CIUDAD DE MËXICO (apro).- La compañía Por Piedad Teatro cumple 20 años y celebrará con la obra teatral Los baños, de Paul Walker, que montará en los sanitarios Art Deco del Palacio de Bellas Artes.
Hacia 2007 y 2008, este grupo ya había puesto la pieza en los pequeños baños del Teatro el Granero y en 2009 en los baños del Palacio de Bellas Artes, y vuelve a los sanitarios de este recinto cultural donde una prostituta y su proxeneta se prepara para recibir a su cliente.
¿Son criminales? ¿Son víctimas? ¿Son justicieros? 24 espectadores privilegiados tendrá la posibilidad de entrar al baño de damas y al baño de caballeros para atestiguar la doble moral de aquellos que dicen ser la clase alta de la sociedad.
La historia se ubica en Irlanda en los años cincuenta, y se confronta al público con la realidad del mundo actual, en donde un escándalo mediático puede destruir carreras profesionales, a una familia e incluso empujar a alguien al suicido, y se sabe que lo único que termina con un escándalo es otro escándalo mayor.
Los baños, bajo la dirección de Enrique Singer, se presentará sólo del 29 de diciembre del 2018 al 27 de enero del 2019 con los actores Ana Graham, Alejandro Guerrero, Hernán Mendoza, Maricarmen Núñez, Arturo Ríos, Tania Ruíz y Antonio Vega.
Va con la Arquitectura
Ana Graham cuenta en entrevista que Los baños va con la arquitectura del Palacio de Bellas Artes:
“Hay poco que hacerle a los baños para poder realizar la pieza ahí. Sólo hay que esperar a que no haya funciones en la ópera para que nos presten los baños. La obra se divide en dos escenas simultaneas, una en el baño de damas y otra en el baño de caballeros. El público se divide: la mitad entra al baño de damas y la otra mitad al baño de caballeros, y en el intermedio se cambian de baño para ver que estaba pasando del otro lado. El relato es nuy dinámico e interesante”.
–¿Por qué rescatar de nuevo a Los baños?
–Primero porque estamos cumpliendo 20 años de la compañía Por Piedad Teatro, y buscamos cuál era el montaje más representativo de nuestro trabajo y en nuestras redes sociales preguntamos a la gente qué obra les gustaría volver a ver, y fue así, contundente: Los baños. Es una obra que a pesar de que han pasado diez años, cuando alguien nos encuentra por la calle, nos presunta: “¿Cuándo vuelven a hacer Los baños? o nos dicen “Yo no vi Los baños”, en fin.
“La otra razón es porque la trama sigue siendo vigente, eso es lo más importante. No haríamos una obra, por mucho festejo, si está no fuera vigente. El discurso de la obra Los baños, más allá del entretenimiento que resulta para el público, es sobre los efectos de los escándalos mediáticos en la vida de la gente, cómo estos destruyen a las personas y sobre la doble moral de la clase política”.
Destaca que, aunque sucede en los años sincuenta, con las redes se vuelve contemporánea:
“Por cómo se destruye una carrera a partir de un escándalo y como se tapan estos escándalos con otro escándalo. De esto trata Los baños, de una forma muy divertida, es un thriller”.
–¿Qué opina de que a los escándalos muchos los consideran cortinas de humo para distraer? y ahora se utilzan las redes para eso.
–Por un lado las redes nos mantiene comunicados y es más difícil salirte con la tuya hoy día, por otro, también se destruyen vidas de personas que quizá no son culpables, se hace una crucifixión social. Los medios sociales han amplificado esto, pero es parte de la humanidad, antes se hacía por medio de la prensa, que es como lo estamos planteando en la obra, en los años cincuenta en el encabezado, la primera plana.
“Ahora la implicación es más grande, porque es internacional, es mundial, y en dos segundos. Antes quizá podías detener el asunto un poco. Creo que encontraremos el punto medio en algún momento, de cómo exponer solo lo que tenga bases y las cosas que sean reales, y no nada más por molestar a alguien y por destruirle la vida a alguien”.
La clase política
Graham específica que Los baños se centra en la clase política, porque los personajes que participan en ella son políticos de alta alcurnia.
“La premisa de la obra es un suicido de un político que es sorprendido con una prostituta y tratan de hacerle un chantaje, el político no cede al chantaje, la fotografía con la prostituta se publica en primera plana y el político se suicida”, detalla.
–Se habla de las crucifixiones, pero la sociedad ha cambiado, ¿verdad?
–Hoy existen escándalos que a nadie le importan y en los años cincuenta esta situación era terrible, había una cuestión de honor que hemos perdido con los años.
–Está la doble moral que todavía en las sociedades existe, aunque aparentemente se dejan pasar muchas cosas, y México es muy conservador, ¿verdad?
–No sé en la parte moral, en la parte que habla del clasismo es muy interesante porque es una pieza que habla de eso, por un lado, nos sentimos que no somos racistas, pero somos tremendamente clasistas y hacemos juicios sobre todos. Y aquí el personaje principal que es una prostituta, es justo una mujer que ha sido tratada en este sentido por ser de clase baja y que ha encontrado su forma de vida extorsionando a políticos.
“Es interesante el juego y el discurso.Y la búsqueda del poder y quién finalmente es el más fuerte, pero aquí justamente ponemos eso en tela de juicio. ¿Quién tiene más poder?”.
–¿Qué tan difícil es tener un escenario natural, como los baños del Palacio de Bellas Artes?
–Para los actores no es complicado, los creativos se deben adaptar al espacio natural, sin que se note, a las necesidades que están en la obra. Cuando el público llega ve los baños y tu pensarías que los baños son así, que siempre han sido así, que cada vez que has ido son así, pero en realidad hay un manejo de la teatralidad. Hay iluminación, escenografía y diseño sonoro para que la obra suceda y se crea la atmosfera que necesitamos. En ese sentido es un trabajo minucioso, es un trabajo difícil por lo discreto que debe ser. Trabajamos en dos baños al mismo tiempo, entonces todo se duplica detrás, que es lo que nunca ven, manejar el sonido y la luz, en fin. Por otro lado está la cercanía del público, está la intimidad, que creo que en ese sentido es más la experiencia para el público que para los actores.
–El público, ¿cómo va a poder acceder a la obra?
–Es una obra que limita la cantidad de gente que puede entrar, por eso los sábados ofreceremos cuatro funciones. Solamente pueden ir cincuenta personas por cada función. Se divide al público, generalmente si tú vas con una persona, una persona entra en un baño y la otra persona entra en el otro y luego intercambian, y hay una dinámica actoral. Habrá unas chicas, que son parte de la obra, que te reciben. Desde que tú llegas al Palacio de Bellas Artes empiezas a entrar al mundo de los años cincuenta.
En cuanto a los 20 años que cumple la compañía, menciona:
“Veinte años se pasan más rápido de lo que se dice. Lo único es que estamos todos más viejitos, pero han sido dos décadas de aprendizaje y de crecer”.
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