AMLOMETRO Economia y Negocios Política y gobierno

Crecer o desarrollar

JAQUE MATE / Sergio Sarmiento

03 Sep. 2019

“A los tecnócratas liberales sí nos obsesiona el crecimiento, porque lo que queremos es equidad en la prosperidad y no igualdad en la miseria”.

Isaac Katz
 
Cuando Andrés Manuel López Obrador era el líder más visible de la oposición cuestionaba a los gobernantes por no impulsar un crecimiento económico suficiente. El 25 de marzo de 2014, por ejemplo, ofreció un mensaje en Twitter que decía: “En enero la economía creció 0.8%, es decir, nada. EPN y Videgaray no saben cómo hacerlo. Perdón, pero con nosotros sería distinto y mejor”.

Los primeros meses de gobierno de López Obrador, sin embargo, no han sido ni distintos ni mejores en el crecimiento. La cifra trimestral reportada por el INEGI en el segundo trimestre de 2019 fue de 0.0 por ciento. La expansión anual en el primer semestre de 2019 apenas alcanzó el 0.2 por ciento. A pesar de que el Presidente ha insistido varias veces que la economía crecerá 2 por ciento en 2019, pocos economistas piensan que la meta sea realista. Los especialistas del sector privado encuestados por el Banco de México esperan en este momento un crecimiento de apenas 0.5 por ciento en 2019.

El Presidente, sin embargo, ya no considera que el crecimiento sea importante ni que los gobernantes que fracasan en lograrlo demuestren que “no saben cómo hacerlo”. En su informe del 1o. de septiembre apuntó: “Otro elemento básico de nuestra política es desechar la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función del simple crecimiento económico. Nosotros consideramos que lo fundamental no es lo cuantitativo sino la distribución equitativa del ingreso y de la riqueza; el fin último es conseguir la felicidad de la gente…”.

El crecimiento representa, es cierto, nada más el volumen de la actividad económica; el desarrollo es la evolución de una economía hacia mejores niveles de vida. La distribución equitativa del ingreso o de la riqueza, sin embargo, no es la manera de medir el desarrollo. China tenía una distribución más equitativa en los tiempos de las políticas comunistas de Mao Zedong, pero su desarrollo era muy inferior al de otros países, incluyendo a México. Después de la muerte de Mao, y con la aplicación de las reformas de mercado de Deng Xiaoping y sus sucesores, China ha alcanzado un mayor grado de desarrollo que México. Cientos de millones de personas han sido rescatadas de la pobreza extrema en China, el mayor número en la historia de la humanidad, a pesar de que la desigualdad ha aumentado de forma muy importante. De hecho, Angus Deaton, ganador del Premio Nobel de Economía de 2015, ha sugerido en The Great Escape que la desigualdad es necesaria para el desarrollo.

No sabemos todavía si las políticas del actual gobierno han llevado a una mejor distribución del ingreso. Millones están recibiendo subsidios gubernamentales, pero muchos han perdido sus empleos y programas sociales. La experiencia histórica nos demuestra, por otra parte, que la desigualdad, medida por el coeficiente de Gini, aumenta en tiempos sin crecimiento.

El presidente López Obrador tiene razón cuando afirma que la meta de la política económica no debe ser el simple crecimiento sino un verdadero desarrollo. Se equivoca, sin embargo, al pensar que México puede darse el lujo de caer en el estancamiento. Si no hay crecimiento no puede haber desarrollo. Ya Venezuela ha demostrado que una política que destruye el crecimiento no solo no genera desarrollo sino que condena a la población a la pobreza, quizá una pobreza igualitaria, pero pobreza de cualquier manera.

 
@SergioSarmiento

Fuente:https://www.reforma.com/crecer-o-desarrollar-2019-09-03/op163627?pc=102

 

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