Ciudades del futuro Tecnología e innovación

El metaverso y las relaciones sociolaborales » Enrique Dans

Mientras muchos aún siguen viendo el metaverso como una buzzword o como un sitio para jugar, construir cosas o disparar a enemigos, algunas compañías están ya construyendo entornos sobre él en el que trabajar y poder relacionarse de formas que , en un entorno cada vez más distribuido, puedan no solo suplir las relaciones casuales y las reuniones en persona, sino incluso mejorar sus prestaciones.

Es el caso de compañías como Accenture, que ha construido un entorno sobre Microsoft Mesh llamado The Nth Floor, en el que sus empleados pueden no solo interaccionar, relacionarse o mantener reuniones, sino también llevar a cabo otras actividades, incluso jugar al golf virtualmente. La compañía ha adquirido sesenta mil visores Meta Quest 2 para sus empleados para que, en un entorno en el que cada vez más personas trabajan desde sus casas o desde donde buenamente quieran, sea posible mantener no solo una sensación de compartir espacios comunes, sino también desarrollar actividades que generen esa sensación de contacto informal.

Mientras muchas compañías obsesionadas con el micromanagement empiezan a reclamar de manera cada vez más insistente la vuelta de sus empleados a sus oficinas amenazando con despidos o con recortes salariales, otras tratan de desarrollar esos entornos inmersivos en los que, según la opinión de personas como Bill Gates, se desarrollarán la mayoría de nuestras reuniones de trabajo. Toda una nueva interpretación de las relaciones sociolaborales sujeta, por supuesto, a su consabido hype cycle, pero cuyo nivel de adopción dependerá, fundamentalmente, de hasta qué punto pretendan algunas compañías monopolizarlo.

No, por mucho que Facebook pase a llamarse Meta para tratar de limpiar su espantosa reputación, el metaverso no es el videojuego creado sobre Unity que Zuckerberg propone, y sí un entorno que, mediante la participación descentralizada de muchos actores, será susceptible de generar una gran cantidad de innovación. Experimentos como Horizon Worlds podrán servir para que algunos puedan comenzar a vislumbrar las posibilidades de unos entornos inmersivos que han evolucionado relativamente poco desde la época de Second Life, pero la idea del metaverso es algo que va mucho más allá, que tiene muchas más implicaciones y, sobre todo, que no puede de ninguna manera ser compatible con el modelo de explotación publicitaria que una compañía como Meta tiene en la cabeza (y cuyas consecuencias todos conocemos demasiado bien).

En cualquier caso, resulta interesante ver cómo algunas compañías están ya construyendo casos de uso interesantes, entornos para que sus trabajadores interacciones de manera habitual o en los que, tras las correspondientes fases de adopción, introducir a sus clientes para que puedan acceder a reuniones, a repositorios de documentación, etc. Para muchos, aun una entelequia, una obsesión enfermiza o incluso distópica. Para otros, ya una realidad.

This article is also available in English on my Medium page, «Sorry Zuckerberg, but the metaverse is not what you think it is»

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