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Convergencias de Arte y Literatura (IV): los grabados de Gustave Doré para la Divina Comedia (1) | en son de luz

mi ritrovai per una selva oscura

El viaje de Dante al nunca jamás

Cuando se habla de utopía, normalmente nuestra imaginación nos pinta un no-lugar, a la medida de lo que describía Tomás Moro en su obra de igual nombre, si bien en su labor política no la puso en práctica. De hecho, una de las dos acepciones del Diccionario de la Real Academia (la primera se refiere a un proyecto doctrinal de difícil realización) es la siguiente: “Representación imaginativa de una sociedad futura de características favorecedoras del bien humano”.

Traigo a colación con motivo del aniversario de la muerte de Dante Alighieri, ocurrida en el exilio hace setecientos años, la representación de aquellos no-lugares por los que transcurre su viaje iniciático, hacia el definitivo bien humano, hacia el ansiado cielo y el amor eterno, guiado por Virgilio a través del Infierno y el Purgatorio, y por Beatriz en el Paraíso, que el poeta narra en su Comedia, que Boccaccio adjetivó Divina.

En nuestro caso, también nos guiará en algunos pasos de este viaje el arte de Gustave Doré quien, con la colaboración de decenas de artesanos, concluyó entre 1861 y 1868 sus ciento treinta y cinco grabados de la obra.

De los dibujos de Botticelli ilustrando algunos pasajes de la Divina Comedia hemos tratado en este blog. Recientemente, con motivo del “día de Dante” en Italia, el 25 de marzo, me entretuve repasando los grabados de Doré, una visión romántica extraordinaria de las escenas que Dante poetizó, distribuyendo castigos y premios desde el exilio al que le condenaron sus conciudadanos florentinos, y en el que vivió durante los últimos veinte años de los cincuenta y seis que vivió.

Paradójicamente, a este exilio debemos esta obra extraordinaria en la que el poeta que consolidó la lengua italiana no sólo despliega las visiones de los tres u-topos de las religiones del libro, sino que también se desahoga en un ajuste de cuentas con la historia política de la Florencia de su tiempo que es a su vez la de su drama personal.

Pero la Divina Comedia es mucho más; más allá de las vidas de aquellos personajes que, como arquetipos del bien y el mal, la pueblan, es sobre todo un poema místico, una novela en verso (o varias a la vez), un ingente retablo sobre el amor y la muerte, el ideal humano y sus fracasos, que trasciende la historia de Italia y los vicios y virtudes de quienes en vida de Dante la poblaron.

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
chè la diritta via era smarrita.

Ahi quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!

En la mitad del sendero de mi vida,

me hallé por una selva oscura,

con la recta vía ya perdida.

¡Ay, cuánto decir cómo era es cosa dura

esta selva salvaje y áspera y fuerte

que pensarlo reaviva la pavura!

Tras salir de la selva y superar el encuentro con una pantera símbolo de la lujuria

una lonza leggiera e presta molto, che di pel macolato era coverta

y el encuentro del león que simboliza la soberbia, le sorprende el atardecer en compañía de Virgilio

Lo giorno se n’andava, e l’aere bruno
toglieva li animai che sono in terra
da le fatiche loro; e io sol uno

m’apparecchiava a sostener la guerra
sì del cammino e sì de la pietate,
che ritrarrà la mente che non erra.

O muse, o alto ingegno, or m’aiutate;
o mente che scrivesti ciò ch’io vidi,
qui si parrà la tua nobilitate.

El día se marchaba y un aire oscurecido,

liberaba a los vivientes de la tierra

de sus fatigas; y yo aislado

me preparaba a emprender la guerra

del camino, o la de la piedad 

que a la mente que no yerra guía.

¡Oh musas! ¡oh alto ingenio! ¡ahora mismo ayudadme!

¡Oh intelecto que lo que yo vi grabaste,

aquí tu hidalguía ha de mostrarse!

el aire oscurecido liberaba a los vivientes de la tierra de sus fatigas

Dante prosigue su camino.

Beatriz aparece brevemente para reconfortarle y se despide de él hasta más tarde.

Virgilio le anima y se acercan hacia la puerta del infierno, sobre la cual está escrito

Per me si va ne la città dolente,

per me si va nell’eterno dolore,

per me si va tra la perduta gente

Por las laderas de la sima descienden blasfemando contra Dios las almas. Caronte, el diabólico barquero las azuza violentamente hacia su nave

Caronte empuja la carga humana para la travesía del Aqueronte

Caron dimonio, con occhi di bragia

loro accennando, tutte le raccoglie;

batte col remo qualunque s’adagia.

Come d’autunno si levan le foglie

l’una appresso de l’altra, fin che ‘l ramo

vede a la terra tutte le sue spoglie

Caronte diabólico, con ojos como brasas,  

profiriendo amenazas las recoge todas;

su remo golpea a quienes se retrasan.

Como en el otoño vuelan las hojas

una tras otra, hasta que la rama

ve por tierra toda su hojarasca.

Antes de entrar en la zona infernal propiamente dicha, Dante y Virgilio atraviesan el Limbo, donde vegetan las gentes que no merecen el Infierno, pero por no haber recibido el bautismo se hospedan para siempre en esa tierra de nadie, es ese mundo (canto IV) que precede a los círculos de los tormentos infernales.

