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Ciencias del Trabajo crece un 25% en el marco de la fusión con Comercio | El Norte de Castilla

Ciencias del Trabajo crece un 25% en el marco de la fusión con Comercio

El decanato defiende la confluencia con la titulación vallisoletana para ofertar nuevos grados de excelencia

Alumnos, en una clase de la Facultad de Ciencias del Trabajo. /MANUEL BRÁGIMO
LAURA LINACERO

Anteponerse a las dificultades para ser más ágil en la toma de decisiones es el lema que ha mantenido la Facultad de Ciencias del Trabajo durante los últimos años. El campus de la Yutera ha experimentado un declive en cuanto al número de alumnos matriculados, un dato que esta titulación palentina trata de remediar con un aumento del 25% en el número de matriculaciones respecto al último año. «Siempre hemos estado amenazados, y por eso hemos tomado medidas para mantenernos», explica José Antonio Orejas, decano de la Facultad de Ciencias de Trabajo.

Una filosofía que le ha llevado a exprimir al máximo las posibilidades del centro y tomar decisiones complejas, pero que considera prósperas para el futuro de la facultad. «Nos hemos fusionado con Comercio de Valladolid para mejorar las condiciones. Si uno prevé que va a bajar el número de matriculaciones tomamos medidas para sumar alumnos», señala el decano. Sopesar opciones que pudieran repercutir de forma positiva en la facultad y plantear oportunidades para tratar de atraer alumnos les sitúa como referencia en los centros de la Universidad de Valladolid.

Además, las titulaciones que ofrecen presentan una alta empleabilidad. En concreto, el grado de Relaciones Laborales y Recursos Humanos impartido en esta facultad obtiene datos de ocupación realmente satisfactorio. «Creemos que garantizar un empleo es un deber que tenemos con nuestros alumnos y con el territorio», señala Orejas. En una lucha además por tratar de retener el talento joven en la provincia, el decano explica la importancia de luchar por la empleabilidad porque «sin juventud, un territorio se muere». Un territorio que en el que, en palabras del decano, los estudiantes quieren labrar su futuro. «Nuestros alumnos quieren quedarse aquí, tan solo un 3% quiere irse a una gran ciudad. De hecho, el 30% quiere vivir en el medio rural», así reivindica el decano más medidas por parte de las administraciones para hacer realidad los deseos de estos jóvenes.

«Una residencia universitaria es una utopía del pasado que no es viable»

El decano de la Facultad de Ciencias del Trabajo, José Antono Orejas, considera a Palencia como una ciudad con muchas posibilidades, pero que necesita un modelo de cara al futuro. «Hay que luchar durante años y estudiar la realidad de Palencia para convertirla en una opción interesante para los estudiantes», explica. La idea de construir una residencia universitaria como estímulo para conseguir que los jóvenes se instalen en la ciudad para desarrollar los estudios superiores no parece ser la más acertadas para el decano. «Hay que tener una idea de la dimensión que supone cualquier inversión», explica. De hecho, argumenta su opinión con los datos que hace años se obtuvieron para desechar la idea de una residencia. «Cuando se creó el campus de la Yutera, en 2001, vino un grupo inversor catalán para crear una residencia. Entonces teníamos 3.000 estudiantes y no lo vieron viable, hoy tenemos la mitad», señala Orejas.

A pesar de ser una reivindicación histórica, el decano lo considera en la actualidad «utopías del pasado», y no converge con la idea de que esta construcción fuera un aliciente para los estudiantes de otros lugares. Más bien, señala que «no es que no vengan alumnos porque no hay residencia, si no que habría residencia si vinieran alumnos».

Por ello, su filosofía se centra en reunir esfuerzos para atraer a los estudiantes. Así, considera que hay propuestas interesantes para conseguir este fin, y propone que sería interesante «dotar de edificabilidad algunos terrenos tanto para universitarios como para no universitarios en alquiler». Consciente de que actualmente el futuro de los jóvenes está en este tipo de vivienda más que en una residencia. «La gran demanda está en el alquiler, al cabo de unos años la residencia tendría que cerrar», concluye.

Hasta conseguir los datos de los que presumen, el decano confiesa que ha tenido que imitar modelos que han funcionado en otras ciudades y estudiar la realidad para enfrentarse a todas las variables. Con estas bases, asegura que «nunca llevamos a los alumnos a prácticas que no tengan posibilidad de inserción. Por ejemplo, hay posibilidades de prácticas en la administración pública, pero sabemos que es más difícil que se coloquen después». Con este objetivo y la premisa de que «cuántas más prácticas hagan los alumnos, más posibilidades de empleabilidad», han intentado que la crisis sanitaria por la que pasa el país no haga mella en su formación.

Seguimiento en pandemia

A pesar de esto, el decano reconoce las dificultades para conseguir a los alumnos prácticas durante la pandemia. Adaptarse al teletrabajo ha sido un proceso complejo y frenético por parte de las empresas, que no podían además ocuparse de un estudiante en el proceso de formación. «Las empresas no querían alumnos en prácticas teletrabajando, porque ya era difícil controlar a sus propios trabajadores», confiesa José Antonio Orejas. Una situación que trataron de solventar ofreciendo al alumno un reto empresarial para acercarles a la experiencia práctica lo máximo posible.

No obstante, este año la situación ha vuelto a su cauce y se ha conseguido que la totalidad de los alumnos puedan disfrutar de prácticas presenciales. Así, aunque considera la digitalización como un eje básico en las universidades, asegura que la docencia en las clases en fundamental durante la etapa del grado. «El componente humano es esencial para los estudiantes y además es parte de la formación», señala. El aprendizaje que los alumnos adquieren en la burbuja que envuelve la vida universitaria, requiere de la presencialidad. «Cuando eres universitario, no solo aprendes cosas dentro del aula. Tus compañeros de clase son ese primer grupo de vida», explica.

Las prácticas se ofrecen en empresas que presentan alguna oportunidad para conseguir un trabajo

La docencia va mucho más allá de impartir contenidos teóricos, aunque en la enseñanza online este matiz es, según el decano, es más difícil de encontrar. «Yo me he encontrado profesores en las aulas cuando era estudiante que me han cambiado la vida. Un profesor virtual, con todo mi respeto, no creo que marque tanto», añade. Un hecho que además han podido comprobar durante los meses que exigieron esta modalidad de enseñanza que reconoce, tuvieron que adaptarse a marchas forzadas. «Cambiar de metodología de forma eficaz conlleva años, en un mes, un profesor no puede formarse», explica. No obstante, su concepción sobre la enseñanza online cambia para los estudios superiores. Es el caso de los másteres donde sí encuentra comodidades y ventajas al formato online o semipresencial.

Con el fin de mantener el porcentaje de matriculados, a las menciones de asesoría jurídica laboral y la mención de dirección de personas pretenden incluir una nueva mención en formación dual. «Va a ser bastante selectivo, porque va a llevar directamente a la empleabilidad y no se puede conseguir para todo el grupo», subraya justificando además la importancia de la competencia leal entre los estudiantes. Por otro lado, se está luchando para crear una cátedra de sostenibilidad para frenar la despoblación y desarrollar los espacios rurales del territorio. «Esto no sería posible sin la fusión con Valladolid porque nuestra plantilla está al límite y es difícil incluir nuevas titulaciones», concluye.

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