Viejo, mi querido viejo

Crear cada día para ser felices

10 de Noviembre de 2018

                Tengo 77años y estoy convencido de que

                mi trabajo real está comenzando.

                A. Kurosawa.

Mi querido viejo: al haberme reunido hace unas semanas con mis viejos compañeros de estudios, que nos conocimos en la escuela primaria, pude encontrar a viejos exitosos y felices, pero algunos de ellos, dos en particular, me dijeron que ya están jubilados, que no hacen nada y uno de ellos me comentó: “a mi edad sólo tengo que preocuparme por estar vivo cada mañana”, lo que me dio mucha tristeza.

Porque hoy más que nunca, dadas las condiciones del mundo, los avances en el conocimiento del proceso de envejecer y las estrategias para lograr un envejecimiento saludable y satisfactorio, permite que esta época de la vida sea algo más que sólo estar vivo, sino que se emplee en producir, crear, inventar, etcétera, porque no podemos abandonarnos y sentir que somos como viejos cacharros que pronto estarán en la basura, y esto es por demás importante ahora que estamos viviendo en México una serie de cambios políticos, económicos y sociales que pueden afectar directamente nuestras vidas, y nosotros no estamos a la vera del camino, estamos dentro de este maravilloso país y tenemos todavía mucho que hacer.

Los problemas que vemos alrededor no deben ser para angustiarse o perder el sueño, pero nos hacen recordar que siempre han existido épocas difíciles; mi padre hablaba de “los años del hambre” en el principio del siglo pasado, y cómo salió adelante con toda su familia.

Y viene a cuento una carta que leí, que envió Akira Kurosawa, el legendario director de cine, que comenzó su carrera pobre, muy pobre, con grandes carencias sociales y económicas y llegó a ser el mejor director de películas; la carta estaba dirigida a otro cineasta legendario, Ingmar Bergman, en la que lo felicitaba por su cumpleaños número 70 y dice:

“En Japón hubo un artista llamado Tomioka Tessai, que pintó excelentes pinturas en su juventud, pero cuando llegó a los 80 años, súbitamente comenzó a realizar pinturas que eran muy superiores a las previas, como si hubiera renacido. Cuando veo esas pinturas me doy cuenta que el ser humano no es capaz de realizar sus mejores obras sino hasta que llega a una edad avanzada.

“El ser humano nace como bebé, se vuelve niño, va en su juventud, la madurez, y finalmente vuelve a ser bebé al final de su vida, lo que confirma que el hombre es capaz de producir obras maestras sin restricciones, en los días de su segunda infancia”.

No te pediré, querido viejo, que comiences a pintar como Tomioka Tessai, pero sí que pienses que no hay límite en lo que podemos hacer en estos años viejos; todos, en una forma u otra, podemos ser creativos: hay entre mis amigos algunos que se dedican a coleccionar libros antiguos, otros que están pintando o esculpiendo, y recuerdo a un amigo creativo en gastronomía que ya partió, y que hasta los últimos días de su vida elegía con cuidado los ingredientes del banquete que nos iba a ofrecer, preparaba con dedicación cada paso: corte, sazón, cocimiento, presentación, y lograba unos platillos dignos del mejor chef internacional; otro amigo, de quien te he hablado aquí, no sólo sigue trabajando, sino que, además, ha escrito un libro más de poemas y su vena bohemia lo lleva a presentar sus poemas en los centros nocturnos; y uno más, inolvidable maestro mío, quien a sus 94 años trabaja incansable en el Colegio Nacional y sigue escribiendo en pro de una mejor medicina y una ética sin adjetivos ; dos mujeres admirables, viudas y abuelas, se dedican todos los días a atender a personas con escasos recursos y a promover que encuentren la forma de vivir en forma independiente y ganar su sustento diario; los ejemplos abundan.

La edad más creativa es hoy, querido viejo, Kurosawa tiene razón, ¿ya encontraste esa actividad que ocupará tus sueños y gracias a la cual serás feliz cada día?

                Médico y escritor

                Facebook: Bien y de buenas-Rafael Álvarez Cordero

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