En el Limbo (Círculo I del Infierno) con los poetas griegos y latinos que reciben a Dante como un igual

Tras las puertas del Infierno

Es a partir de ahí cuando la Divina Comedia nos conduce a esos no-lugares, fuera del tiempo y del espacio, de los que hablan la literatura grecolatina clásica, las tres “religiones del libro” y a su manera otras grandes construcciones míticas y religiosas del medio y el lejano oriente.

Dante desarrolla su desbordante visión con elementos de lo que la Grecia clásica llamaba el Hades, los judíos, o los cristianos y los musulmanes consideran con variantes la Gehena y más específicamente el Infierno y a tradición islámica denomina la Yahannam (una parte del När).

El descenso dantesco de los niveles infernales (*) empieza en el Círculo II del Inferno, donde Minos, convertido en enorme demonio de larguísima cola, recibe a la riada inextinguible de los pecadores para destinar a cada uno según sus culpas a uno u otro círculo.

Minos adjudica el círculo de los tormentos según sean las culpas

Stavvi Minòs orribilmente, e ringhia:
essamina le colpe ne l’intrata;
giudica e manda secondo ch’avvinghia.

Dico che quando l’anima mal nata
li vien dinanzi, tutta si confessa;
e quel conoscitor de le peccata

vede qual loco d’inferno è da essa;
cignesi con la coda tante volte
quantunque gradi vuol che giù sia messa.

Estaba ahí Minos que horripilante gruñe,
examina las culpas a la entrada,
y juzga y dicta con movimientos de la cola.

Quiero decir que, cuando el alma malnacida
se presenta a él y todo lo confiesa,
aquel conocedor de los pecados

ve a qué sitio del infierno corresponde,
y enrolla su cola tantas vueltas
como círculos quiere que abajo se la lance.

Un fragor como el del mar hace que Dante levante la vista hacia el río interminable de condenados que fluye como una masa maldita hacia las profundidades.

Es la procesión sin fin de los fornicadores

Intesi ch’a così fatto tormento

enno dannati i peccator carnali,

che la ragion sommettono al talento.

E come li stornei ne portan l’ali

nel freddo tempo, a schiera larga e piena,

così quel fiato li spiriti mali

di qua, di là, di giù, di sù li mena;

nulla speranza li conforta mai,

non che di posa, ma di minor pena.

Comprendí que a esta clase de tormento

condena tienen los pecadores de la carne,

que la razón sujetan a vil temperamento.

Como estorninos de sus alas arrastrados

en enormes bandadas durante el tiempo frío,

así ese bufido a los espíritus réprobos

de aquí, de allá, hacia arriba, hacia abajo les lleva;

nunca esperanza alguna les consuela,

ni de reposo, ni de reducir la pena.

Buena parte del círculo V lo dedica Dante a su conversación con Francesca de Rimini, quien junto a su cuñado Paolo leía la historia de los amores de Lancelot y Ginebra, de modo y manera que ese libro fue “el intermediario” (en italiano “il galeotto”) que encendió la llama de la pasión amorosa que les empujó al adulterio.

Gianciotto, marido de ella y hermano de él, los sorprendió y los mató. Ahora ambos sufren abrazados para siempre en los tormentos del infierno.

Amor, que a nadie amado, amar perdona

Respondiendo a la curiosidad del poeta, Francesca le dice a Dante:

“Amor, ch’a nullo amato amar perdona,

mi prese del costui piacer sì forte,

che, come vedi, ancor non m’abbandona”.

“Amor, que a nadie amado, amar perdona,

me ató a este hombre con un placer tan fuerte,

que como ves, ni aun muerta me abandona”.

“Noi leggiavamo un giorno per diletto

di Lancialotto come amor lo strinse;

soli eravamo e sanza alcun sospetto”.

“Per più fïate li occhi ci sospinse

quella lettura, e scolorocci il viso;

ma solo un punto fu quel che ci vinse”.

“Quando leggemmo il disïato riso

esser basciato da cotanto amante,

questi, che mai da me non fia diviso,

la bocca mi basciò tutto tremante.

Galeotto fu ‘l libro e chi lo scrisse:

quel giorno più non vi leggemmo avante”.

Mentre che l’uno spirito questo disse,

l’altro piangëa; sì che di pietade

io venni men così com’ io morisse.

E caddi come corpo morto cade.

«Leíamos un día por deleite

cómo a Lancelot el amor forzó,

estábamos solos sin sospecha alguna”.

« Largo tiempo nuestros ojos capturó

aquella lectura que nos robaba el color del rostro;

mas fue un punto solo lo que nos venció”.

«Cuando leímos que la sonrisa deseada

besada fue por un tan gran amante,

este hombre -¡que de mí jamás se aparte!-

estremeciéndose todo, la boca me besó.

¡Galeotto fue el libro y quien lo escribió!

Ese día la lectura no seguimos adelante»

Mientras un alma en pena así decía

la otra lloraba; de modo que de piedad

desfallecí yo, como si yo muriera.

Y caí como cuerpo que cae muerto.

Continuará

Notas:

Esquema del Infierno según Baldassari

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