El Gigante Extremeño disecado, entre dos maniquíes (1). |
La única fotografía de Agustín Luengo en vida (4). |
El anterior breve contenía un error, puesto que en vez de 800 milímetros los reales eran 300, siendo su estatura por entonces de dos metros treinta centímetros. Otros periódicos se hicieron igualmente eco del acontecimiento, incluso reproduciendo la errata. La biografía del doctor Velasco, publicada por su colaborador Ángel Pulido Fernández en 1894, es uno de los testimonios al que debemos otorgar mayor credibilidad. La presencia en Madrid de Agustín Luengo posiblemente se debiera al agravamiento de su estado de salud, dolores en abdomen y articulaciones y edemas en los pies. En su trayecto hacia Madrid desde Andalucía, Agustín y su madre permanecieron durante un tiempo en los “baños de la Fuensanta”, que según Sánchez Gómez probablemente se tratara del balneario de Hervideros de Fuensanta de Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real. El agravamiento de su estado de salud lo obliga a permanecer en cama a partir del 18 de octubre, atendido por la “Beneficiencia domiciliaria” municipal. El doctor Velasco visitaría a Agustín limitándose a tomar nota de su condición física. El 10 de diciembre La Correspondencia de España publicaba: “El Gigante extremeño, que llegó a Madrid hace algún tiempo, se encuentra enfermo de gravedad y sin recursos en la calle de Toledo, posada de Cádiz. Le recomendamos a las personas de corazón piadoso”. El 29 el diario El Globo da cuenta del agravamiento de su estado de salud. Dos días después, el 31 de diciembre de 1875, fallecería Agustín Luengo Capilla a la edad de veintiséis años.
Artículo en la revista Por esos Mundos (1901) (5). |
El vaciado en yeso del Gigante (7). |
Pedro González de Velasco (8). |
El Museo Anatómio-Patológico del número 90 de la calle Atocha (9). |
Vista parcial del salón grande del Museo Antropológico hacia 1941 (1). |
Vista del salón con la pareja de etnia khoikhoi disecados a la izquierda (8). |
El Gigante Extremeño estuvo acompañado en la exposición por otras piezas estrella como una mujer de la etnia khoikhoi y un hombre africano, supuestamente también disecados (10). De la primera dio cuenta el diario La Iberia, que el 26 de abril de 1879 publicaba “La sección etnográfica del Museo antropológico del doctor Velasco se ha enriquecido considerablemente con objetos de las Jurdes [Hurdes] y la Venus, hotentota joven” (11). En la fecha del fallecimiento de su promotor, además de las preparaciones anatómicas y otras curiosidades, muchas de ellas etnográficas, el museo disponía de un amplio departamento de Historia Natural, con secciones de botánica, minerales, fósiles y moluscos. La sala de aves contenía alrededor de un millar de
esqueletos y ejemplares disecados, entre los que había un avestruz. Otra sala, consagrada a la Anatomía Comparada, albergaba el resto de ejemplares zoológicos -cráneos, esqueletos y animales disecados-. En la siguiente fotografía, correspondiente a esta última estancia, se pueden distinguir, cráneos de mamíferos con cornamenta, y bajo ellos un pez espada, en la pared del fondo; sobre el armario de la derecha, un caimán, un cocodrilo, varios lagartos, y un pez de gran tamaño; las vitrinas repletas de especímenes; y en la parte central entrevemos una foca, un macho montés, un ciervo, un par de felinos de gran tamaño y el esqueleto de un dromedario.
Sala de Anatomía Comparada del Museo (8). |
Notas, créditos y agradecimientos.-
(2) Cuya amable comunicación y artículos me han permitido descubrir a este
personaje. A él mi agradecimiento.
(5) En esa primera página del artículo Monstruos humanos. Los gigantes y el gigantismo, publicado el 13 de abril de 1901, se reproducen dos fotografías de Agustín Luengo Capilla, a la izquierda su vaciado en yeso, y a la derecha su piel disecada. La leyenda de esta última reza “Piel del gigante extremeño, armada y vestida con las ropas que el gigante usó”.
(6) El día siguiente otros periódicos como La Época y el Diario Oficial de Avisos reprodujeron la noticia con las mismas palabras.
(7) Fotografía publicada en Nuevo Mundo el 18 de mayo de 1928.
(8) Este retrato y las dos últimas fotografías de este artículo pertenecen al libro de Ángel Pulido El doctor Velasco (1894).
(9) Grabado reproducido en el número 36 de 15 de julio de 1874 de El Anfiteatro Anatómico Español. En él se puede observar a la izquierda, a continuación de las dos sillas, una vitrina con pájaros disecados; y a la derecha se distinguen un jabalí, una llama, un corzo y otros tres mamíferos no identificados disecados enteros.
(10) La única mención a esta pareja de africanos como personas efectivamente disecadas, se encuentra en el inventario del Museo de Velasco de 1887, previo a su adquisición por parte del Estado. Se desconoce cuál fue su final.
(11) Velasco debió bautizarla con ese nombre como reclamo, a imitación de la tristemente célebre Saartjie Sarah Baartman (1789-1815), conocida como la Venus hotentote, una mujer sudafricana igualmente de etnia khoikhoi que fue exhibida desnuda en Londres y París como atracción de feria, y que tras su fallecimiento el naturalista y anatomista del Museo de París Georges Cuvier vació su cuerpo en escayola, conservó su esqueleto, y también el cerebro y sus genitales en alcohol.
Bibliografía:
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