en el s. XIX, con las figuras enormes de Héctor Berlioz y Franz Liszt, que nació la profesionalización de este oficio musical y se sentaron las bases técnicas para el desarrollo de la dirección orquestal. Liszt intensificó su actividad musical entregándose al manejo de la batuta, dirigiendo frente a orquestas que empezaban a agigantarse por la evolución de la sinfonía romántica y a la que él mismo contribuyó. Esto ocurrió después de un periodo prolongado que dedicó a la interpretación pianística, principalmente de sus obras, a las giras de conciertos y de otro periodo en el que se entregó a la composición febril del corpus de su obra pianística y sinfónica. Una de las características que distinguieron a estos incipientes directores fue que ellos mismos eran compositores, ejecutantes y notables pedagogos del instrumento en el que descollaban. Félix Mendelssohn, otro grande sinfonista decimonónico y que trascendió a la posteridad justamente por haber redescubierto la Pasión según San Mateo del inmortal Johann Sebastian Bach, dirigiéndola a la edad de 20 años, el 11 de marzo de 1829, el año en que murió Franz Schubert y dos años después de la muerte de Ludwig van Beethoven. Mendelssohn, niño prodigio, pintor, traductor de Homero a la edad de ocho años, diestro jinete, organista y pianista notable, viajero incansable, aprovechó todo este bagaje para discurrirlo en el entramado y textura sonora de la orquesta de ese entonces.

El siglo XX se diferencia de su antecesor en que los directores de orquesta dejan de ser los compositores geniales que se subían al podio y desde ahí desplegaban su temperamento musical e imponían su imaginación y técnica sobre el conglomerado orquestal para dar paso a la figura del director musical, que no compositor, pero sí notable y sobresaliente virtuoso de su instrumento. Aunque todavía muy avanzado el siglo XX, figuras descomunales como la de Gustav Mahler y Richard Strauss, permitió la presencia y dominio de eximios compositores portando la batuta, sin que, en el caso particular de estos dos geniales compositores, fueran sobresalientes intérpretes de algún instrumento en particular.

La dirección orquestal devino en una sofisticada y especializada manera de hacer música, de generar una nueva dimensión musical. El respeto por la idea del compositor es una de las prerrogativas del director orquestal de esta era. Ya Liszt y Berlioz se anticiparon a esta idea del apego irrestricto a la partitura. El siglo XX está poblado por enormes figuras del podio orquestal: desde los míticos Furtwängler Walter, Toscanini, Klemperer, entre otros, que confluyen en los más conocidos y cercanos Karajan, Böhm, Abbado, Bernstein, Mitropoulos, Ormandy., Marriner, Harnoncourt, y demás figurones de la batuta.

CODA

La batuta, filoso instrumento para navegar en océanos sonoros.

This content was originally published here.

EL 2 DE JUNIO DEL 2024 VOTA PARA MANTENER

TU LIBERTAD, LA DEMOCRACIA Y EL RESPETO A LA CONSTITUCIÓN.

VOTA POR XÓCHITL