El país de la ilusión

Jorge Suárez-Vélez

05 Sep. 2019

Me preocupa la insistencia de este gobierno en hacernos creer que existe otra realidad, que nos negamos a percibir, en la cual todo está palpablemente mejor. Me preocupa también la insistencia en “otros datos”. En otra época, a éstos se les conocía como “mentiras”. La realidad es una sola, y si bien podemos enfocarnos en números distintos, o presentarlos en formas diferentes, hay un límite a cuánto maquillaje resiste la verdad antes de dejar de serlo.

La afirmación del Presidente de que ya se controló el huachicol se reflejaría en un incremento en la venta convencional de gasolina, no hay tal. Según todas las cifras oficiales, la violencia está alarmantemente desbordada, mucho peor de lo que se reconoce. El Estado de derecho brilla por su ausencia. La renuencia en investigar a Manuel Bartlett y la selectiva aplicación de la justicia por parte de Irma Eréndira Sandoval, secretaria de la Función Pública, confirman que la impunidad impera. En la investigación de la Estafa Maestra, es alarmante la detención sólo de Rosario Robles, si realmente se trata de un esquema que involucró a decenas de funcionarios, y que el juez sea pariente de Dolores Padierna hace claro que no se buscaba impartir justicia sino venganza, porque Robles puso en evidencia las corruptas prácticas de René Bejarano, marido de Padierna.

Hoy México es aún menos transparente que antes, tres cuartas partes de las asignaciones de obra pública se han hecho directamente, sin licitar, y la reciente investigación sobre el programa de Jóvenes Construyendo el Futuro, hecha por Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, subraya una larga lista de cuestionamientos sobre lo que podría ser una peligrosa simulación en un programa que es cardinal para este gobierno.

Además, no crecemos. Nada. AMLO quiere acabar con la “obsesión neoliberal” de medir el crecimiento y no el desarrollo. Le tengo malas noticias. Es imposible el segundo sin el primero. Con la esperanza de que me entienda, seré lo más didáctico posible. Imaginemos que la economía es un pastel. Éste está dividido en rebanadas que, en efecto, son muy desiguales. A unos pocos les tocan grandes rebanadas que les permiten comer más de lo que necesitan, mientras que a muchos la rebanada no les alcanza para saciar su apetito. Si quiere que estas últimas crezcan, tiene dos alternativas: o hace más grande el pastel, o le quita a las rebanadas más grandes para redistribuirlas. No está haciendo ni una ni otra, pues esta última alternativa requeriría de un sistema impositivo totalmente distinto al que tenemos. Peor aún, sabemos que el pastel no está creciendo, pero también que cada vez hay más comensales en la mesa, pues nuestra población sigue aumentando. Nos toca a todos menos rebanada. En léxico económico, si la economía no crece, el PIB per cápita de hecho decrece. Plantando árboles, haciendo carreteras a mano, tirando una fortuna en el rescate de Pemex, gastando en elefantes blancos como Dos Bocas y el Tren Maya, y cancelando -por necio- la obra pública más importante de América Latina, garantiza que no se crezca todo el sexenio.

La inseguridad y la falta de pragmatismo en el proyecto económico del gobierno matarán a la inversión privada. Las empresas grandes están manteniendo la pólvora seca ante lo que viene, y conozco muchos pequeños empresarios cerrando negocios afectados por el crimen y aterrados por pagos de piso. La falta de crecimiento hará que la recaudación caiga, dado que este gobierno no se endeudará ni aceptará un déficit, seguirán cortando gasto necesario con machete, provocando aún menos crecimiento. Las Afores están en riesgo.

En el juego de Turista de cuando éramos niños, el Banco de la Ilusión expedía los billetes de juguete. Quizá es ahí donde están el bienestar y las cifras que AMLO presume. Pero, desafortunadamente, México necesita políticas sensatas que generen una mejoría en el México de carne y hueso, mucho más tangible que la que existe en la imaginación de un Presidente que sigue creyendo que basta con querer que algo mejore para que mágicamente ocurra.

 
@jorgesuarez

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